El 26 de julio del año pasado, el diseñador alemán Nicolás Neubert subió a redes sociales el trailer de Génesis. Un corto de ciencia ficción distópica, de estética estilizada y factura de altísima calidad. Son 48 segundos creados íntegramente con Inteligencia Artificial Generativa (IAG), sin guionistas, cámaras ni actores. Génesis causó sensación en Twitter. En poco más de una semana tenía un millón y medio de visionados.
-La respuesta ha sido abrumadoramente positiva -dijo Neubert, desarrollador de 29 años que trabaja para Volkswagen.
Según contó, se demoró siete horas trabajando en su computador. Utilizó dos sistemas de IAG, Midjourney para el diseño de imágenes y Gen-2 de Runway para el video.
-Es una gran demostración tecnológica para ver hacia dónde nos dirigimos. Y creo que definitivamente abrió algunas discusiones sobre dónde ya se puede utilizar la IA, desde un punto de vista profesional -dijo.
Gen-2 es un revolucionario sistema de inteligencia artificial para la creación de videos a partir de instrucciones de texto. Fue lanzado a mediados de 2023 por la empresa de tecnología Runway, una start-up con oficinas en Tribeca, en Nueva York. Dirigida por el chileno Cristóbal Valenzuela, los servicios de Runway abarcan la generación de videos, audio, edición y entrenamiento de modelos personalizados.
-Lo esencial es que, como creativo, tú siempre estás en control de lo que generas y cómo lo editas. Runway es una herramienta para ampliar y amplificar las capacidades creativas, utilizando la inteligencia artificial como copiloto -dice Cristóbal Valenzuela.
Los recursos de Runway fueron utilizados por la película ganadora del Oscar 2023, Todo a la vez en todas partes, y fue destacada por la revista Time entre las 100 empresas más influyentes del mundo.
Valorada hoy en US$ 1.500 millones, Runway nació en un programa de arte y tecnología de la Universidad de Nueva York, donde en 2016 coincidieron el ingeniero comercial Cristóbal Valenzuela, el diseñador Alejandro Matamala, también chileno, y el griego Anastasis Germanidis.
En su nivel más elemental, un usuario puede obtener un video a partir de una simple instrucción de texto, como un chat: “un oso panda comiendo bambú en medio de la naturaleza”, o “la luz del atardecer sobre la ciudad transitando del ámbar al rojo”. En 90 segundos, Runway proporciona un video con movimiento de cuatro segundos, sobre el cual se puede seguir trabajando.
La IAG de Runway permite procesos mucho más sofisticados y complejos, con una amplia paleta de recursos. Así como el corto Génesis, otro usuario puso en redes sociales Custommers, un filme de 30 segundos sobre robots viajando en el metro, con una estética cuidada y notable calidad de imagen.
“Es hora de hacer lo imposible”, es el lema de Runway. Ciertamente, las herramientas de IAG están transformando lo que se puede hacer en cine. En lugar de limitar la creatividad, como temen algunos, pueden expandirla, dice Cristóbal Valenzuela.
-Es crucial recordar que estamos creando herramientas. Y como toda herramienta, su propósito es potenciar las capacidades humanas. Un pincel nos permite pintar sobre un lienzo; la cámara, capturar momentos; un computador, expandir tus capacidades de comunicación. En la misma línea, la IA es una herramienta que puede expandir nuestra imaginación, permitiéndonos explorar ideas que antes eran imposibles o muy costosas de realizar. No reemplaza la creatividad humana, sino que la complementa, ofreciendo nuevas vías para la expresión artística -agrega.
El temor de que la IAG comience a desplazar a escritores y actores fue uno de los motivos de la huelga en Hollywood, a mediados de año. Junto con mejoras salariales, actores y escritores lograron limitar el uso de la IAG en la creación de guiones así como en el uso de imágenes de los intérpretes. Durante meses el debate en torno al impacto de la IAG en el cine se instaló en la industria.
