Enrique Osses está plenamente enterado de la nueva crisis que sacude al arbitraje chileno. Primero, por interés. Y luego, porque fue uno de los destinatarios de la denuncia anónima que desató el escándalo, que hoy tiene nombres y apellidos: Cindy Nahuelcoy y Loreto Toloza, contra Julio Bascuñán y Leslie Vásquez. “Me parece una situación lamentable, triste, deprimente”, afirma a El Deportivo.
¿Cuál es su opinión?
Hay varias aristas. Lo primero, es que esto nace de una disconformidad de ciertas arbitras por el privilegio de otras. Y, en ese sentido, me gustaría mandar un mensaje de apoyo. Conozco a las tres involucradas y me merecen el mayor respeto profesional. Fueron parte del desarrollo que llevamos a cabo. Las tres tienen méritos para participar en una Copa del Mundo y FIFA optó por darles la oportunidad a dos de las tres. Son las reglas del juego. Belén Carvajal merece mi mayor confianza. FIFA las conoce perfectamente. Si decidió optar por dos, felicidades para ellas y la tercera, a seguir trabajando. FIFA o Conmebol no se mueven por telefonazos o amiguismos. Existe un seguimiento profesional.
“Me produjo sorpresa”
A usted también le llegó el mail.
Sí. Me produjo sorpresa, me deprimí. No sabía quién había sido el gestor y eso reviste cierta gravedad. Toda situación anónima no es el canal adecuado para conducir ciertas situaciones de denuncia. Me parece fuera de contexto, feo.
¿Le sorprende ver a Bascuñán involucrado en algo así?
Conozco a Bascuñán y a Tobar y ambos merecen mi mayor respeto, por sus carreras. Lograron tener prestigio. No soy yo quien pueda evaluar sus vidas personales. Fui jefe de ellos y compañero. Marcaron una cierta época en el arbitraje. Si son ciertas las denuncias, se deben investigar, aclarar y sancionar, pero no tengo ningún antecedente que me permita suponerlo. Salí muchas veces en equipo con ellos y nunca vi una conducta inapropiada. Lo otro que me llama la atención es que se habla de una disputa personal entre ellos que llevó a investigar esta denuncia. Eso es difícil de explicar, porque cuando al presidente de la Comisión se le invita a trabajar, es él quien conforma un equipo de trabajo. Y cuando arma su equipo, con más gente, como (Carlos) Ulloa o Bárbara Bastías es porque se tienen ciertos niveles de confianza. Resulta sorprendente escuchar que después le quieran aportillar el trabajo. Lo que he sabido es que se estaba trabajando en forma diferente y los resultados técnicos estaban mostrando ciertos frutos. El trabajo era serio, diametralmente opuesto a la administración anterior. Tengo la duda de cierto nivel de antagonismo entre el jefe y quien trabaja con él.
¿Les da crédito a las denuncias?
Toda denuncia se debe atender. Y en el arbitraje, con mucha profundidad, acuciosidad, profesionalismo y respeto, por los canales que corresponda. Pero los denunciantes deben tener la responsabilidad que corresponde. Y veo que se ensucia, denigra, se hacen comentarios de valor sin ninguna responsabilidad, con mucha liviandad y sin fundamento.
¿Es este enredo, por así decirlo, la guinda de la torta?
No sé, pero es una situación más, muy triste. Para mí especialmente. Don Arturo Salah me invitó a retirarme, teniendo un Mundial ad portas, el de Rusia, al que pude ir. Me pidió liderar un nuevo proceso. Se avanzó en el VAR, nos volvimos a posicionar con árbitros de nivel internacional. Lamentablemente, a partir de mi desvinculación se produjo, por así decirlo, una rodada, un declive técnico, con muchas situaciones políticas que terminan en esta nueva situación escandalosa que espero, de corazón, que se termine prontamente.
¿Puede ser este un coletazo del caso Castrilli?
Lo que pasó es que los árbitros perdieron la guía, el orden jerárquico, un líder, y sintieron que podían tener línea directa y hacer cualquier cosa sin tener ninguna sanción. La institución arbitral, por esencia, es jerárquica, con una Comisión que tiene que impartir pautas y eso se perdió durante bastante tiempo. Eso desencadenó que los árbitros sientan que pueden llamar a los dirigentes. Tanto lo de Castrilli, esto o lo de Jorge Osorio reflejan que no había un lineamiento claro, que los árbitros sintieron que podían hacer cualquier cosas sin ningún tipo de consecuencia.
Se suponía que el arribo de Tobar pondría fin a los problemas.
Sabía que estaba iniciando un buen proceso. Quiero pensar que estas denuncias no tienen fundamentos ni tienen ninguna prueba. Me dolería mucho que volviéramos a caer de nuevo. Pero, bueno, vamos a esperar las investigaciones, las conclusiones y que las autoridades, a partir de esto, todas, tomen conciencia de lo importante que es el arbitraje en el fútbol, de tener la casa ordenada para que los árbitros trabajen en lo técnico y sean un eslabón de la cadena para mejorar toda la industria del fútbol chileno. Para su desarrollo.
La evaluación
¿Cómo lo ha hecho Tobar?
No tengo antecedentes para evaluar la gestión desde el punto de vista de la administración, de la política. De la parte técnica, veo una mejora, un resurgir. Veo que existe una nueva camada, que nos estamos preocupando de darle continuidad al juego, que las visitas al VAR están más controladas, que hay un mayor nivel de uniformidad para ir o no ir, una mejor comunicación de los aspectos técnicos, una profesionalización en ese aspecto, de cómo comunicar la narrativa arbitral. Que estaba conformado un equipo de trabajo bastante sólido, de gente capacitada, que puede entregar directrices.
¿Tambalea ese proceso con este escándalo?
No lo sé. Claro que no son buenos tiempos.
Usted está bien en México, ¿piensa en volver?
Pretendo volver en un tiempo más, cuando las condiciones se den. Profesionales, personales, familiares. Tengo la expertise para seguir desarrollando cosas, pero en estas condiciones cuesta pensar en volver, siendo tan reconocido acá, estando con miras a un Mundial, a crecer en una liga muy potente desde lo económico o de las alianzas con el vecino, Estados Unidos. Pero siempre miro de reojo lo que pasa en mi querido país y en mi querido arbitraje. El VAR es como mi hijo político y quiero que se desarrolle. Los árbitros te pueden comentar lo que hicimos. En el futuro me gustaría retomar. Tenemos mucho potencial, le debemos mucho al fútbol. Esperemos que los tiempos se den.
¿Y a la Comisión de Árbitros?
No sé. Hay diferentes áreas para aportar. Me he desarrollado mucho en México. Puedo aportar.
¿Qué sería lo primero que haría?
(Ríe) Evaluar todo lo que hay y lo que se está haciendo para construir juntos con el presidente de la federación, sabiendo qué quiere, y generar un plan de trabajo.