La Iglesia San Francisco de Ancud, de Chiloé, trae muchos recuerdos -algunos felices, otros tristes, matrimonios, funerales o celebraciones culturales- para las familias que se congregaban en torno a su edificación. Por ello, de manera persistente, llevan cuatro años intentando levantar desde las cenizas una estructura que hoy más parece abandonada, con tablas que esconden los cimientos de la estructura y algunos arrebatos infructuosos de reparaciones ciudadanas que intentan mantener una panorámica que para más de alguien de la comunidad se ha perdido. También ha ido decayendo el turismo que buscaba disfrutar de la belleza de un Monumento Nacional que hoy se cae a pedazos.
Así han pasado casi 1.500 días, sin tener una respuesta para lo que ha sido una espera interminable. La reconstrucción luego del incendio que arrasó en su totalidad con la iglesia y que esta semana -el pasado 22 de enero- cumplió un aniversario más, todavía no ve humo blanco.
“Este lugar, que hoy no existe, encuadra un tema valórico en todos nosotros”
Alex Gallardo, párroco de la Iglesia, San Francisco de Ancud
Sin embargo, y pese a lo que denominan “promesas incumplidas” de las autoridades locales y de gobierno, la comunidad sigue optimista. La estructura que poco antes del incendio fue declarada Monumento Histórico, para ellos nunca será una causa perdida. No por nada luego del incendio los propios lugareños construyeron una sala multiuso al lado de los restos de la edificación eclesiástica, para mantener viva a la comunidad y lo que ahí ocurría.
“No solamente era el templo en sí mismo, sino que una historia en ese lugar. Y no sólo religiosa: muchas personas se casaron, despidieron a algún familiar y se hicieron muchas actividades culturales. Este lugar, que hoy no existe, encuadra un tema valórico en todos nosotros”, relata el párroco del Sagrario Templo San Francisco de Ancud, Álex Gallardo.
Fue en enero de 2020, a eso de las seis de la mañana, que el fuego arrasó con toda la infraestructura, donde a pocos metros el propio párroco Gallardo se encontraba durmiendo. Si bien logró escapar, las llamas le causaron una quemadura en su mano que lo ausentó de una reunión que se suponía clave para la restauración de la estructura eclesiástica.
En ella, la ministra de las Culturas de la época, Consuelo Valdés, visitó las ruinas del edificio, instancia donde hizo un anuncio esperanzador. “La idea es levantar muy pronto un plan de reconstrucción y un plan de prevención de riesgos, porque hay que tener resguardos. Existe una planimetría muy detallada de este templo, de manera que el proyecto puede avanzar rápidamente”, explicó al día siguiente de la catástrofe. A su vez, el propio gobernador de Los Lagos, Patricio Vallespín, en julio de 2021, aseguraba que priorizarían la reconstrucción de la iglesia.
Hasta la fecha ninguna de las propuestas se ha materializado.
Pero la precaria condición de este templo no es única. De hecho, de 16 iglesias chilotas declaradas patrimonio a nivel mundial, además del Monumento Nacional San Francisco de Ancud que está en las cenizas, otras cuatro, acorde a los miembros de sus respectivas comunidades, se encuentran con diversas problemáticas estructurales.
“Necesitamos ayuda”
Natalia Santa Cruz, directora ejecutiva de la Fundación de las Iglesias Patrimoniales (FIP), señala que si bien se ha avanzado en la normalización de algunas, las condiciones estructurales “de las iglesias de Detif, Ichuac, Caguach y Colo están con varias complejidades”. Así, asegura que lo más urgente de atender “es la torre fachada de la iglesia de Detif, la cual se encuentra apuntalada como sistema de emergencia desde 2016. Han pasado todos estos años y aún no se tienen los recursos para su restauración”.
El riesgo de perder esas estructuras, dicen desde las comunidades, es real, ya sea por efectos de pudrición, posibles incendios por malas condiciones eléctricas o la presencia de insectos que se alimentan de la madera.
“Necesitamos que el gobierno o el ministerio nos ayuden, porque pronto las iglesias se nos van a venir abajo”, asegura Amanda Aro, fiscal y representante de la iglesia de Ichuac y quien hace años viene levantando iniciativas para reconstruir la estructura que se encuentra en un sector rural. “Ya la tenemos apuntalada para sostenerla por los lados, pero el piso se nos está hundiendo”, detalla.
