Son solo 11.500 kilómetros cuadrados y 2,9 millones de habitantes. Y desde la segunda mitad del siglo XIX está gobernada por la misma familia: los Al Thani. Lo que alguna vez fue un pequeño protectorado británico, hoy es conocida por ser una de las naciones con el mayor índice de ingreso per cápita, gracias a sus cuantiosos recursos energéticos y, cómo no, por su rol como anfitrión de la 22° edición de la Copa Mundial de la FIFA.

Tamim bin Hamad Al Thani, reconocido aficionado a los deportes, lleva trabajando incluso desde antes de su ascenso al poder en la nominación de Qatar como sede del máximo evento futbolístico planetario. Construcción de una reputación que ha crecido especialmente durante las últimas dos administraciones.

Realeza centenaria

Mucho antes de que Qatar se convirtiera en un oasis en medio de las dunas del desierto -en pleno Golfo Pérsico-, una familia puso en marcha la construcción de un imperio que continúa creciendo hasta hoy. Establecidos en Qatar para la década de 1720, los Al Thani le deben el nombre de la casa real a Thani Bin Mohammad, padre de Mohammed bin Thani, quien en 1847 trasladó a la familia desde Fuwairat, una pequeña ciudad costera, hacia Doha, la actual capital del país. Desde allí, Mohammed expandió el dominio de su estirpe en Qatar.

En el centro, el emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, junto a miembros de la Fuerza Aérea. Foto: AP

Más de un siglo y medio después, en 2013 un joven sucesor asumió la dirección del emirato, que aún funciona como una monarquía hereditaria. Tamim bin Hamad Al Thani, quien en ese momento tenía apenas 33 años, se convirtió en el líder más joven de Medio Oriente en asumir un cargo de esa envergadura tras la abdicación de su padre, el emir Hamad bin Khalifa Al Thani.

Nacido en Doha, en 1980, Tamim contó con una educación de primer nivel, similar a la privilegiada enseñanza de los príncipes británicos. Sus estudios secundarios fueron realizados en Reino Unido, según detalla el sitio web de la familia real, mientras que su enseñanza universitaria tuvo lugar en la academia militar de Sandhurst, al igual que William y Harry, graduándose en 1998.

Analistas consideran que, principalmente gracias al trabajo de Hamad -padre de Tamim-, el nombre de Qatar adquirió preponderancia al expandir la red de alianzas internacionales. Prueba de esto fue el rol de Qatar como auspiciador de los diálogos entre Estados Unidos y Afganistán, que decantaron en la salida de Washington del país y el regreso al poder de los talibanes.

El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, saluda al emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, durante una reunión en la Casa Blanca. Foto: AP

Krishna Kumar, vicepresidente y economista principal de RAND, un think tank estadounidense, dijo a La Tercera que más que un “salto” del país a la relevancia mundial, se trataría de “un ascenso gradual impulsado por decisiones políticas conscientes”.

“En las últimas dos décadas ha aspirado a desempeñar el papel de agente diplomático. A principios de este año, Estados Unidos designó oficialmente a Qatar como un importante aliado no perteneciente a la OTAN. También tiene una fuerte presencia en los medios de comunicación mundiales, entre otras cosas porque es la impulsora de Al Jazeera”, explicó.

El actual emir, quien llegó al poder de forma pacífica luego de que su padre asegurara que era momento de abrir camino a un “liderazgo joven”, continuó la política del abdicado líder. Una rareza, tanto por lo súbito del anuncio como por la tradición regional, donde la mayoría de los gobernantes se mantienen hasta su muerte.

Fortuna y deportes

Avaluada en cerca de US$ 335.000 millones, la fortuna de la familia real de Qatar es considerada como la tercera más valiosa del mundo, solo detrás de la de Arabia Saudita y Kuwait. En el quinto lugar, con US$ 88.000, se encuentra la fortuna británica. Su imperio económico se sustenta en base al gas natural, donde ocupan los primeros puestos en el ranking global, lo que tradujeron en inversiones a través de todo Occidente.

La afición a los deportes demostrada por el actual emir data de hace décadas. En 2000 asumió la dirección del Comité Olímpico de Qatar. Tres años después, su padre lo nombró “Heredero Aparente”, título para quien eventualmente asumiría el cargo de líder nacional.

El entonces emir Hamad bin Khalifa Al Thani y su esposa reciben el trofeo de la Copa del Mundo de manos del presidente de la FIFA, Joseph Blatter, en diciembre de 2010. Foto: AFP

Para 2009, cuando el país gestionaba su candidatura a la Copa del Mundo, el heredero jugó un rol clave en la elección de la FIFA. La cetrería, o la caza con aves rapaces entrenadas, es una de sus mayores pasiones. Pero el cruce entre fútbol y dinero llegó al año siguiente con la adquisición del club francés Paris Saint-Germain.

Con dicha fortuna, no fue extraño cuando afirmó que necesitaba “una isla por cada uno de sus 24 hijos”. Impulsado por esa idea, el emir compró la isla de Oxia, la más grande del archipiélago griego conocido como Echinades, ubicada a kilómetros de la gran isla de Ítaca, famosa por su aparición en La Odisea.

Sin embargo, no son todo joyas y lujos. La compleja situación política de la región le ha valido a la familia Al Thani más de un conflicto con sus vecinos, quienes han acusado a Qatar de apoyar a rebeldes sirios en la lucha contra el régimen de Bashar Assad. Otra polémica estalló cuando, de forma supuestamente desinteresada, “regaló” un avión privado de más de 400 millones de euros al Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en 2018. Sus 76 metros de largo y capacidad para transportar hasta 467 personas lo hacían aún más grande que el de Donald Trump.

Su familia tampoco escapa de intrigas, incluso policiales. El tío del emir Tamim, Abdelaziz bin Khalifa, se mantuvo en el ojo del huracán tras el fallecimiento, en mayo pasado, aparentemente por sobredosis de su tercera esposa, la exprincesa qatarí de origen polaco y estadounidense Kasia Gallanio.

La mujer de 46 años fue encontrada muerta en su casa en Marbella, España, donde vivía luego de separarse del integrante de la familia Al Thani. Previamente había asegurado que se sentía en una “jaula de oro”, y su muerte dio la vuelta al mundo. Una de sus tres hijas dijo que su padre, el tío de Tamim, la habría tocado “de forma inapropiada”, acusación que Abdelaziz negó en múltiples ocasiones.

Ahora, la realeza qatarí se prepara para recibir al mundo en una nueva edición de la Copa del Mundo, en medio de acusaciones de abusos de derechos humanos, el mal trato de la mujer y comunidades LGTBQ, y supuestos abusos que condujeron a la muerte de migrantes en las obras para la preparación del evento deportivo, según acusan organizaciones internacionales. Lo que está en juego, por tanto, no es solo la imagen del rico país árabe, sino que la reputación de una familia real que lleva siglos en Qatar.