Durante décadas, la tensión entre Israel y Hamas -que controla la Franja de Gaza desde 2007- ha sido permanente, pero el ataque del grupo radical el 7 de octubre tomó a Medio Oriente y Occidente por sorpresa. Cerca de 1.200 muertos y 240 secuestrados fue el saldo del operativo de los milicianos islámicos. Según la ONU -en base a cifras del ministerio de Salud en Gaza-, la represalia israelí ya deja más de 17.000 palestinos fallecidos (70% niños y mujeres), 100.000 edificios destruidos y 1,9 millones de desplazados en el enclave costero que era el hogar de cerca de 2,3 millones de personas.
Al 5 de diciembre Naciones Unidas estimaba que casi el 85% de la población en Gaza había sido desplazada internamente. Casi 1,2 millones de estos desplazados internos estaban registrados en 156 instalaciones de la agencia de la ONU en toda Gaza.
Israel y Hamas acordaron una tregua que se extendió desde el 24 al 30 de noviembre y que permitió la liberación de 113 rehenes, mientras que Israel liberó a 240 prisioneros palestinos. Las acciones militares sobre la Franja se reanudaron el 1 de diciembre pasado y desde entonces Israel se ha adentrado rápidamente en la mitad sur del enclave.
Así, el Ejército israelí anunció que desde el martes por la noche sus fuerzas están operando en el corazón de la ciudad de Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza.
El jefe del Comando Sur, mayor general Yaron Finkelman, dijo que el Ejército también está operando en el campo de refugiados de Jabalya y en el barrio de Shejaiya en la Ciudad de Gaza, en el norte de la Franja de Gaza.
Gaza en 2023
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) dicen que los combates en el sur de la Franja de Gaza se llevan a cabo de manera diferente a las operaciones terrestres en el norte, porque el sur tiene muchas granjas y huertos y, a diferencia del norte de la Franja, no hay tantos edificios de altura.
Según el diario israelí Haaretz, esta evacuación “implica la intención de hacinar a unos 2 millones de personas en 110 kilómetros cuadrados (18.181 personas por kilómetro cuadrado)”. Las redes de agua y electricidad, las carreteras y el sistema de atención sanitaria (que incluso en tiempos de tranquilidad no cubrían las necesidades de alrededor de un millón de personas y ahora apenas funcionan) colapsarán bajo la presión de unas dos millones de personas.
Funcionarios estadounidenses esperan, dijo CNN, que la fase actual de operación terrestre de Israel en Gaza dirigida al extremo sur dure varias semanas, posiblemente hasta enero, momento en el que Israel pasaría a una estrategia hiperlocalizada y de menor intensidad que apunta estrechamente a militantes y líderes específicos de Hamas, dijeron a la cadena norteamericana varios altos funcionarios de la administración Biden.
De acuerdo con cifras de la ONU, sólo 14 de los 36 hospitales de la Franja de Gaza están en funcionamiento y pueden admitir nuevos pacientes, e incluso en estas instalaciones los servicios son limitados. Sólo dos de estos hospitales están en el norte. Los dos principales hospitales del sur de Gaza están funcionando tres veces más que su capacidad de camas y enfrentan una escasez crítica de suministros básicos y combustible. Según el Ministerio de Salud de Gaza, las tasas de ocupación alcanzan el 206% en los departamentos de hospitalización y el 250% en las unidades de cuidados intensivos. Además, estos hospitales brindan refugio a miles de desplazados internos.
Durante la tregua, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU llevó a cabo una evaluación rápida de la seguridad alimentaria en toda la Franja en la que participaron una muestra de 399 hogares. Se encontró hambre severa en el 36% de los hogares encuestados y hambre moderada en otro 52%. En el 91% de los hogares, los encuestados informaron que se iban a la cama con hambre y el 63% afirmó haber soportado días enteros sin comer. La situación es mucho peor en el norte. La grave escasez de gas para cocinar ha llevado a una gran dependencia de fuentes menos limpias, como la leña, los residuos de madera y la quema de desechos, lo que aumenta el riesgo de enfermedades respiratorias.
La ONU informó que persisten graves preocupaciones sobre las enfermedades transmitidas por el agua debido al consumo de agua procedente de fuentes inseguras, particularmente en el norte, donde se cerró la planta desalinizadora de agua y el oleoducto desde Israel. Durante semanas, los residentes del norte casi no han mejorado su acceso al agua potable y para uso doméstico.