Las señales del poder que tendrá el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género en el nuevo gobierno se estaban dando de a poco, aunque la última de esta semana fue clara: en la antesala del Día Internacional de la Mujer, la ministra Antonia Orellana, junto a miembros de la Secretaría de Comunicaciones, distribuyeron un instructivo que los ministros, subsecretarios y hasta el propio presidente electo siguieron al pie de la letra. Se trataba de una minuta comunicacional para no cometer errores en dicha jornada. En ésta, había indicaciones precisas como la de no celebrar ni felicitar la conmemoración o la prohibición a los ministros hombres de dar entrevistas. Cualquier actividad que tuvieran debían realizarla junto a una de las lideresas del gobierno.
No era cualquier fecha. Por primera vez, la corriente feminista llega como protagonista al nuevo Ejecutivo. El compromiso de un gobierno con perspectiva de género se convirtió en uno de los sellos más importantes de la campaña de Gabriel Boric y en una fecha tan simbólica como el 8M abordarlo de esa manera -ad portas de asumir como presidente- era una suerte de debut.
Nombrar un gabinete con más mujeres que hombres fue la primera medida histórica del Mandatario para iniciar el plan feminista. No por nada tras ser investido con la banda presidencial y al momento de tomarles juramento, manifestó: “Estoy profundamente orgulloso de este gabinete. Estoy orgulloso de que sean más mujeres que hombres y eso es gracias al movimiento feminista”.
A esa significativa señal en un principio le siguió la decisión de incluir al Ministerio de la Mujer y Equidad de Género en el comité político -en lugar del Ministerio de Desarrollo Social y Familia-, así como también instalar su oficina dentro del Palacio de La Moneda. En el comité político están conscientes de que esta es una de las promesas clave del nuevo gobierno y así lo han hecho notar al resto de los ministros y subsecretarios a la hora de poner en marcha la administración.
Para bajar esta promesa, explican que el plan feminismo se instalará en cada ministerio, en la organización de trabajo de los equipos, sus rutinas y también en la toma de decisiones. Desde La Moneda explican que el hecho de que las ministras Siches, Vallejo y Orellana integren el comité político, ya es señal de que el enfoque de género estará presente en las decisiones más centrales y estratégicas del gobierno. Algunas señales -si bien estéticas- ya se dieron ayer con el traje morado de la ministra vocera de gobierno, el verde de la primera dama Irina Karamanos y algunos pañuelos que se vieron en la instancia, como el que llevaba la ministra de Bienes Nacionales, Javiera Toro.
La presencia de esas figuras feministas no es todo: en el círculo de asesores del Segundo Piso, el Mandatario tendrá a la doctora en filosofía Luna Follegati especialmente dedicada a esta materia. Ella es quien hasta hace poco le dictaba clases de feminismo al Presidente a través de Zoom.
En cuanto a la organización de los equipos, en cada una de las carteras está asumida la idea de que exista paridad entre los funcionarios y asesores. Así como también facilitar los espacios laborales para las mujeres, resguardando el cuidado de los hijos y la delimitación horaria en pos de mantener la vida familiar. Esta es una indicación que el presidente electo y su equipo han comunicado expresamente a los ministerios. Prueba de ello es que la ministra del Interior, Izkia Siches, hizo el punto, asegurando que el Estado debía adaptarse a ella y confirmando, además, que sus primeros viajes al norte y a La Araucanía los hará acompañada de su hija Khala.
Las primeras medidas
En el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género sostienen que se han revisado distintos modelos de gobiernos feministas extranjeros, pero que su ejecución o adaptación dependerá mucho de las condiciones actuales. “Tenemos que ser capaces de innovar, hay experiencias interesantes, en los países nórdicos se habla de política exterior feminista, por ejemplo, y eso es muy importante, porque las regresiones en derecho que se viven en un país nos afectan a todos”, explica la ministra Antonia Orellana.
Entre las primeras tareas a ejecutar, adelantan desde el ministerio, una de las prioridades será impulsar la inserción del empleo femenino, considerando las pérdidas tras la pandemia. “Tenemos que avanzar en recuperar esos empleos y debemos buscar también nuevas formas en las que el empleo femenino pueda entregarse”, dice Orellana. En ese sentido, si bien desde el Ministerio de Hacienda transmiten que no está contemplado un aumento de presupuesto para esta cartera, sí se destinarán más ingresos para programas que estén focalizados en el objetivo de generar mayores fuentes laborales.
