“Podría ser la segunda derrota electoral en poco más de un año”.
Esa fue una de las advertencias que lanzó el senador socialista Juan Luis Castro, la semana pasada, durante uno de los tradicionales almuerzos de bancada del partido.
El parlamentario, según presentes, abordó junto a sus pares una sensación que, de a poco, se ha comenzado a instalar entre las colectividades del oficialismo: el derrotismo por el mal desempeño que vaticinan tendrá el sector en las elecciones del próximo 7 de mayo.
Castro, en todo caso, no fue el único que sinceró esa postura, sino que fue compartida por sus pares, quienes también hicieron alusión a que un nuevo fracaso -ya tuvieron uno en el plebiscito de salida en septiembre pasado, donde se impuso el Rechazo con un amplio margen- dejaría en una posición muy debilitada a la administración del Presidente Gabriel Boric.
Su par Gastón Saavedra, por ejemplo, planteó que habrá un costo debido a las diferencias y contradicciones que han tenido las coaliciones de gobierno. Consultado sobre ese análisis, Saavedra indicó que “tenemos una expectativa realista de lo que nos puede pasar en las elecciones. Es complejo, producto de la discrepancia que hemos tenido para la aplicación de leyes que nos traen diferencias al interior de los bloques que sustentan la presidencia de Boric. Eso significa que proyectos tales como el de Ley Nain-Retamal, que tiene que ver con seguridad, producto de diferencias ideológicas, tienen efectos en la población. Eso es un punto que provoca una mala evaluación”.
En esos almuerzos de comité el tema, dicen los socialistas, se ha conversado en más de una oportunidad. Algunos, incluso, se han atrevido a apostar el número de escaños que obtendrán de los 50 representantes que se elegirán en esos comicios para integrar el futuro Consejo Constitucional que redactará la nueva Constitución.
Así, dentro de las estimaciones “más favorables” está que alcancen 23 escaños, mientras que la oposición logre 27. En este escenario, la derecha, al menos, no obtendría los 3/5 de representación del consejo (30 escaños), el que corresponde al quórum para aprobar las normas de la instancia.
Otros en el sector, sin embargo, tienen pronósticos más desfavorables. También se han analizado otros factores: las cuentas y recriminaciones que se pasarán al interior de los mismos partidos de gobierno por haber competido en listas separadas: Apruebo Dignidad, el PS y los liberales por un lado, bajo el pacto de “Unidad para Chile”, y el PPD, el PR y la DC, en la lista “Todo por Chile”.
Esos análisis, más la idea de que hay bajo conocimiento y poco interés ciudadano en el nuevo proceso electoral -el que se ha visto reflejado en sondeos de opinión-, mantienen en alerta al sector.
Por lo mismo, los partidos oficialistas le han insistido a La Moneda por una campaña informativa que incentive el voto en los comicios.
En sus distintos cálculos, advierten que la baja participación -pese al voto obligatorio- podría convertirse en uno de los factores que jueguen en contra a la electividad de los candidatos del sector. Y la coincidencia en ese planteamiento ha sido tanto de “Unidad para Chile” como de “Todo por Chile”.
La desafección de los electores con el proceso es tal que, en más de una reunión del pacto PPD-PR-DC, se ha planteado que en terreno no son pocos los ciudadanos que tienen la noción de que el llamado a las urnas para dos semanas más corresponde a elección de “concejales” (por la similitud fonética con “Consejo Constitucional”).
Ese es uno de los tantos factores que ponen en jaque los resultados del sector. Un proceso donde, de antemano, se miran con realismo los resultados y donde ya se ha asumido que la representación del sector no será replicable al anterior proceso constitucional.
Al menos los 2/5
De todas formas -y tal como se compartió en la comida socialista-, hay una “base” a la que se aspira y en la que coinciden -con mayor o menor optimismo- en ambos pactos electorales: obtener -al menos- los 2/5 del órgano entre ambas listas oficialistas (incluyendo los escaños que pudiese obtener la Democracia Cristiana, aliada con partidos del Socialismo Democrático). Es decir, elegir al menos 20 escaños.
Las proyecciones más auspiciosas superan esa barrera que, en la práctica, permitiría que el oficialismo obtenga cierto poder de veto. Aunque lo anterior, está sujeto a cómo se coordinen -finalmente- los partidos de gobierno en la nueva instancia.
El secretario general de Acción Humanista (AH), Efrén Osorio, quien participa en la coordinación establecida para la campaña de “Unidad para Chile”, lo explica así: “El escenario electoral es diametralmente distinto al de las elecciones de convencionales. No obstante, todo indica que, contrariamente de lo que aspira la derecha, las dos listas oficialistas superarán holgadamente el quórum de 2/5 necesario para evitar la aprobación de aquellas normas populistas que intentarán instalar”.
