Fue una preocupación que expuso un dirigente de partido, el viernes de la semana pasada, en una reunión entre directivas y consejeros del oficialismo. En la izquierda hoy enfrentan un dilema que no es menor, pues el 17 de diciembre habrá un plebiscito constitucional en donde las colectividades del gobierno deberán ratificar una postura para la cual se han ido preparando: el “En contra” al texto constitucional elaborado por el Consejo.

Esa decisión los deja en una encrucijada, porque, en la práctica, significará desechar una Constitución elaborada en democracia, pero escrita por una mayoría del Partido Republicano. Y, por lo tanto, deberán construir un relato para rechazar el texto y que no implique defender la Constitución vigente de 1980, cuya redacción original data del período de la dictadura.

Esa discusión se aceleró esta semana, a solo días de que culmine el proceso constitucional y los partidos comiencen a marcar públicamente sus preferencias. En el oficialismo ya se han entregado señales claras al respecto y es que no han ocultado sus reparos a la conducción de la derecha dentro del órgano redactor.

Así, por ejemplo, la jefa de bancada de Convergencia Social -partido del Presidente Gabriel Boric- en el Consejo, María Pardo, dijo que “el grueso de la Constitución ya está escrito y no hay vuelta atrás”, y que “lamentablemente tengo que decir que me quedo con la actual Constitución (...), se está escribiendo una Constitución en democracia que es peor que la actualmente vigente que fue escrita en dictadura, así de mala es”.

No fue la única representante de la tienda de Boric en salir al paso, Yerko Ljubetic -cercano al Mandatario- añadió “que esté escrita en democracia no basta. Debe ser mejor que la vigente”. Ambos consejeros fueron secundados por el presidente de CS, Diego Ibáñez, quien complementó a La Tercera que “estoy de acuerdo, debe ser una posición transversal de un pacto que involucre a todos los sectores políticos y hoy no está siendo así”.

En el resto de los partidos oficialistas concuerdan con esto, pero al mismo tiempo entienden la disyuntiva comunicacional, pues “cambiar la Constitución de Pinochet” ha sido una de las banderas de lucha de la izquierda desde el retorno a la democracia.

Más allá del “golpe cultural” de que la Constitución del 80 sea eventualmente legitimada por segunda vez, si es que gana el “En contra” -la primera vez fue tras la victoria del Rechazo en 2022-, en los partidos del gobierno ya comenzaron a dar sus primeros pasos concretos para rechazar el texto del Consejo.

Sobre esto, la timonel PS, Paulina Vodanovic, dijo que “no ha habido un espíritu de diálogo, sino que de imponer”.

En el sector, en todo caso, saben que comunicacionalmente la batalla no será fácil, y si bien todavía no tienen un mensaje claro para transmitir, algunos dirigentes se han puesto creativos.

Por estos días, por ejemplo, el presidente del PPD, Jaime Quintana, propuso: “En contra para reencontrarse”. La idea, en todo caso, no convenció en el oficialismo.

El camino por el “En contra”

Ayer, los presidentes de partidos del oficialismo se reunieron una vez más en la sede del PS. La cita, que comenzó a las 10.00 y duró cerca de dos horas, fue, dicen en el sector, probablemente una de las más productivas.

Por primera vez, agregan las mismas fuentes, se ahondó en detalles de una futura campaña -sin explicitar si será “A favor” o “En contra”- de cara al plebiscito constitucional. Los tiempos en política apremian y eso en el oficialismo lo saben. Por lo mismo, durante la próxima semana seguirán avanzando en esta materia.

De esta manera, hubo una lluvia de ideas en París 873, en donde la opción que más adeptos tuvo fue que en la campaña predomine la participación de la ciudadanía. En la izquierda entienden que hoy los votantes rechazan a los rostros políticos. De hecho, tienen como precedente que esa estrategia falló en 2022 para la campaña por el “Apruebo”, cuando el oficialismo tuvo tres personeros al frente: Karol Cariola (PC), Vlado Mirosevic (PL) y Felipe Heusser (RD).

En todo caso, afirman, el diseño no pasaría por homologar la campaña ciudadana que empleó la derecha para el Rechazo, aunque no explican en qué se diferenciarán.

Además, aseguran que habría una coordinación ejecutiva desde los partidos, pero que estos dirigentes no tendrían el protagonismo.

Sobre el “esqueleto de la campaña”, el presidente del PC, Lautaro Carmona, sostuvo que “sabemos lo que está en juego y están los avances de cada sector por implementar una campaña que tenga la eficacia del caso”.

Al mismo tiempo, también descartan haber hablado de algún eslogan o producción audiovisual de cara al plebiscito del 17 de diciembre, materia en la que la oposición ya lleva pasos de ventaja.

Lo que sí se zanjó fue una hoja de ruta. Así, el próximo lunes los directivos y consejeros oficialistas tendrán una reunión desde las 9.00 en el Congreso en Santiago. Luego, a las 13.30 de esa jornada, contemplan un importante encuentro con Demócratas y Amarillos por Chile, lo que se convertiría en la primera cita oficial entre ambos sectores y cuya finalidad será medir en qué posición está cada bloque.

Entre fines de octubre e inicios de noviembre se realizará la cuenta pública oficialista, conversatorios con los que se intentará explicarle a la ciudadanía la propuesta de nueva Constitución. A su vez, el 4 de noviembre, los secretarios generales están coordinando una jornada de cónclaves regionales.

Finalmente, el 7 de noviembre cada uno de los partidos comenzará a fijar posturas respecto del plebiscito, desde sus espacios internos. Durante esa jornada, hasta ahora, desde el PS y el PR esperan pronunciarse al respecto. Ese mismo día haría lo mismo la DC, cuyos principales dirigentes -incluyendo a la experta Alejandra Krauss- se han manifestado contra la propuesta.

Las determinaciones de cada partido servirán para el hito mayor: el lanzamiento de un comando conjunto -en donde esperan incluir a la DC- de cara al inicio de la campaña.