El cáncer es la segunda causa de muerte a nivel mundial y, desde 2019, la primera en Chile. Si los números ya eran catastróficos antes del Covid, la pandemia los empeoró aún más, pues los sistemas sanitarios se concentraron en el coronavirus, reduciendo drásticamente otro tipo de atenciones. De hecho, el Centro de Prevención y Control de Cáncer (Cecan) estima que las muertes relacionadas con alguna enfermedad oncológica atribuibles al retraso en el diagnóstico y el tratamiento superarán las 7.000 entre 2022 y 2023.
El oncólogo Bruno Nervi, jefe del Programa de Cáncer de la UC y director del Cecan, sostiene que al año fallecen alrededor de 30.000 personas por esta enfermedad, tres chilenos por hora. Además, estima que una de esas tres personas muere sin oportunidad, es decir, en una lista de espera.
Aunque el cáncer afecta a una gran parte de la población, no se vive de igual forma en todo el país. Así, la diversidad geográfica da pie a diversos factores de riesgo, por lo tanto, enfermedad y tratamiento no se enfrentan de igual manera.
“Como Chile es tan largo, tiene tantas latitudes, distintos factores de riesgos y diferentes genomas, el riesgo de enfermarse de cáncer no es igual en todo el país. Por ejemplo, en Antofagasta el cáncer pulmonar es mucho más frecuente que en otros lugares de Chile”, sostiene Nervi.
Antofagasta: pulmón
Jaqueline Sepúlveda (59) vive en Tocopilla y desde joven le temió al cáncer. Su padre falleció producto de un tumor pulmonar y desde entonces vivió con la preocupación constante de tener su mismo diagnóstico, temor que se transformó en realidad cuando en 2019 llegó a urgencias por un fuerte resfrío. Después de mucha insistencia y diversos exámenes, los médicos le confirmaron que la pequeña mancha que visualizaron en su radiografía de pulmón era un tumor.
“Yo siempre le tuve terror a la palabra cáncer. Cuando el doctor me lo dijo quedé paralizada. Con el tiempo tuve que aceptarlo e iniciar el tratamiento y hasta hoy estoy en quimioterapia”, cuenta Sepúlveda. Agrega que “los doctores me explicaron que era un diagnóstico común en la zona y que se podría deber a contaminación. Eso me hace sentido, porque llevaba una vida saludable: hacía deporte y no bebía alcohol ni fumaba”.
De acuerdo a los datos del Ministerio de Salud, hasta 2018 la tasa de incidencia de cáncer pulmonar es de 22,5 casos por 100.000 habitantes a nivel nacional. Pero en Antofagasta, en el caso de los hombres, esta cifra asciende a 62,5.
La radióloga del Hospital de Antofagasta e investigadora asociada del Cecan, Carolina Velásquez, señala que hay una relación ya confirmada que explica el porqué hay más cáncer de pulmón en la región. Esto se debe al arsénico: “Desde 1950 hasta 1978 hubo una cantidad importante de población expuesta a este mineral por consumo del agua, pues provenía de las napas. Esta es la causa que explica por qué tanta gente de Antofagasta tiene esta enfermedad”.
Asimismo, la especialista relata que hay otros factores que se están estudiando, como aquellos relacionados con la actividad minera y la producción del cobre en la zona.
Por otro lado, los fallecimientos en la región tienen una diferencia importante con el resto del país. Según el informe de Vigilancia Epidemiológica de Cáncer del Minsal, la tasa de mortalidad para el cáncer de tráquea, bronquios y pulmón entre los años 2009 y 2018 fue de 13,4 muertes cada 100 mil habitantes a nivel nacional, mientras que en Antofagasta esta cifra asciende a 31,2 casos por cada 100 mil habitantes.
En ese contexto, la doctora Velásquez da cuenta de la diferencia que hay entre la región del norte y el resto del país en cuanto a oportunidad de diagnóstico y tratamiento: “El 60% de los pacientes que llegan al Centro Oncológico de Antofagasta lo hace en etapa cuatro, la más avanzada. Si lo comparo con el Instituto Nacional del Tórax, que también atiende población Fonasa, pero en Santiago, el 45% llega con un cáncer así de avanzado. En el sector privado, en la Clínica Santa María, por ejemplo, 45% llega en etapa uno y sólo 30% llega en la cuatro”.
