Cuando Delia Icela Quiroa Flores Valdez, hermana de un desaparecido por el narcotráfico mexicano, envió una misiva pidiendo un pacto de paz dirigido nada más ni nada menos que a 10 de las más importantes organizaciones criminales de la droga, una de las primeras personas en decir que apoyaba la medida fue el propio Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, más conocido como AMLO. Sin embargo, a los pocos días se arrepentiría.
Flores Valdez, activista y portavoz del Colectivo Nacional de Víctimas 10 de Marzo y Unión de Colectivos de Madres Buscadoras en Tamaulipas, se dirigía, entre otros, al Cartel Jalisco Nueva Generación, al de Sinaloa, al del Golfo, y a los Zetas Vieja Escuela para pedir un “acuerdo de paz y erradicación de la desaparición forzada de personas”, aseguraba la carta.
Según datos de la Comisión Nacional de Búsqueda actualizados hasta el 30 de mayo de este año, en México existen 110.777 personas desaparecidas y no localizadas. Solo en Jalisco, Tamaulipas y Estado de México, tres de las localidades con mayor número de reportados, hay registro de 14.977, 12.663 y 11.843 personas desaparecidas, respectivamente.
Consultada por La Tercera, Ainhoa Vásquez Mejías, académica chilena radicada en México hace 16 años que hace clases en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y ha dedicado una porción de su trabajo al estudio de la narcocultura, aseguró que “en la mayor parte, (las desapariciones) se explican por el narcotráfico. Desde los feminicidios y las desapariciones de mujeres en Ciudad Juárez –que causaron tanto revuelo en los años 90 y principios del 2000– hasta las desapariciones y asesinatos de jóvenes y de migrantes hoy”.
La búsqueda por un pacto
“Yo, Delia, hermana de Roberto (desaparecido el 10 de marzo del 2014), he decidido hablarles directamente”, iniciaba la misiva. “Nuestro colectivo anhela que nuestros familiares desaparecidos regresen, vivos o muertos, así como que esta práctica sea eliminada en el territorio nacional (...) y es por lo que necesitamos de su ayuda y colaboración”, continuaba.
La búsqueda de las madres, explicó Ainhoa Vásquez, se debe “a la impunidad que rodea a este tipo de crímenes. Los primeros grupos fueron las que buscaban a sus hijas desaparecidas en Ciudad Juárez. Tuvieron que actuar frente a la apatía de las autoridades y la criminalización a la que fueron sometidas. Se decía que sus hijas se habían escapado por su propia voluntad, que habían cruzado la frontera, que se prostituían. Ante toda esta desidia de quienes eran los encargados de buscarlas y de encontrar justicia, comenzaron a organizarse”.
En abril de este año, miembros del Colectivo Madres Buscadoras de Sonora y Jalisco, incluida su líder nacional, Cecilia Flores Armenta, se reunieron con autoridades estatales para solicitar asistencia gubernamental. “Búsqueda, investigación de nuestros desaparecidos y también que apoyen a las Madres Buscadoras con vehículos, ellos pueden donar vehículos en comodato como los que tenemos nosotros en Sonora, tenemos un gobernador empático y sensible con nuestra causa y nos apoya con vehículos, herramientas, todo eso lo puede hacer el gobierno, que recuerde que las madres hacemos todo el trabajo que le corresponde al gobierno”, criticó la presidenta de la agrupación.
De regreso en la carta, Flores Valdez solicitó a las cúpulas narco cumplir con tres ejes: dar respeto a las víctimas y familiares mediante la entrega de un sepulcro digno para los fallecidos; respetar la vida y el libre tránsito de familiares y colectivos de víctimas durante su búsqueda –considerando que, entre 2021 y 2022, cinco madres fueron asesinadas, detalló en noviembre pasado el entonces subsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía Berdeja–; y, en tercer lugar, el cese de los conflictos armados, a menos que se den en el ejercicio de la legítima defensa, explicó Infobae.
En el documento, la activista asegura que los líderes e integrantes del mundo narcotraficante eran vistos como héroes, “porque fueron de los pocos que se enfrentaron a los abusos de autoridad”, agregando que la mayoría ingresa debido al “hambre, la discriminación y la falta de oportunidades que impide salir adelante”. También agregó que antes el narco no desaparecía cuerpos, sino que los dejaban abandonados en las calles.
En opinión de la académica chilena de la UNAM, en el fenómeno de la desaparición por parte de narcotraficantes “hay múltiples factores que se cruzan, pero todos conducen al crimen organizado: desapariciones por asesinato, por secuestro, para el tráfico de órganos, para la trata, para realizar trabajo forzado, etc.”.
Pero, en la práctica, ¿es viable un pacto con los narcotraficantes? Según la experta, “es común que las Madres Buscadoras pacten con ciertos grupos criminales, porque son ellos los que manejan los territorios y necesitan de la autorización de estas bandas. Aseguran que no están buscando venganza ni encontrar culpables, lo único que quieren es encontrar los restos de sus familiares. Esto demuestra que ya había ciertos pactos con grupos criminales. Lo nuevo es que esta carta se haga pública, se dirija a las bandas de narcotraficantes más importantes y que también se espere una respuesta pública”, detalló.
Y, según la propia Flores Valdez, los destinatarios ya le habrían dado una respuesta. En conversación con el diario Milenio, la activista aseguró que “ellos” la habían contactado a través de un miembro de la Iglesia para confirmar que estaban de acuerdo con todo, excepto el tercer eje, relativo al cese de los conflictos armados.
AMLO y sus dudas
Fue durante sus sesiones mañaneras transmitidas a todo el país, puntualmente la del martes pasado, cuando el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que apoyaba el pacto. “Yo estoy de acuerdo, ojalá y se lograra la paz, es lo que deseamos todos, que no haya violencia, homicidios, que no haya agresiones, porque se afecta a todos. (…) Yo sí, todo lo que signifique hacer a un lado o no usar la violencia lo apruebo”.
Para Vásquez, la respuesta del mandatario no era descabellada, considerando que “desde el inicio de su gobierno planteó nuevas posibilidades para detener la inseguridad, las desapariciones y los asesinatos producto del crimen organizado. En su propuesta de Plan Nacional de Desarrollo, durante los primeros años de gobierno, propuso, por ejemplo, la posibilidad de legalizar todas las drogas”.
Si bien detalló que “AMLO es sumamente partidario de la no violencia y, originalmente, era del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en esa época en que los pactos existían y se respetaban”, por lo que no era extraño “que respalde esta carta”, la experta matizó la situación recordando que “no es viable un acuerdo así hoy, porque ya no tenemos tres carteles como en los 80 y ya no se dedican solamente al tráfico de drogas. Hoy es otro país, un país donde un trato así podría ser incluso deseable, pero completamente imposible”.
Tres días después de su polémico apoyo, el mandatario se retractó de sus palabras aclarando que dio su aprobación en el sentido de buscar cualquier medida que permitiera la paz, calificando de “tendenciosa” la pregunta que le hicieron el martes. “No queremos ningún acuerdo con la delincuencia”, corrigió ayer.
“Aclaro eso y vamos a seguir apoyando a las madres que están buscando a sus hijos, a los familiares que están buscando a personas desaparecidas, pero es nuestra responsabilidad. Y no hay en puerta ningún otro plan”, concluyó.