“Mientras que algunos ven una estimulante libertad creativa al crear imágenes en movimiento escribiendo frases en Runway, otros ven una mayor explotación por parte de los estudios, la aniquilación de carreras, una debacle ética y, bueno, la caída del cine, si no de la civilización, tal como la conocemos”, escribió Holly Willis, profesora de la escuela de cine de la Universidad del Sur de California.
Cristóbal Valenzuela comprende la preocupación del medio, pero subraya que la creatividad humana es insustituible.
-Entiendo los temores sobre la IA desplazando a humanos en el arte -dice-. Sin embargo, en Runway, vemos la IA como un colaborador, no como un sustituto. La creatividad humana es única y siempre será esencial, en especial en la narrativa y la emotividad que solo los seres humanos pueden aportar. La IA es una herramienta que ayuda a materializar visiones creativas, no a reemplazarlas.
El CEO de Runway recuerda que los avances tecnológicos provocan cambios. Y con la aparición de la IA entramos en un proceso de transición, dice:
-La IA traerá muchos cambios respecto a los tipos de trabajos y profesiones creativas. La nueva generación de artistas y creativos tendrá profesiones y especialidades que aún no existen, pero están a punto de ser inventadas.
El entusiasmo y el temor conviven. Los modelos de lenguaje como el ChatGPT o los generadores de imágenes como Midjourney llevan la discusión a otros ámbitos. Y allí donde unos ven un big bang creativo, otro advierten la explosión de una catástrofe: desde la devaluación del arte, la violación de derechos de autor o la desaparición del artista.
Esto lo cambia todo
Lo primero que sintió fue una amenaza. Licenciado en arte de la Universidad de Chile, Nod se dedica al video arte y a la realización de videoclips. Con ese fin abrió hace cinco años la productora Trébol. En noviembre de 2022, por sugerencia de un amigo, comenzó a explorar la generación de imágenes con IAG. Y lo que descubrió lo abrumó.
-Vi lo que se estaba haciendo y era como un continente nuevo. Videos y secuencias de imágenes a partir de ocho fotos. Me sentí consternado. Mis cinco años de trabajo estaban amenazados y aún no terminaba de pagar una cámara nueva. Decidí que tenía que subirme y aprender cómo se hacía -cuenta.
Nod vio tutoriales de YouTube, estudió, practicó, invirtió en un computador más sofisticado. Al poco tiempo creó su primera animación de dos segundos. Al mes ya había logrado hacer el primer video.
En febrero de 2023 Nod se convirtió en el primer artista chileno en estrenar un videoclip realizado íntegramente con IAG. Fue un trabajo para la banda de metal Masacrítika, y el resultado causó impresión en redes sociales. Tanto que recibió el llamado de un profesor de Harvard que investiga el impacto de la IA en América Latina.
-La IAG lo cambió todo. Puedes hacer experimentaciones alucinantes, es una herramienta increíble; es un mundo de posibilidades, desafíos y aprendizaje -dice.
Para conocer aún más las aplicaciones de esta tecnología, Nod realizó un diplomado online dictado por el MIT. Durante el año pasado trabajó casi exclusivamente con IAG. Entre sus obras con esta tecnología destaca también Bahamut, un video de 13 minutos basado en la novela homónima de Francisco Ortega y con música de la banda Asiles.
Desde luego, Francisco Ortega estaba familiarizado con la IAG. Precisamente en Bahamut trabajó con el ChatGPT para dar voz a una IA del futuro.
-Usé ChatGPT para crear ese castellano futuro y mezclarlo con el actual de modo que las líneas de diálogo quedaran coherentes -cuenta. También para los diálogos de la tribu urbana de los neomapuches del año 2038, que en la misma novela hablan una mezcla de mapuzungun, ruso, chino e inglés. La ocupé para unas 15 páginas del total de 600 del manuscrito, lo que es bastante poco y más como un corrector que como una herramienta creadora.
Habitualmente, el autor de Logia y Mocha Dick utiliza el ChatGPT como asistente para su trabajo en guiones o para la elaboración de storylines. Si antes demoraba una mañana en sintetizar de manera convincente un proyecto, ahora lo consigue en minutos.