La especialista afirma que la otra brecha que se registra es la del recurso humano: “El arsénico que hay en los salares también se aspira. Entonces hay condiciones geográficas en el norte que hacen que el ambiente al que uno está expuesto sea diferente, pero también hace que se vengan menos especialistas a vivir para acá. Nosotros no tenemos todos los oncólogos que necesitamos, porque están todos concentrados en Santiago”.
Maule: gástrico
Los expertos han podido identificar otro cáncer que tiene una alta presencia en una zona específica: los tumores gástricos en el Maule. De acuerdo con los datos de la cartera sanitaria, la Séptima Región tiene la incidencia de cáncer gástrico más alta en el país, pues en la zona se registran 46,3 casos cada 100 mil habitantes, casi seis veces más que el promedio nacional, de 8,2.
La diabetóloga e investigadora de la Universidad Católica del Maule, Laura Huidobro, explica que una de las principales causas de este cáncer es la bacteria Helicobacter pylori. “No es que la bacteria la tenga hoy y el próximo mes me diagnostiquen cáncer, son años de permanencia, donde la mucosa del estómago va cambiando hasta que aparece el cáncer”.
Respecto a la relación entre esta enfermedad y la zona geográfica del Maule, la doctora plantea que hay más dudas que respuestas, pero que se podría dar por interacción entre esta bacteria y la genética. “Los estudios internacionales dicen que muchas etnias, como la maori o la mapuche, tienen más riesgo de tener cáncer gástrico. Sin embargo, en estudios locales sólo hemos podido encontrar que las mujeres con marcadores de ancestría mapuche tienen más riesgo. Igual hay un factor genético, porque cuando hay un cáncer gástrico, 15% de esas personas tienen un familiar mapuche. Todo indica que la genética influye”. Esto también explicaría la alta presencia de cáncer gástrico en regiones como La Araucanía.
La especialista da cuenta también de la falta de oportunidades en la región: “Tenemos pocos endoscopistas, que son los especialistas que pueden hacer el diagnóstico. Entonces la lista de espera en nuestra región es larga. En el sector público tenemos muchas personas que esperan años por una endoscopía y ese tiempo es suficiente para que una inflamación gástrica evolucione hasta convertirse en cáncer”.
De acuerdo a los informes de Salud, entre 2009 y 2018 se registraron 14,6 muertes a causa del cáncer gástrico por cada 100 mil habitantes en Chile, cifra que asciende a 18,3 en el Maule.
La Araucanía: vesícula
Más al sur, los expertos del Cecan han notado una alta presencia de cáncer a la vesícula. Entre 2009 y 2018 se registraron 9,6 muertes cada 100 mil habitantes en La Araucanía, casi cuatro decesos más que el promedio nacional de seis.
El facultativo del Hospital Dr. Hernán Henríquez Aravena de Temuco, y académico de la U. de la Frontera, Juan Carlos Araya, afirma que Chile figura en segundo lugar a nivel mundial en la frecuencia de cáncer de vesícula. A nivel país, la zona sur es donde más se ven estos tumores.
Respecto a las causas de este tipo de cáncer, el especialista asegura que son desconocidas, pero que “uno de los factores de riesgo más importantes es la presencia de cálculos en la vesícula. Y es frecuente en mujeres, porque tienen más posibilidades de tener cálculos. Hay también otros factores más ambientales o condicionantes poblacionales de pobreza. Eso sí, un punto importante es que el tumor es más frecuente en personas con ancestros mapuches”.
La importancia de las medidas
En ese contexto, la directora ejecutiva de la Fundación Foro Nacional sobre el Cáncer y del Cecan, Carolina Goic, reseña que Chile es el país “más largo del mundo. Tenemos una geografía caprichosa que también se expresa en iniquidades y diferencias respecto de los cánceres, que es lo que vemos en estas tres regiones, pero no tenemos el dato que nos muestre qué hay detrás de esa mortalidad. En la medida en que podamos ir conociendo esas diferencias con datos más duros podemos tener medidas que sean más efectivas para el territorio”.
En tal sentido, la Ley Nacional del Cáncer establece un marco para la planificación, desarrollo y ejecución de políticas públicas destinadas a prevenir el aumento de la incidencia del cáncer y asegurar un tratamiento oportuno y de calidad. Entre ellas está la elaboración de un plan y de un registro de cáncer.
Para los expertos, este registro es una de las necesidades más urgentes, pues los datos que hay no son tan precisos ni actuales. Por eso, Goic -exsenadora e impulsora de la ley- añade que “queda en evidencia que se necesita lo antes posible el registro como base de implementación de la ley y el seguimiento del plan”.