En 2019 -antes de la pandemia- se inscribieron en el Registro Civil 109.846 defunciones. Luego en 2020, esta cifra ascendió a 126.342, es decir, en un año las muertes aumentaron un 15%. Ahora, si se compara con 2021, el crecimiento es mayor, pues el año pasado se informaron 137.855 fallecimientos, un 29% más que el período previo a la crisis sanitaria.
El informe Health at a Glance realizado por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde), ya advertía de un exceso de muertes en Chile. De acuerdo a los datos del organismo, Chile ocupa uno de los peores lugares del ranking en términos de exceso de mortalidad; esto es, las muertes adicionales que se produjeron en el país desde la llegada del Covid-19, en relación al promedio registrado en los últimos cinco años y los decesos que se proyectaban, en circunstancias normales, para el período.
Así, considerando los datos hasta junio de 2021, el informe cifró en 40.862 el exceso de muertes en el país, con 33.249 de ellas atribuibles directamente al coronavirus. Lo anterior implica que los fallecimientos se incrementaron un 25%, ubicando a Chile como el tercer país con mayor exceso de mortalidad asociada a la pandemia en Ocde, por debajo de México (54,7%) y Colombia (37,8%).
En ese escenario, Manuel José Irarrázaval, presidente del Instituto de Políticas Públicas en Salud de la Universidad San Sebastián, plantea que “hay un aumento muy importante del número de muertes en el país, y muchas de esas muertes se deben al Covid-19. Ahora, hay un porcentaje de personas que ha muerto por el virus, pero su certificado de defunción no va a decir eso, porque fallecieron por otras causas, que probablemente fueron gatilladas por el contagio”.
Según las cifras del Ministerio de Salud, para finales de 2020, 16.608 habían perdido la vida a causa del coronavirus. El 31 de diciembre del año pasado, las muertes registradas ascendieron a 39.115 y hasta este viernes 57.932 fallecieron por Covid-19 a lo largo de la pandemia.
Héctor Sánchez, director del Instituto de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello, plantea que otra explicación para el exceso de mortalidad está en la postergación de las atenciones médicas: “Dado al perfil epidemiológico que tenemos en Chile, donde principalmente hay pacientes crónicos, ha habido un incremento en los fallecimientos de personas que no mantuvieron sus tratamientos de forma regular. También hay casos que no pudieron ser diagnosticados, por lo tanto, se agravaron”.
Debido a los confinamientos y la priorización de los pacientes con coronavirus, gran parte de las consultas y tratamientos quedaron suspendidos, dejando en algunos casos solo la opción de la telemedicina, lo que tuvo un impacto directo en las listas de espera GES. De hecho, de acuerdo al informe que envió el Minsal al Congreso, la cantidad de tratamientos postergados al 31 de diciembre de 2019 era de 7.944. Al 31 de marzo de 2022, las garantías GES retrasadas marcaron 62.848, es decir, en poco más de dos años se produjo un incremento del 691% (54.904).
Por esta razón, Sánchez advierte que el exceso de mortalidad puede crecer aún más: “Lo más probable es que en el año 2022 las muertes en exceso sigan aumentando y que en 2023 también, porque esto no se va resolver rápido, sino que va ser paulatino. El daño ya está hecho, las personas cuyo cáncer debió haber sido diagnosticado en 2020, pero fue diagnosticado en 2022, ya perdió dos años de tratamiento”.
Disminución en la natalidad
A diferencia de las muertes que van en ascenso, los nacimientos en el país van a la baja. En 2019 en el Registro Civil se inscribieron 211.302 nacimientos, mientras que en 2020 se registraron 194.956 y en 2021 se anotaron 178.024 lo que significa una disminución del 7% y 15% para la comparación de uno y dos años, respectivamente.
Sin embargo, los expertos afirman que esta tendencia a la baja no es nueva, sino que viene hace décadas. En ese contexto, Marcela Puentes, directora de la Escuela Obstetricia y Neonatología de la Universidad Diego Portales, sostiene que “desde los años 60, cuando surge por primera vez la política pública de la regulación de la fertilidad, que hay una baja sostenida. Durante esa década había alrededor de 4,7 hijos por cada mujer en Chile, ahora estamos llegando a 1,6″.
Además, la académica explica que esta tendencia tiene diversas razones: “Primero, se explica con el acceso a la regulación de la fertilidad, pero también la mujer tiene otras expectativas. A esto se le suma la conciencia que se ha ido creando en relación al cambio climático y a las dificultades a nivel mundial, que inciden en la percepción sobre traer hijos al mundo”.
Ahora, la llegada del Covid-19 también tuvo implicancias en la natalidad y los expertos aseguran que la crisis sanitaria intensificó la caída en los nacimientos.
Ruth Muñoz, directora de Medicina de la Universidad Autónoma de Talca, afirma que “ahora con la pandemia este fenómeno se ha acentuado, porque las personas tienen incertidumbre de lo que va a pasar con el virus, con la pandemia y con el futuro en general. Además, muchas personas perdieron su trabajo”.
Frente a un cambio en la tendencia, Puentes sostiene que la cifra se puede estabilizar, pero con tasas bajas. De hecho, por primera vez en siete años que la tasa de natalidad aumentó en Estados Unidos. Desde el 2014 que en ese país los nacimientos disminuían un 2%, e incluso más durante 2019 y 2020.