-En un par de proyectos que desarrollo para México, por ejemplo, ha sido clave a la hora de los diálogos. Los escribo en “chileno” y luego le pido al ChatGPT que los mexicanice con jerga popular de ese país; ahí es clave enseñarle qué tipo de personaje es: “40 años, hombre, policía, de origen popular, habla con jerga oaxaqueña”, y esa pega la hace bastante bien. Ahí hay una gran ventaja -dice y subraya: Pero, ojo, aun no es una buena creadora, pero sí una interesante herramienta de corrección.
Reviviendo leyendas
En 2018 la casa de subastas Christie’s organizó la primera venta de una obra de arte generada por IA: Retrato de Edward Belamy, una pintura que imitaba el estilo de Rembrandt, firmada por un algoritmo, se vendió en 450 mil dólares.
Desde entonces el arte digital y los NFT han tenido un desarrollo explosivo. Pero la IAG aún causa controversia. En 2022 el artista Jason Allen ganó la Feria de Arte Estatal de Colorado, en categoría arte digital, con la obra Théâtre D’opéra Spatial. Cuando reveló que la había creado usando Midjourney, fue acusado de trampa.
“Estamos viendo cómo se desarrolla la muerte del arte ante nuestros ojos”, escribió un usuario de Twitter.
En rigor, Allen no transgredió las normas y no renunció al premio. Pero cuando quiso inscribir su obra, no se lo permitieron porque no era “humana”.
El escándalo se repitió de cierto modo en 2023 en los Países Bajos. El museo Mauritshuis de La Haya cedió en préstamo al Rijksmuseum de Amsterdam una de sus obras más valiosas, La joven de la perla, de Vermeer. En su reemplazo convocó a un concurso para una exposición sobre versiones de la pintura (@mygirlwithapearl). Recibió 3.500 imágenes, y seleccionó 170, entre ellas una joven con dos perlas (la de Vermeer solo tiene una) y pecas en el rostro, hecha en Midjourney por el artista Julian van Dieken. Y causó controversia.
“Es un insulto al legado de Vermeer y a cualquier artista en activo. Viniendo de un museo, es una verdadera bofetada”, reaccionó la artista holandesa Iris Compiet.
El autor dijo que creó la imagen como un homenaje “porque amo el trabajo de Vermeer. No quiero reemplazar a Vermeer, y no creo que pueda o deba hacerse con ninguna tecnología”.
-Esta discusión ya se dio cuando apareció la fotografía, el video, el photoshop. No mataron el arte, no murió la creatividad. Al contrario, estas tecnologías van a incentivar la creatividad -piensa el artista Nod.
De las artes visuales a la música: gracias a la IAG, desde el año pasado contamos con una nueva canción de The Beatles. Lanzado el 2 de noviembre, Now and Then fue realizado a partir de una grabación original de John Lennon de 1977. El sencillo reúne la voz aislada del cantante junto a grabaciones actuales de Paul McCartney y Ringo Starr y registros de George Harrison de 1995. La producción fue un éxito, y el director Peter Jackson, quien proporcionó la tecnología, sugirió que podría haber más canciones de la banda.
Del mismo modo, el realizador Cole Bennett revivió al fallecido Juice Wrld en el videoclip de Doomsday, un tema colaborativo con Cordale. A su vez, Volkswagen reunió en un anuncio a la cantante Elis Regina con su hija, cantando a dúo.
El lado sombrío es el uso de la IAG para engañar o estafar: en abril pasado Heart on My Sleeve tuvo millones de reproducciones en redes sociales, una canción creada en IAG por falsos Drake y The Weeknd.
-La IAG es un arma de doble filo. Puede ser usada con fines creativos positivos, o para plagiar o engañar. Pero el plagio existe con o sin IA -dice Nod.
Apocalípticos e integrados
A mediados de los 60 Umberto Eco publicó Apocalípticos e integrados, un ensayo que describía las actitudes ante la “cultura de masas”, como se le llamaba entonces. El auge de la IAG ha actualizado esa discusión, y entre los apocalípticos está, por ejemplo, el cantante Nick Cave.
