“El único que sabe quién se queda y quién se va soy yo y el Presidente, así que sigan trabajando como lo han hecho y quédense tranquilos”.
Con esta frase, el director general de Carabineros, Ricardo Yáñez, les transmitía la semana pasada a los 40 generales de la institución cómo decantaría el futuro de los altos oficiales. A esas alturas ya se había notificado a 39 coroneles que pasarían a retiro y el ruido interno era cada vez más intenso respecto a la conformación de un nuevo Alto Mando.
La expectación al interior de Carabineros tenía que ver con un dato no menor, pues de esta cúpula policial saldrá el próximo director general de la institución. En noviembre del próximo año Ricardo Yáñez termina formalmente su mandato, el que comenzó en 2020, tras la renuncia de Mario Rozas en medio de una dura crisis institucional tras acusaciones de violaciones a los derechos humanos en el estallido social. A tres años de aquello y con un nuevo aire en la policía uniformada -que ha recobrado su imagen en las encuestas-, la autoridad concretó este jueves 21 la nómina de las seis máximas antigüedades en el generalato que aspirarán a sucederlo.
Aunque cada año es la primera semana de octubre que se nombra al Alto Mando, esta vez la decisión se adelantó. Las conversaciones entre el general Yáñez y el Presidente Gabriel Boric habían avanzado en buen pie, y no hubo mayores inconvenientes para aceptar la propuesta.
La particularidad de este nuevo cuerpo de altos oficiales es conocida por el Presidente Boric. El general Yáñez le transmitió que de este nuevo organigrama saldrá quien lo reemplace, si es que todo sigue su curso normal y no hay ningún “terremoto” institucional que obligue el descabezamiento de los rangos más altos.
A estas alturas eso es impensado en la institución, aunque advierten que en la historia reciente las hecatombes han sido reiteradas en la policía uniformada. Aún está en la retina el fraude en Carabineros, la Operación Huracán, el caso Catrillanca y el estallido social, que aceleraron la salida de más de 58 generales en cinco años. De esa extensa crisis, aparentemente, ya se salió.
Misma prevención se hace sobre si el general Yáñez terminará o no su mandato. Al interior de la institución creen que sí, pero vuelven a repetir: “nunca se sabe”, más cuando los tres generales que lo antecedieron no terminaron sus cuatro años.
Bruno Villalobos (2015-2018) renunció apenas asumió el Presidente Sebastián Piñera, en marzo de 2018, a seis meses de entregar el mando. El alto oficial enfrentó el escándalo del fraude de más de $28 mil millones en Carabineros y también la Operación Huracán, donde se acusó a miembros de la inteligencia de la policía de montar pruebas contra comuneros mapuches.
Luego vino Hermes Soto (marzo 2018 a diciembre 2018), quien duró solo nueve meses. Se negó a renunciar y tuvo que ser destituido por el Senado, a petición del Presidente Sebastián Piñera, luego del crimen de Camilo Catrillanca y que se descubrieran mentiras del personal que participó en el operativo.
El mando, luego, lo asumió el general Rozas, quien parecía sortear los embates de la contingencia, hasta el estallido social. Su salida de la institución se terminaría sellando en noviembre del 2020, luego de que dos carabineros dispararan en un centro del Sename, siendo “la gota que rebasó el vaso” de su continuidad.
A partir de noviembre del 2020 asumió el general Yáñez, quien quiere terminar su mandato de manera limpia. Sin embargo, su calidad de imputado por la fiscal Ximena Chong por su rol como jefe de Orden y Seguridad en el estallido social podría mermar estas pretensiones.
En el gobierno y en el fuero interno del general Yáñez dicen estar tranquilos ante esta situación. Confían en la defensa del alto oficial y esperan que esto no manche lo avanzando hasta el momento. La evaluación de la última Cadem dejó a Carabineros con un 83% de aprobación de la población.
La “pole positión”
Pase lo que pase, el próximo general director saldrá de esta camada de altos oficiales que es liderada por Yáñez. Tras la salida de 12 antigüedades, quedaron en la “pole position” Marcelo Araya, subdirector; Enrique Monrás, jefe de Orden y Seguridad; Ramón Alvarado, jefe de Apoyo a las Operaciones; Jean Camus, jefe metropolitano; Pablo Silva, en la Dirección de Personal, y Rodrigo Espinoza, en Contraloría Interna.
De los últimos seis, en Carabineros dicen que la carrera por liderar la institución se centrará en tres: Araya, Monrás y Silva. El primero aparece como un sucesor natural. Advierten que tiene experiencia en investigación e inteligencia, pero también en términos administrativos e internos.
El segundo que tiene altas probabilidades es Monrás, pues como jefe de Orden y Seguridad mantiene relación directa con La Moneda, especialmente con el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, y la ministra Carolina Tohá. Conoce en detalle los despliegues en la Macrozona Sur y es apreciado por el personal de más bajo rango. Estuvo antes en la Zona Metropolitana Oeste, donde enfrentó el estallido social y salió absuelto de un sumario de Contraloría por el rol del mando en los eventos violentos en las protestas, sin cargos en su contra.
Silva, en tanto, dicen se ganó la confianza del general Yáñez siendo secretario general. Quienes lo conocen lo califican de apegado a las estadísticas y el análisis delictual, aunque entre 2019 y 2020 tuvo un rol más operativo como jefe de Control y Orden Público (COP) en la Zona Oeste, jurisdicción encargada de Plaza Baquedano en el estallido social.
La carrera para dirigir Carabineros ya empezó, durará un año y en la institución advierten: no se permitirán pasos en falso.