El 24 de junio pasado se detectó el primer caso de variante delta en una chilena que ingresó al país proveniente de Estados Unidos. Desde ese hito, hasta inicios de octubre, el Ministerio de Salud ha identificado 5.569 contagios de coronavirus coincidentes para este linaje: 421 asociados a viajeros y el resto, 5.148, correspondientes a circulación comunitaria

Según los informes del Instituto de Salud Pública -y tal como habían presagiado los expertos, a partir de lo ocurrido en Europa y Estados Unidos-, delta rápidamente ganó terreno y hoy es predominante, por sobre la variante gamma, antes conocida como la cepa brasileña. Esta última fue la causante de la gran ola registrada entre abril y junio pasado, cuando se alcanzaron los peaks de contagios (9.171 casos diarios) y de hospitalizaciones (4.544 camas UCI habilitadas).

Y si bien el linaje delta, proveniente de la India, ha demostrado una alta contagiosidad, su evolución en Chile ha resultado mucho menos nociva que la variante de Brasil.

Diferencias en la letalidad

Con 6.798 casos detectados hasta ahora, gamma ha alcanzado una letalidad de 4,9% en los contagios confirmados. Mientras que delta, con 5.148 identificadas, el 0,41% de quienes contrajeron el virus fallecieron. Así, los desenlaces fatales de delta han resultado hasta ahora 12 veces menores que los de gamma (ver infografía).

Lo mismo se repite en lo referido a los pacientes más graves y que terminan internados en una UCI. En el caso del linaje de Brasil, el 4,9% de los casos infectados ha sido hospitalizado de extrema gravedad, mientras que para delta la proporción es de 1,9% de los contagios confirmados.

En las hospitalizaciones menos graves -camas básicas o intermedias- la diferencia entre la evolución del cuadro también difiere entre ambas variantes: para gamma el 16,6% de los infectados ha debido internarse, mientras que en delta solo un 4,9%.

¿La razón? El ministro de Salud, Enrique Paris, explica que la amplia vacunación es el principal factor. “Para hacer un análisis correcto hay que observar el efecto que ha tenido la primera y segunda dosis de la vacuna, y además el refuerzo. Sin embargo, este cambio es multifactorial: si bien está asociado a la vacunación, también está asociado a que como país hemos mantenido las medidas de autocuidado como el uso de la mascarilla, el distanciamiento físico, la ventilación y el lavado de manos. La campaña de vacunación, que ya alcanza a un 91,92% con primera dosis, revela un esfuerzo gigantesco, y estamos observando este cambio (en la letalidad)”, puntualiza.

El efecto de la vacuna

Para el decano de la Facultad de Medicina de la U. San Sebastián e infectólogo de Clínica U. de los Andes, Carlos Pérez, el amplio efecto de la inoculación contra el Covid-19 es claro. De hecho, explica que no necesariamente la variante delta es menos mortal que gamma, sin embargo, la vacuna logra neutralizar los efectos graves de la enfermedad.

“En una persona no vacunada delta puede comportarse similar a la variante P.1, pero en la actualidad, la mayoría de la población está inmunizada. Con ello, la finalidad de la vacuna comienza a notarse. En el promedio, la letalidad de Chile con respecto al Covid-19 general ha rondado en torno al 2% y 2,5%”, explica.

Pérez detalla que los casos de variante delta que ha monitoreado han tenido “un manejo ambulatorio, con pocos casos hospitalizados. Incluso, algunos han sido atendidos por telemedicina, y en su mayoría se trata de personas vacunadas”.

Sin embargo, para el académico en salud pública de la U. de Santiago (Usach), Claudio Castillo, también existe una relación entre las diferencias en el sentido de alerta que levantaron las autoridades para estas dos variantes

De hecho, gamma fue detectada por primera vez el 23 de enero de este año, en tres personas que provenían de Brasil. Pero las medidas impuestas para los viajeros en ese entonces no eran tan estrictas, dice Castillo, quien agrega que, comunicacionalmente, las advertencias fueron menores a la cautela que se tomó frente a delta.

“La forma en que Chile enfrentó la llegada de la variante delta fue distinta a como se enfrentó la de gamma. Tanto en la comunicación de riesgo y en las propias medidas que las personas asumen como protectoras debido a esta mayor contagiosidad que se anuncia respecto de delta. Cuando se detecta la variante brasileña y al no haber una alerta comunicacional de la letalidad de la misma, la adherencia a las medidas fue menor”, señala Castillo.

En ese sentido, el académico explica que ante una mejor comunicación sobre la variante india de parte de las autoridades, que insistieron en su mayor contagiosidad, existió “una mayor adherencia a la vacunación en momentos en que la variante ingresaba. En el caso de la variante gamma, no hubo una transmisión correcta del riesgo que estábamos enfrentando en ese momento”.