La primera sospecha que se instaló en los detectives de la Brigada de Investigación Criminal de Limache era que María Elcira Contreras Mella (85), había salido desorientada del Hotel Fundo Las Tórtolas, y había caminado sin rumbo hasta caer en el canal Waddington, ubicado a unos pocos metros del lugar.
Por lo mismo, el 16 de mayo, cuatro días después de su desaparición, la PDI vació parte del caudal para buscar allí algún rastro de la mujer. Casi tres horas después el resultado fue cero. Nada, no había ninguna pista de Contreras, a quien su familia busca con desesperación desde el domingo 12 de mayo cuando festejaban el “Día de la Madre”.
El fiscal de Limache, Iván Morales, explicó que “durante esta semana han continuado las labores investigativas en el Fundo Las Tórtolas. Estas diligencias, sin embargo, no han podido dar un resultado positivo en cuanto al paradero de la víctima”. En paralelo, dijo el investigador, “se ha decidido ampliar el rango de búsqueda para otros sectores aledaños a los hechos. Las labores no cesan y la PDI tiene libre acceso al fundo para llevar a delante las diligencias necesarias”.
A casi un mes de lo ocurrido, el caso se transformó en una prioridad para los investigadores de la zona, pues pocos se explican cómo una mujer de 85 años desapareció sin dejar rastro alguno.
Se revisaron las cámaras del hotel, también se ha interrogado testigos y el resultado siempre es el mismo:nadie la vio. En los registros de video tampoco se le ve salir, ni caminar fuera del recinto, luego de las 15.09 de la tarde.
Un almuerzo inconcluso
Ese domingo 12 de mayo, María Elcira Contreras llegó a las 14.30 en compañía de su hijo y su nuera a celebrar el “Día de la Madre” al restaurante del Hotel Fundo Las Tórtolas. Los tres se ubicaron en un salón donde no había más mesas, pues ya tenían la reserva con antelación.
Ellos fueron los primeros en llegar, y casi media hora después arribó el resto de los once familiares, que ese día celebrarían a las madres de la familia. A las 14.30 decidieron pedir:entrada y bebestibles. Decidieron comer, ceviche, tomar vino y bebidas. La anciana pidió un jugo de frutillas.
En el lugar no había más de tres mesas ocupadas, siendo ellos el grupo más numeroso. Terminada la entrada, la familia Contreras pasaría al fondo, pero antes una pausa para ir al baño.
Ella se paró de la mesa y caminó sola. Minutos antes otras dos de los 14 comensales habían hecho lo propio: su otra nieta y la suegra de ella. Cuando la octogenaria acudió hasta los inodoros, las otras dos mujeres ya venían saliendo, pero le preguntaron si necesitaba que la esperaran, mientras se lavaban las manos. “Mi abuela les dijo que no, porque ella era bien independiente la verdad, así que nunca hubo problema con eso”, explica su nieta, Carla Hernández.
De los 14, ahora 13 estaban en la mesa. Faltaba María y decidieron esperarla antes de pedir, pero pasaron 5 minutos y empezaron las preocupaciones, por lo que decidieron ir a verla al baño, donde se percataron que no estaba. Salieron al patio, y tampoco había rastros de ella, comenzando una frenética búsqueda sin resultados positivos.
El baño tenía dos compartimentos dentro de cada separación, uno para hombres y otro para mujeres. Buscaron en ambos lugares y nada: María no estaba, por lo que de inmediato reportaron su desaparición a la PDI.
La policía llegó al lugar y revisó cámaras, revisó si los cercos de púa que daban al cerro habían sido rotos o forzados, pero no encontraron indicio alguno de que la mujer, por cuenta propia, huyera del lugar.
“Se instaló la tesis de que estaba desorientada, entonces empezaron a buscar dónde se había ido, pero no había ningún rastro. Ella no tenía problemas mentales, vivía con mis papás sin dificultad. Que haya subido el cerro, además, era imposible, porque tenía una rodilla con problemas, entonces, por sus medios imposible que saliera”, explica Hernández.
La querella
Para la familia, la mujer no se extravió sola, apuntan a terceros, pero sólo por descarte. “No tenemos pruebas de eso, pero si ella salió de ahí en auto fue en una maleta o en brazos hacia el cerro, no hay otra explicación”, dice la nieta. Adelantó que durante los próximos días presentarán una querella contra quienes resulten responsables por el eventual secuestro de su abuela.
La Fiscalía y la PDI, por su parte, además de vaciar el canal, también elevaron drones y soltaron perros de búsqueda en las cercanías del fundo. Se ordenaron pesquisas en Olmué, y otras localidades, además de la toma de declaraciones a testigos, como meseros, otros clientes del local, y los propios dueños del restaurante. Las cámaras también están siendo analizadas.
“Han pasado 26 días y no han encontrado absolutamente nada. Ningún rastro de mi abuela que le pertenezca a ella. Nos sentimos angustiados, tristes y frustrados”, dice Carla. Como haya sido, el caso de María Contreras parece de incierto desenlace.