El fallido golpe en Bolivia o el último episodio de una historia convulsa

Una mujer reacciona sosteniendo un paño blanco frente al Palacio Quemado en La Paz, durante el intento de golpe del miércoles. Foto: Reuters

Según datos de la Universidad de Illinois, Bolivia, entre 1945 y 2023, sumaba 38 golpes de Estado, intentos de derrocamiento y conspiraciones, más que cualquier otro país en el mundo. Este miércoles sumó otro capítulo peculiar a su larga historia de turbulencias políticas.


Solo fueron tres horas de alzamiento militar en las calles de La Paz. Pero lo suficiente para sumir en la zozobra a Bolivia y reflotar un fantasma recurrente: el golpe de Estado.

Durante esa jornada, el presidente boliviano, Luis Arce, denunció “un intento de golpe de Estado” después de que un grupo de militares avanzara por el centro de La Paz hasta irrumpir por la fuerza en el Palacio Quemada, la antigua sede de gobierno. La tensión se resolvió después que Arce cambiara a la cúpula militar del país, los soldados movilizados volvieran a los cuarteles y su líder, el general Juan José Zúñiga, fuera arrestado.

Bolivia acababa así de sumar un capítulo peculiar a su larga historia de turbulencias políticas, que incluye desde golpes militares hasta sombrías conspiraciones.

Desde 1945 hasta 2023, Bolivia había experimentado 38 golpes de Estado entre aquellos que resultaron exitosos, los que fracasaron y los que quedaron en conspiraciones frustradas, según datos del Centro Cline de Investigación Social Avanzada de la Universidad de Illinois.

Un manifestante sostiene un cartel que dice "Zúñiga a la cárcel" mientras partidarios del presidente de Bolivia, Luis Arce, participan en un acto en apoyo al mandatario, en La Paz, el 28 de junio de 2024. Foto: Reuters

Hubo 17 golpes de Estado exitosos, 17 intentos y 4 conspiraciones frustradas, según el Proyecto Golpe de Estado, una iniciativa del Centro Cline. Este recuento convierte a Bolivia en el país con más actos de este tipo registrados desde el final de la Segunda Guerra Mundial, destaca CNN.

Otra medición, elaborada por los académicos estadounidenses Jonathan Powell y Clayton Thyne, sostiene que Bolivia es el país que más golpes de Estado ha sufrido en el mundo desde 1950: 23 en total, si bien 12 de ellos fracasaron. “Bolivia es el país con más intentos de golpe de Estado en el mundo entre 1950 y el presente”, dijo a la BBC Jonathan Powell, un experto de la Universidad de Kentucky en inestabilidad política.

La década en que Bolivia registró más golpes fue 1970: ocho consumados o intentados, en algunos años con dos casos seguidos, destaca la cadena británica.

Sobre las razones de este fenómeno, el historiador y periodista boliviano Robert Brockmann explica a La Tercera que “hay una pugna gigantesca y permanente por el poder desde siempre en estas tierras (...) viene un poco en los genes de Bolivia, en el ADN político de los bolivianos”.

El presidente de Bolivia, Luis Arce, sale después de una conferencia de prensa en Casa Grande del Pueblo después de que las Fuerzas Armadas se retiraron del palacio presidencial, en la Paz. Foto: Reuters

Brockmann recuerda uno de los golpes de Estado más breves que vivió Bolivia, el encabezado por el militar Alberto Natusch Busch, quien estuvo 16 días en el poder, en noviembre de 1979.

“Este golpe fue particularmente trágico porque se dio, además, en el contexto de que en La Paz tenía lugar una asamblea general de la OEA, donde se dio una resolución histórica importantísima para Bolivia en torno a su reclamo marítimo, respecto a Chile. Era una victoria diplomática gigantesca y los bolivianos no habían terminado de sacar el champán para celebrar cuando en el amanecer siguiente aparece un golpe de Estado y los delegados de toda América se tienen que ir huyendo hacia el aeropuerto bajo los tiros”, detalla el historiador.

“La gente sale a las calles de tal manera y se produce una huelga general indefinida. Hay un bloqueo de caminos que paraliza a su gobierno y a los 16 días el hombre se ve, después de muchísimos muertos, obligado a devolver el poder”, agrega.

Miembros de los militares que fueron detenidos son presentados durante una conferencia de prensa celebrada por el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, en La Paz. Foto: Reuters

Pero los hechos vividos este miércoles en La Paz no constituyen, a juicio de Brockmann, un golpe de Estado. “Esto es un teatro”, asegura. Al respecto, detalla que “en los días previos a este suceso empezó a hablarse de la inviabilidad de que la administración del presidente Luis Arce pudiera llegar a su término, que tendría que entregar el poder en noviembre del próximo año, siendo las elecciones en agosto del 2025″. “La gente se preguntaba, ¿llegaremos a las elecciones?, ¿llegará a entregar el poder?, ¿tendrá que renunciar antes? Porque la situación está muy difícil, la situación económica se está complicando demasiado, y tiene un enfrentamiento tremendo, terrible, con el expresidente Evo Morales”, argumenta.

Y agrega: “Todos estábamos preocupados pensando que esto parecía un golpe de Estado. Pero luego cuando no pasó absolutamente nada más, era claro que esto se trataba de una coreografía, de una obra montada. Y el consenso en general entre los observadores serios es que esto fue un autogolpe, una cosa montada para que el presidente Arce recobrara de alguna manera su popularidad”.

Miembros del Ejército de Bolivia hacen guardia mientras el presidente Luis Arce "denunció la movilización irregular" de algunas unidades militares en La Paz, el 26 de junio de 2024. Foto: Reuters

De haber sido afectivamente esa la apuesta de Arce, Brockmann es crítico. “Si acaso ha comprado unos pocos días de tranquilidad, si es que ha comprado algo de tiempo, realmente no lo creo”, señala. Y recurre nuevamente a la historia. Y el ejemplo que usa no da muchas esperanzas al actual mandatario boliviano.

“En el año 1936, el presidente David Toro, que era un general igual de asediado por la economía y la situación política, recurrió a una medida desesperada que fuera la nacionalización de la Standard Oil. En su momento dijeron que con esto ya había comprado el tiempo suficiente como para prolongarse en la presidencia. Pero no fue así. Le duró unos meses más el gobierno”, detalla el historiador.

“Entonces no es que va a cambiar nada en absoluto (para Arce), sino es posible incluso que se aceleren los procesos”, advierte.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.