Homicidios, violaciones y hurtos. Esos son delitos de mayor connotación social en los que, sin embargo, algunas comunas de la Región Metropolitana se posicionan como aquellas con las menores tasas a nivel nacional. Esto, de acuerdo a datos del Centro de Estudios y Análisis del Delito (CEAD), perteneciente a la Subsecretaría de Prevención del Delito, analizados por La Tercera. El ejercicio realizado por este medio consistió en revisar los casos policiales reportados en 2023 por Carabineros y PDI correspondientes a siete -de un total de doce- delitos de mayor connotación social (DMCS) más serios: homicidios, hurtos, robo con violencia o intimidación, robo de vehículos, robo en lugar habitado, robo por sorpresa y violaciones. Esto, en las 95 comunas del país de más de 50 mil habitantes, de acuerdo a las proyecciones del INE en base al Censo 2017.
¿Cuáles fueron los resultados?
Uno de los delitos más visibles de los que componen este grupo es el homicidio. En 2023 las policías dieron cuenta que un total de ocho comunas (dos de la RM) tuvieron cero asesinatos por cada cien mil habitantes: Limache, Ñuñoa, Paine, Machalí, Rengo, Penco, Tomé y Puerto Varas. Le siguen Macul (con una tasa de 0,7) y La Reina y Vitacura, ambas con un caso por cada 100 mil personas.
Cabe mencionar que, a fines de abril, se publicó el 2° Informe Nacional de Homicidios Consumados, estudio que entrega una cifra única y oficial de este delito, cruzando las estadísticas de casos policiales -publicados por el Cead y analizados en este ejercicio- con las de otros organismos, como el Ministerio Público, Servicio Medico Legal y Ministerio del Interior. Por ejemplo, en ese informe, Ñuñoa aparece con dos homicidios consumados el año pasado, mientras que en el del CEAD aparece con cero caso.
Sean dos casos o cero, la alcaldesa de Ñuñoa, Emilia Ríos (RD), dice que este delito se ha mantenido “estable” en el tiempo. “Es más bien la tendencia de la comuna, que tiene que ver con su realidad. Es una comuna de mucho barrio, de mucha comunidad, de interacción vecinal y ese es un factor protector que se ha mantenido en el tiempo, a pesar de que la comuna ha experimentado muchos cambios en torno a su composición”. Entre las acciones que ha realizado el municipio, la alcaldesa destaca el trabajo en conjunto con la policía, la comunidad, y patrullajes con comunas con las que limitan, como Providencia.
Pero Ríos afirma que esto no quita que haya fenómenos que ven con preocupación, entre ellos robos por sorpresa, robos con violencia de vehículos y robos en lugar habitado. “Estamos en un nivel bastante alto en estos delitos de mayor connotación social y, por supuesto, tiene un impacto totalmente legítimo y comprensible en la sensación de inseguridad de la comunidad”, dice.
Su par de La Reina, el alcalde José Manuel Palacios (UDI), define que se encuentran en una situación “congelada” y que si bien han registrado un descenso en algunos delitos, no ha sido mucho. “Hemos destinado muchos esfuerzos en materia de seguridad, recursos que nos hacen falta en otras áreas. Estamos en el sector oriente de la RM, pero no tenemos los recursos que tienen la gran mayoría de las comunas colindantes a nosotros. Entonces hemos tenido que desarrollar estrategias distintas. Nuestro mayor plus es el trabajo comunitario, con los comités de seguridad”, destaca. Pese a ello, también asegura que “lo que nos preocupa es que las cifras siguen siendo altas”.
Por otro lado, Punta Arenas (46,2), Coyhaique (61,4), Maule (88,2), San Vicente (92,5) y San Javier (102) se posicionaron entre las comunas con menores tasas de robo con violencia, mientras que en el caso de robo de vehículos, los primeros cinco puestos son ocupados por Punta Arenas (18,6), San Vicente (36,6), Puerto Varas (39,5), Coyhaique (40,4) y Osorno (46,1). ¿Y en el caso de robo a lugares habitados? La capital de Magallanes también ocupa el primer lugar en seguridad (44,8), seguido por Santiago (69,2), Independencia (69,8), Huechuraba (72,6) y Lo Barnechea (82,4).
