Mediodía del miércoles. La Plaza Vergara, en el centro de Viña del Mar, cercada con mallas, luce llena de escombros. La remodelación, estimada en $ 917 millones, debería terminar en junio. Al frente, el esplendoroso Teatro Municipal sigue cerrado, a 12 años del terremoto que lo dejó inhabilitado. El municipio, liderado por Macarena Ripamonti (RD), no respondió cuándo reabrirá al público.
Hacia el poniente, los comerciantes de la tradicional calle Valparaíso lidian con los informales. La municipalidad realiza operativos de despeje junto a Carabineros un par de veces por semana, pero son insuficientes.
“Después, el comercio ilegal se vuelve a tomar las calles. No perdura en el tiempo”, dice el concejal Carlos Williams (RN).
El centro de la otrora “ciudad bella” ha perdido su prestancia. “Se añora el Viña tradicional, de hace 10 años, cuando éramos la Ciudad Jardín. Cuando te podías pasear por el centro, en la madrugada, sin temor a que te asaltaran. Cuando podías caminar por calle Valparaíso sin el comercio ilegal”, recuerda el edil.
También hay más personas en situación de calle. Carolina González, jefa de operación social del Hogar de Cristo en la Región de Valparaíso, comenta que ha habido un “aumento explosivo”: cuenta al menos 1.600, de las cuales 280 se encuentran en Viña. “Son invisibles al resto de la sociedad, porque están bajo los puentes, detrás de teatros, cerca del casino. Hay que salir a buscarlas para ofrecer ayuda y alternativas”.
Los ambulantes, en tanto, aparcan sus vehículos en el perímetro del centro que permanece sin parquímetros. “Al no haber cobro, ocupan la calle como bodega”, dice Francisco Núñez, vocero de la Asociación de Comercio y Turismo de Viña del Mar, que agrupa a 400 locatarios.
Para el dirigente, “en cuanto a aseo y ornato, la administración anterior era más ordenada. En el estero había recipientes grandes de basura y una comunicación más expedita. Ha habido cambios y vuelve todo a cero; hemos retrocedido. Y ya no está pasando el carrito que limpiaba las veredas. Desconozco si terminó el contrato o se echó a perder”.
Sumado a ello, comenta, disminuyó la frecuencia con que pasa el camión recolector, de tres a dos veces por día. Las calles y veredas están sucias. Algunas baldosas, sueltas.
Desde enero, las ventas han ido a la baja, comenta Núñez, pero “si ordenamos la ciudad va a bajar la gente al centro. No baja porque está feo, rayado, están las vitrinas tapadas, hay mucha basura”.
El concejal René Lues (DC) comenta que el centro “nunca antes había estado en tan malas condiciones como hoy, pues si bien el estallido social afectó el mobiliario urbano y la estética de la ciudad, hoy todo se agravó con la basura desbordada, el abandono de la limpieza y el comercio ambulante ilegal que campea por la ciudad. Estamos en un estado realmente deplorable”.
En esa línea, el dirigente de los locatarios señala que “propusimos el mes pasado abrir las vitrinas y sacar las latas, que pusieron para protegerse de las manifestaciones. Pero ha habido robos”, lo que frenó la iniciativa.
Los números dicen lo mismo: los delitos han aumentado en la zona. De acuerdo a la Fiscalía Local de Viña del Mar, durante el primer trimestre de 2022 los delitos de mayor connotación social aumentaron un 39%, en comparación a igual periodo del año anterior, lo que se traduce en un incremento de 919 causas.
Según la fiscal jefe de la ciudad, Vivian Quiñones, el aumento se explica por el término de las cuarentenas, “unido, además, al aumento de las personas que habitan esta ciudad”.
¿Y qué pasa con el municipio?
La alcaldesa Ripamonti no se refirió al tema. Su departamento de Comunicaciones, en tanto, aseveró que evalúan positivamente los operativos de control de comercio ilegal, pues “se ha notado una disminución”. Estos, agregaron, se enmarcan en un Plan de Recuperación de Espacios Públicos, “donde la calle Valparaíso es una arteria fundamental en términos de reactivación económica”, pero no respondieron si cuentan o no con un plan de aseo y ornato para el centro de la ciudad.
En relación al alza de robos, la alcaldía informó hace un mes que trabaja en un Plan Comunal de Seguridad Pública, el primero que tendrá la comuna, pendiente desde 2016, y que aún no terminan.
“No tenemos dinero para una mantención profunda de la ciudad. Dos tercios del presupuesto anual se van en licitaciones y personal”, señala el concejal Alejandro Aguilera (CS), y reconoce que el centro está “en un estado de abandono, porque el modelo de gobierno local llegó a su límite, los problemas no pueden resolverse con el modelo de licitaciones”.
La alternativa, ahora, es postular a fondos del gobierno regional.
El 21 de abril el Consejo Regional de Valparaíso aprobó una cartera de proyectos por $27 mil millones, que permitirá a municipios, como Viña del Mar, pavimentar y mejorar sus espacios públicos.
Por su parte, el concejal Williams dice que el municipio avanza en recuperar las veredas: “Hay un plan que se está retomando y ya se está notando en algunos sectores”.
Respecto de los grafitis, que se multiplican por todo el centro, “no existe un incentivo municipal para pintura de rayados”, señala Lues. El municipio, en tanto, no respondió si tiene un plan asociado.