Actualmente, el Consejo Regional (Core) de Los Lagos ha enviado al menos dos oficios dirigidos al Ministerio de las Culturas, el último de ellos en 2021 -cuando se encontraba a cargo de la cartera Julieta Brodsky-. Asimismo, el consejero regional y presidente de la Comisión Chiloé, Nelson Águila, asegura haberle relatado hace menos de un mes a la actual titular de la cartera, Carolina Arredondo, el estado crítico que atraviesan algunas de las iglesias.
“La ministra me dijo que tomó nota de la grave situación que viven las iglesias, en las cuales no veo la preocupación que debería tener el Estado a través del Ministerio de las Culturas”, afirma.
Las últimas alertas se levantaron con la carta enviada desde la FIP al Presidente Gabriel Boric, donde evidencian la preocupación por el estado en que están las estructuras, solicitando que se “reconozca la precariedad y emergencia” en que se encuentran las iglesias para declararlas en estado de riesgo ante la Unesco.
Los templos San Francisco (Ancud), Ichuac, Detif, Cahuach y Colo (todas de Castro) registran problemas de infraestructura.
Fundación Iglesias Patrimoniales
“Estos inmuebles son relevantes no solo por sus valores arquitectónicos, sino también porque son emocionalmente importantes para las comunidades, testimonio histórico de sus vivencias, de cómo se formó su localidad”, señala la directora ejecutiva de la FIP, que ha impulsado la restauración de los edificios patrimoniales desde el territorio.
En noviembre, el obispo de Ancud, Juan María Agurto, también expuso esto a la ministra y, pese al buen recibimiento que la autoridad eclesiástica dijo haber recibido, señala que “no se ha pasado a respuestas concretas”. Asimismo, lamenta la posible pérdida de estos lugares. “Una iglesia significa la memoria viva de muchas generaciones, que hacían conexión con las raíces y la identidad cultural desde la dimensión de la fe”, cierra.
Al respecto, desde la Secretaría Técnica del Consejo de Monumentos Nacionales, dependiente del Ministerio de las Culturas, retrucan algunas visiones aquí expresadas y aseveran que desde el reconocimiento como Sitio de Patrimonio Mundial el Estado “ha sido activo en la puesta en valor de los templos que componen el sitio”, detallando que seis tuvieron restauraciones integrales y nueve, restauraciones parciales desde 2003 en adelante.
De esta manera, detallan que en 2023 se finalizaron obras en las iglesias de Chonchi, Detif, San Juan y Tenaún y que para este 2024 se está trabajando en un diseño de obras de refuerzo estructural para la Iglesia de Caguach, así como se avanza con el diseño de la restauración del templo.
Sin título de monumento
La principal problemática que ha tenido la comunidad aledaña a la Iglesia San Francisco de Ancud es que no han podido levantar por su propia cuenta iniciativas para la reconstrucción de estos espacios por estar incluidas dentro del Consejo de Monumentos, algo que ha resultado en tomar medidas extremas para volver a levantar desde las cenizas un lugar que les trae cientos de recuerdos.
“Nos hemos planteado quitar el título de monumento para que podamos reconstruir algo, aunque sea para poder iniciar y tener un templo, pero no es la idea que se pierda esto, porque es un ícono para la ciudad de Ancud”, cuenta el párroco Gallardo. Esto, asegura, se ha conversado en más de una ocasión con los vecinos del sector.
Según el reglamento nacional de los Monumentos Históricos, los edificios patrimoniales quedan bajo la supervigilancia del Consejo de Monumentos Nacionales. En esa línea, todos los trabajos de conservación, reparación o restauración de estos deben ser autorizados por la entidad.
En el intertanto, la Iglesia Detif, en la isla de Lemuy, podría ser la siguiente en caer. La estructura se encuentra apuntalada con un sistema de emergencia desde 2016, sin poder conseguir algún tipo de financiamiento para su restauración.
Nos sentimos defraudados y abandonados, en cada iglesia hay una comunidad que necesita ser escuchada por las autoridades de turno
Marta Godoy, presidenta comité Iglesia Detif
“Nos sentimos defraudados y abandonados, en cada iglesia hay una comunidad que necesita ser escuchada por las autoridades de turno”, lamenta la presidenta del comité de la iglesia, Marta Godoy.