Un admirador del músico australiano le pidió a ChatGPT una letra en el estilo Nick Cave, y le mostró los resultados.
“Entiendo que ChatGPT está en su infancia, pero tal vez ese sea el horror emergente de la IA: que siempre estará en su infancia, ya que siempre tendrá que avanzar más, y la dirección siempre es hacia adelante, siempre más rápida”, dijo el artista. “Nunca puede revertirse o ralentizarse, ya que nos mueve hacia un futuro utópico, tal vez, o hacia nuestra destrucción total. ¿Quién puede decir cuál? Sin embargo, a juzgar por esta canción ‘al estilo de Nick Cave’, no se ve bien. El apocalipsis está en camino. Esta canción apesta”, dijo.
Integrado, pero con las antenas alerta, el escritor y guionista Julio Rojas usa habitualmente el chatbot. El creador del podcast Caso 63 lo utilizó por primera vez hace dos años, cuando aún no era público, para escribir el diálogo ficticio entre un científico y una IA. Básicamente le pidió a la IA que actuara como una IA ficticia.
-Pero el resultado fue muy humano. Tuve que intervenir el diálogo, exagerarlo para que pareciera más robótico -dice.
El autor de ciencia ficción cuenta que utiliza el ChatGPT sobre todo como asistente, por las inferencias que puede ofrecer.
-El gran problema es que alucina, nunca dice no sé, sino que inventa. Esa alucinación a mí me fascina. Realmente es lo más cercano a que enloquezca un poco, es una especie de creatividad de la máquina -dice.
Creativamente, hoy el ChatGPT puede producir narrativa, poemas, guiones, pero de un nivel discreto. No está capacitado para elaborar literatura de autor.
-Hay que tener en cuenta que es una guagua de un año que está aprendiendo ¿qué pasará en 15 años más? -se pregunta Rojas-. Si ya hace protohistoria o creatividad de un usuario no profesional, esto va a ser una locura. La gran clave es que así como los alimentos tienen un sello, necesitaremos saber si lo que leemos fue hecho por un ser humano con asistencia o es de una máquina.
Julio Rojas advierte aquí un problema de fondo, que involucra a la ética: si cualquiera puede producir una obra literaria con el chatbot, ¿de quién es la autoría?
-Una cosa es que un poeta o un narrador juegue con la IA y obtenga recursos para su trabajo. Otra cosa es que tu vecino que nunca ha escrito llegue con una novela y la publique en Amazon. ¿Quién le da la información para la creatividad a la IA? ¿Se la da ella misma? ¿Te apropias de un producto hecho por un modelo matemático?
Francisco Ortega resalta que las herramientas de IAG no van a crear series o películas, pero quien no se suba se va a quedar atrás. “En ese punto no hay retorno”, dice, y agrega:
-En literatura, creo que en el mediano plazo los más complicados vamos a ser los que publicamos ficción comercial. La tentación editorial por publicar rápido estas sagas genéricas va a hacer que la IA entre como una avalancha. El gran tema es lo que va a empezar a partir del 2026 más o menos. Las IA almacenan datos, aprenden y van a aprender lo que es la voz narrativa y van a desarrollar una voz propia, y ahí el golpe va a pasar a la ficción literaria.
Integrado con temores apocalípticos, Ortega cree que “vamos a terminar creando protocolos de uso y convenios internacionales, parecido a las leyes de Asimov que van a garantizar al menos en teoría que ciertas áreas queden reservadas a la inteligencia no artificial, pero la carrera ya comenzó, y es mejor estar preparados”.
Julio Rojas afirma que el momento crítico llegará cuando se desarrolle la IA General, es decir, una inteligencia superior a la humana. Y eso está previsto para 2030, pero puede ser antes.
-Una IA con autonomía de decisiones puede colaborar para mejorar nuestras condiciones de vida, o puede decidir que invertir en los seres humanos, tan destructivos, no tiene sentido. La moneda está girando, depende de qué lado caiga. Ojalá caiga del lado de la humanidad.