Su par de la Federación Regionalista Verde Social (FRVS), Rodrigo Cerda, añade que “lo que en realidad más nos tiene preocupados es la desafección de la población respecto del proceso constitucional, porque -de hecho- lo hemos conversado: hay poca información, más allá de que sea obligatorio”.
Otro factor que en sectores del oficialismo creen que puede incidir en tener un mal desempeño electoral, es la seguridad. Un tema que se ha tomado la campaña y que la derecha ha intentado capitalizar.
Esto, de hecho, obligó a un viraje en el mensaje de la franja de “Unidad para Chile”.
Las cifras en la Metropolitana
En el PPD manejan encuestas encargadas a Smart Analytics. En el informe que recibieron el pasado 12 de abril se muestra que de los cinco nombres con mayor respaldo ciudadano en la capital, ninguno pertenece a su lista, “Todo Por Chile”.
En su lugar están presentes -aunque sin corrección por paridad- Jaime Ravinet (Ind-Evópoli), Luis Silva (Partido Republicano), Karen Araya (Partido Comunista), Yerko Ljubetic (Convergencia Social) y Sadi Melo (PS).
Esos datos alertan en la lista del PPD-PR-DC, aunque -algunos- advierten que es un escenario que siempre se ha tenido entre las posibilidades: de cumplirse los pronósticos, el pacto quedaría sin representación electoral en la Región Metropolitana.
La primera candidata de “Todo Por Chile” en aparecer en ese ranking es la exsenadora Carmen Frei, en el noveno puesto, con el 2,6% de las preferencias.
Recién en el puesto 15 aparece Natalia Piergentili, presidenta del PPD, con 1,6% de las preferencias. Y, mucho más abajo, figuran otros postulantes.
En el caso de Piergentili, en su partido lamentaron un flanco interno que se abrió ayer con el apoyo del expresidente Ricardo Lagos a Ravinet. El gesto, que se concretó a través de un escueto video, removió las aguas en la colectividad, donde la molestia se hizo evidente. Esto, porque el respaldo, además, llegó en un contexto en donde hay un diagnóstico compartido de que a la lista le podría ir mal.
Así, el análisis de algunos es que correspondió a un “error no forzado”.
En el entorno de Piergentili, en todo caso, transmiten que ayer, a las 18.30, la timonel recibió un llamado del exmandatario, quien le pidió disculpas y reconoció su error. Asimismo, Lagos se puso a disposición para realizar cualquier acción con tal de dejar claro que la candidata de él es ella y no Ravinet.
En el caso del Partido Radical, las cosas están claras desde un comienzo. En enero de este año -antes de que se zanjara la decisión de competir en dos listas-, en conversaciones partidarias a las que tuvo acceso este medio, el exministro José Antonio Gómez planteó que “no nos va a ir bien electoralmente (...). Nuestro gran paso son las elecciones municipales. Es ahí donde tenemos que trabajar, porque ese es el único que nos da poder político”.
Desde el partido señalan que todas sus fichas están puestas en conseguir un representante: Aldo Bernucci, en la Región de Ñuble. Con él dentro del Consejo, señalan algunos, se dan por satisfechos. Por lo mismo, cuentan, han encargado encuestas exclusivamente en dicha región, según las cuales el exalcalde de Chillán tendría una ventaja.
Cautela de Apruebo Dignidad
Aunque los pronósticos del PS son más bien negativos -donde algunas de sus cartas más fuertes, dicen desde dentro de la directiva, son Ricardo Núñez, Carlos Galleguillos, Aldo Valle, Miguel Littin, Alejandro Kohler y Eduardo Castro-, en Apruebo Dignidad el ambiente es más de cautela.
En ese sector, pese a que van en pacto con los liberales y socialistas, transmiten que el escenario es incierto, aunque algunos admiten que a la derecha le irá mejor. Los temores del bloque, eso sí, apuntan a la participación, y eso ha sido planteado de esa manera en más de una ocasión al gobierno.
En Unidad para Chile si bien evitan ahondar en números como lista propia -y sus estimaciones se limitan a hablar del oficialismo como un todo-, apuestan a que les irá mejor que al pacto del PPD y que obtendrán entre 15 y 17 escaños. En “Todo por Chile”, en cambio, el margen es más discreto: entre cinco a seis -basados en la proyección del exdiputado Pepe Auth- es considerado triunfo para la lista.