Una capacitación de asesores de Hacienda sobre los detalles de la reforma tributaria anunciada ayer por el gobierno recibieron este jueves por la tarde la ministra Camila Vallejo (Segegob) y su equipo.
La vocera de La Moneda suele pedir una instrucción minuciosa respecto de iniciativas lideradas por otras carteras, pero que por la naturaleza de su cargo le toca luego a ella comunicar. No dejar nada al azar, y evitar al máximo las improvisaciones forman parte de las premisas con las que la militante comunista ha delineado -junto a su jefa de gabinete, Susana González- su estrategia para enfrentar el puesto de mayor exposición del gabinete.
Su cuidado diseño de vocerías -que ha sido bien evaluado por el comité político y el propio Presidente Gabriel Boric- ha marcado los primeros meses de Vallejo como portavoz del Ejecutivo.
Hay consenso en que hasta ahora la ministra no ha cometido errores comunicacionales -de hecho, en el último consejo de gabinete fue felicitada por sus pares- y, por el contrario, ha sido ella y el Mandatario quienes han tenido que salir a dar explicaciones por los traspiés de Izkia Siches (Interior), Giorgio Jackson (Segpres), Begoña Yarza (Salud), Jeannette Vega (Desarrollo Social), Marcela Ríos (Justicia) e incluso de la coordinadora sociocultural, Irina Karamanos.
Vallejo -en todo caso- no asume el protagonismo de todos los conflictos. Un diseño que se ha instalado es que -al cometer un error- es el propio responsable de éste quien sale a desdecirse o aclarar sus dichos. Así pasó -por ejemplo- con el error que cometió la ministra Siches, al denunciar falsamente el retorno de migrantes expulsados al país. No fue Vallejo quien dio una versión oficial por parte de La Moneda, sería el Presidente Boric quien en esa oportunidad contendría la crisis.
La secretaria de Estado tampoco habla todos los días ni de todos los temas. “Lo lógico es hacerlo cuando hay algo que comunicar”, dicen en sus equipos, poniendo énfasis en anuncios de gobierno.
El diseño de Vallejo contempla que hable solo una vez a la semana -los lunes tras el comité político- en vocerías desde uno de los patios de La Moneda, a menos que tenga alguna actividad puntual de su ministerio, de otra cartera o una contingencia cuando suma otras apariciones. Así, en los 113 días de gobierno ha dado 34 vocerías.
En la Segegob -y en el propio gobierno- destacan que la ministra es estudiosa y que incluso se toma algunas horas en prepararse para sus intervenciones de los lunes. Si identifica un tema de mayor relevancia y repercusión política, la ministra opta derechamente por llamar a los ministros de las carteras respectivas para aclarar dudas y obtener mayores detalles.
Quienes colaboran con ella han esbozado un método de trabajo que consiste en recoger los principales temas de interés de la prensa e identificar los ejes que marcan la discusión pública. Así, los equipos de la vocera se dividen las tareas: recogen antecedentes, chequean y contrachequean información y ensayan con ella posibles flancos.
Un tema no menor es que las asesoras de prensa solicitan a los periodistas los temas que serán objeto de consulta, una práctica que -en todo caso- se ha vuelto habitual en los últimos gobiernos.
“Tenemos método, eso es súper importante para funcionar bien, las cosas no se hacen a tontas y a locas, sino que hay que tener método de estudio, método de trabajo. Porque la idea es comunicar y es imposible que alguien sepa todo lo que está pasando todos los días. Entonces, para eso hay que prepararse”, dijo sobre su estilo esta semana en el podcast Con la ayuda de mis amikas.
Y agregó: “Alineado eso con una estrategia general siempre, porque hay que tener y mantener un sello y en eso lo que nosotros hemos intentado de impregnar harto, en cada vocería, es transmitir tranquilidad, ser claros y claras en lo que estamos comunicando”.
Una de las alertas que recibió de algunos de sus antecesores, como Jaime Bellolio, cuando le hizo el traspaso a principios de marzo, fue que el desafío permanente de un vocero o vocera es evitar que la contingencia se coma la agenda del gobierno. Ese -reconocen en La Moneda- ha sido uno de los principales retos que ha tenido que enfrentar Vallejo.
Por lo mismo, se han vuelto clave para ella los insumos de su equipo de contenidos y seguimiento programático, desde donde recibe bajadas sobre el despliegue de los temas que al gobierno le interesa comunicar más allá de las coyunturas.
Por otro lado, la ministra se ha cuidado de polemizar, incluso con la oposición, a quien suele referirse en tonos más bien neutros y no beligerantes. Entendiendo que todo puede ser interpretable, Vallejo ha buscado cuidar sobre todo las señales internas con sus compañeros del comité político. “No hay que pisar el palito”, dijo en el mismo podcast.
Al llegar al gobierno, Vallejo tomó una importante decisión: aunque es la única representante del Partido Comunista en el comité político, la ministra despejó tempranamente ante sus correligionarios que su rol es ser la voz del gobierno y no de su colectividad.