El caso de Vitacura
Por otro lado, Vitacura es la comuna con la tasa más baja en lesiones leves (117,1 casos por cada cien mil habitantes) y violaciones (3,1). También está dentro de los municipios con menores cifras en homicidios (1), lesiones menos graves, graves o gravísimas (24,6) y robo en lugar habitado (94,5).
Su jefa comunal, Camila Merino (Evópoli), destaca que los indicadores responden a un trabajo que se viene implementando a partir de 2021 y que se basa en el uso de tecnología (como cámaras de televigilancia), la creación del Observatorio de Seguridad, patrullajes preventivos y las denuncias de los vecinos. “Nuestro foco fue bajar el robo con violencia o intimidación. Fuimos la comuna que más bajó este delito en la RM, gracias a estas estrategias. Nos enfocamos particularmente en los portonazos y encerronas, que era el delito violento que más nos perjudicaba. Se hizo toda una estrategia de capturarlos en flagrancia, que es lo clave”, sostiene.
Eso sí, Merino hace hincapié en otra situación que cataloga como preocupante: la participación de menores de edad en hechos delictuales. “En lo que es el robo con violencia o intimidación, el 45% de las personas detenidas han sido menores de edad. Eso es algo que tiene que llamar la atención y la verdad que no se han tomado las medidas para enfrentar esto”.
La situación en Punta Arenas
Una de las lecturas que mostró el análisis de los datos del Cead fue el caso de Punta Arenas. La comuna magallánica obtuvo el primer lugar -como “la más segura”- en cuatro de los DMCS analizados: robo con violencia o intimidación (46,2), robo de vehículo (18,6), robo en lugar habitado (44,8) y robo por sorpresa (9,7 casos por cada cien mil habitantes, al igual que Coyhaique).
Si bien el alcalde Claudio Radonich (RN) destaca que la “tranquilidad” en la región del extremo sur siempre ha sido “distinta” al resto del país, alerta que hay situaciones que han generado alarma. “En los últimos 10 años hemos tenido un aumento importante, cuantitativo y cualitativo, del porcentaje de decomiso de drogas”, cuenta. También advierte que hay “un número importante” de personas con condenas vigentes que escapan a la región.
Y dice: “Más que celebrar estos números, creo que hay una cifra negra y también hay que poner atención a lo que viene, por lo que hemos visto en el norte: una vez que el delito avanza, es muy complicado que esto retroceda”. En ese sentido, el alcalde remarca que “no esperemos que esto avance para que el Estado reaccione como debe ser. Tenemos una población que tiene un grado de temor, que quizás es distinto al que tienen los vecinos de Santiago, pero lo que no queremos es que esto avance”.
¿Qué influye?
El académico de la facultad de Gobierno de la Universidad de Chile y experto en seguridad ciudadana, Hugo Frühling, afirma que son muchos los factores que influyen en la incidencia de los delitos en cada comuna. Tanto por la naturaleza propia del ilícito -la motivación- como elementos socioeconómicos e incluso educacionales. “La composición social de las poblaciones, los niveles de necesidad son factores esenciales para la producción de estos hechos y cómo se producen”, dice.
Ejemplifica, en ese sentido, que los delitos más violentos tienden a concentrarse en zonas con menor nivel de ingresos y en zonas urbanas. Mientras que delitos contra la propiedad -hurtos, por ejemplo- “tienden a concentrarse en lugares de alto tránsito de personas”, donde hay comercio, comunas como Santiago o Providencia. Ahora, advierte Frühling, se debe considerar que las cifras no siempre representan la totalidad de la comuna y que puede haber zonas dentro de estos territorios que concentren los hechos delictuales.