La idea de comenzar el diseño del Sistema Nacional de Cuidados, en conjunto con el Ministerio de Desarrollo Social, es otro de los proyectos que tendrán prioridad. “Esa instalación solo es comparable con el Servicio Nacional de Salud a principios del siglo XX, que se traduce en la construcción de una red de apoyo al cuidado a lo largo de todo el ciclo vital y que, por cierto, se podrá hacer de manera gradual”, afirma la ministra.
En términos legislativos, se le dará urgencia al proyecto de ley integral contra la violencia que se encuentra en el Congreso y que permitirá, según explica Orellana, responder de mejor manera a las demandas y problemas que hoy enfrentan las mujeres. En cuanto a temáticas valóricas, la promesa del aborto libre, seguro y gratuito, si bien forma parte del interés del ministerio, de acuerdo con la ministra quedará en espera de lo que ocurra con el nuevo texto constitucional antes que volver a iniciar la discusión legislativa.
Guardianas del feminismo
Desde el comité político se emitió una orden que solicita que en cada ministerio haya una oficina de género, preocupada de que las bajadas estén acordes a criterios paritarios en todas las decisiones de todas las carteras. A esto, en La Moneda lo denominan como “transversalización de género”. El concepto lo explicó la propia ministra Antonia Orellana el viernes 4 de marzo, en un encuentro interministerial con ministros y subsecretarios.
En una presentación de Power Point que se distribuyó a todos los presentes, se les explicó que la idea de la transversalización se trataba de una voluntad política para alcanzar la equidad y la igualdad de género.
¿Cómo se logra? A través de “la incorporación de la perspectiva de género en el proceso de planificación de todos los ministerios, departamentos y divisiones”. Integrarlas en las fases de los ciclos de planificación sectorial, incluido el análisis de desarrollo, implementación, monitoreo y evaluación de políticas, programas y proyectos”.
La indicación, en simple, se traduce en que, por ejemplo, a la hora de analizar datos “se disponga de información desagregada por sexo para revelar el impacto diferencial en hombres y mujeres. Aumentar la cantidad de mujeres en posiciones de toma de decisiones en los gobiernos y en los sectores públicos y privados. Además de facilitar herramientas y capacitación en perspectiva, análisis y planificación de género a los tomadores de decisiones, y otro personal clave”.
De esto se encargarán las asesoras ministeriales de género: un cargo que si bien existe desde que se creó el Ministerio de la Mujer en 2015, nunca se había materializado de manera tan elocuente como ahora. Se trata de un puesto que tendrá línea directa con los ministros y que se pagará de la misma manera que al círculo de asesores de cada gabinete -un monto que hasta ahora va desde los dos millones de pesos-.
En la misma jornada organizada por Orellana el 4 de marzo, se anunciaron algunas de estas asesoras: expertas en cada una de las carteras sectoriales, pero también en feminismo, quienes se encargarán de asesorar a los ministros y velar porque la perspectiva de género se cumpla. Entre ellas se encuentran militantes de Convergencia Social, como la profesora experta en educación no sexista Camila Arenas, en el Mineduc; la socióloga Carolina Guerra, en Trabajo, y la geógrafa Natalia Ramírez, para Transportes y Telecomunicaciones.
Desde esa última cartera, el rol que se espera que juegue Ramírez será el de, entre otras cosas, impulsar la incorporación de mujeres al sector, ya que “tanto Transportes como Telecomunicaciones son rubros muy masculinizados”, explican desde la repartición.
La socióloga especializada en estadísticas de género, trabajo y economía feminista Mabel Araya será quién asesore al ministro de Economía, Nicolás Grau. Así también lo hará la médica cirujana Paula Araya en Salud y la socióloga Tania Macuer en Vivienda. “Este cargo permitirá profundizar en políticas de vivienda y ciudad bajo una mirada feminista, que considere en sus programas la vida cotidiana de las mujeres y grupos específicos, acortando brechas de género en los barrios que limitan el desarrollo integral de las mujeres”, explica Macuer.
En el Ministerio de Energía señalan que, además de que el gabinete será paritario, se creará una unidad exclusiva para temas de género liderada por la ingeniera agrónoma Marcela Zulantay.
“La Política Energética Nacional contiene metas de género centrales, como la igualdad salarial y de cargos en niveles directivos al año 2040, pero impulsaremos diversas gestiones para llegar antes a la meta”, explican.
En cuanto al resto de las carteras, varias aún no definen quién será su asesora y otras prefieren mantener en reserva el nombre antes de que asuma.
Lo que sí está claro es que a comienzos de abril se espera que esté funcionando gran parte de las asesoras de género, quienes serán parte crucial del sello feminista que busca esta nueva administración.