Pilar Lizana, investigadora en seguridad de AthenaLab, coincide en que depende de las características de cada comuna. “Tenemos situaciones como la de Santiago, donde comunas del sector sur, que han estado asociadas en general a la operativa de grupos de narcotráfico, son zonas más violentas, porque es ahí donde se desarrolla la competencia entre bandas. Pero tenemos otras zonas que no son utilizadas para ello y que tienen indicadores más bajos. Incluso, dentro de una misma comuna podemos encontrar zonas mucho más complejas. Cerro 18 en Lo Barnechea, por ejemplo, que ha habido distintos operativos antidrogas, pero eso no se ha extrapolado a toda la comuna”.
Además, agrega que en el caso del crimen organizado, para al narcotráfico el “atractivo” va a estar en zonas fronterizas -para poder contrabandear el producto-, zonas portuarias -para poder exportarlo-, y en grandes polos urbanos.
Acciones
Los expertos también analizaron las medidas locales a la hora de combatir el crimen. Frühling alerta que no hay una evaluación “seria” de las acciones que pueden estar dando resultados positivos. “A mí lo que me preocupa es que uno nota que hay comunas en Santiago donde los niveles delictuales han llevado a un crecimiento bastante significativo de los departamentos de seguridad de los municipios -con un incremento de guardias y otras acciones similares-, y la verdad es que no tenemos ninguna evaluación seria respecto de lo que puede estar resultando o no”, dice.
Y agrega: “Me preocupa que los municipios estén migrando hacia estos vehículos de patrullaje, cuando ellos son los que podrían estar haciendo prevención en colegios, de consumo de drogas, por ejemplo”.
En tanto Lizana destaca que si bien la coordinación de comunas como las del sector oriente -por ejemplo, en la incorporación de cámaras, lectores de patente, entre otros, sí ayuda a inhibir ciertos delitos-, afirma que es una problemática que se debe abordar de forma sistémica. “Si es que no se tiene esa mirada, va a ser difícil mantener en el tiempo todos los esfuerzos locales. Lo que pasa ahora es que todos están mirando a los municipios para ver qué puedan hacer con la seguridad en su barrio, pero la verdad es que lo que pueden hacer está limitado a lo que la ley les permite”, asegura.
Además, dice la investigadora, dentro de este sistema hay desafíos pendientes. Uno de ellos es la cárcel. “Hoy día tenemos un panorama en que, para muchos, la cárcel se transforma en un centro de operaciones del delito”.
En ese escenario, “todos los esfuerzos de las distintas comunas, los gobiernos regionales, la coordinación público-privada, etcétera, pueden ser súper buenos, pero cuando nuestro último eslabón en este sistema -que debiese inhibir el cometer el delito-, no lo está haciendo, es que la falencia allí ya es nacional. Y tampoco podemos pedirle a los municipios que se hagan cargo de algo que se tiene que hacer cargo el Estado con una mirada sistémica”, afirma.
Lizana recalca que “todos, por supuesto, colaboran en el nivel en el que están y colaboran dentro de lo que la ley les permite colaborar, pero si no hay sinergias entre los niveles, va a ser muy difícil que podamos avanzar en materia de seguridad y resolver esta crisis”.
A nivel de gobierno local, coinciden alcaldes, una de las acciones que deben fomentarse es la coordinación entre comunas y la entrega de información entre las distintas instituciones. “Nosotros tenemos un rol preventivo y creo que hay que seguir perseverando. Pero lo que tenemos que mejorar es la comunicación y el trabajo en conjunto con las distintas instituciones que hoy día forman parte del Estado”, sostiene el alcalde Palacios, quien también integra el directorio de la Asociación de Municipalidades (Amuch).
Otra de las medidas que pueden tomarse a nivel local, agrega la investigadora de AthenaLab, es que, entendiendo que las comunas tienen contextos distintos, uno de los objetivos que debiese ser transversal es la recuperación de los espacios públicos.