Una antena de origen chino ubicada en la provincia de Neuquén, al sur de Argentina, ha creado tensión diplomática entre EE.UU. y el gigante asiático durante las últimas semanas, con el sur del país transandino como escenario de la disputa geopolítica. En particular, dos cosas sobre la antena son las que generan polémica: si su uso es efectivamente solo civil, como señalan los convenios firmados, y no militar; y las concesiones hechas por Argentina en cuanto al control de estas instalaciones.
La base espacial china está ubicada en un predio de 200 hectáreas en Quintuco, cerca de Bajada del Agrio en Neuquén. Se empezó a construir en 2014 bajo la presidencia de Cristina Kirchner y la gobernación de Jorge Sapag, y fue cedida de forma gratuita -sin pago de impuestos- por el gobierno por 50 años y cuenta con una zona de exclusión de frecuencias de un radio de 100 kilómetros, finalizando la construcción en 2017, detalla Infobae.
Según indicó la gobernación de Neuquén el viernes pasado, la estación es un proyecto de la Agencia Nacional China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae). El 22 de diciembre de 2012 se firmó un acuerdo tripartito entre esos organismos y la provincia del Neuquén; al año siguiente comenzó la construcción; en abril de 2015 se iniciaron las tareas de montaje de la antena y comenzó a funcionar en 2017.
De acuerdo con Agustín Rossi, exministro de Defensa durante las administraciones de Cristina Kirchner y de Alberto Fernández, el interés de China en esa zona se debe principalmente a la calidad del cielo. “Los cielos son menos contaminados en el sur. Tenemos menos densidad poblacional. Es una provincia con muchos días diáfanos de sol, que también le permiten realizar las investigaciones con más efectividad”, explicó a La Tercera.
Desde afuera sólo se puede ver una antena parabólica de 36 metros de diámetro. China la construyó para el Programa de Exploración Lunar, según explica el diario marplatense 0223. La construcción ha recibido fuertes acusaciones de la jefa del Comando Sur de EE.UU., Laura Richardson y del embajador norteamericano en Argentina, Marc Stanley, quien manifestó que ésta tenía fines militares “secretos” y “soldados” chinos trabajando allí.
Lo anterior, porque la base espacial reporta directamente al Ejército Popular Chino y las actividades de la antena nunca fueron especificadas. Tras los reclamos, el gobierno le pidió a China hacer una inspección en la base que administra de manera casi soberana y el domingo, Clarín reportó que tras haberse realizado más de 40 inspecciones a la estación por ministros, embajadores, científicos de la Conae y del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacon), no se encontró “ningún militar chino o actividades con fines militares”.
En la ciudad austral de Ushuaia, Tierra del Fuego -a poco más de 2.500 kilómetros de la base china-, se aprobó la base militar estadounidense como parte de una “alianza estratégica”, según el presidente Javier Milei, que eventualmente serviría para recuperar las Malvinas. Aunque el subsecretario de Estado adjunto para América del Sur, Kevin Sullivan, señaló este miércoles durante su visita a Buenos Aires que la cooperación se centra en investigación científica y logística para el turismo, descartó la intención patriota expresada por Milei.
Asimismo, reiteró que espera que haya “transparencia” sobre las actividades que se realizan en la base de observación espacial china en Neuquén.
El politólogo Julio Burdman, docente e investigador en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de la Defensa Nacional, indica a La Tercera que no considera que la relación argentina con EE.UU. vaya a liquidar los lazos con el gigante asiático. “Los chinos no necesariamente se van a ofender porque Argentina no lleve adelante proyectos con ellos, pero van a considerar que el potencial de una alianza estratégica es menor”. “Si China ve que Argentina está menos interesada en hacer negocios, simplemente va a replegar y llevar su carpeta de proyectos a otro lado”, explicó.
Aunque, según consigna el medio La Política Online, China ya no oculta la tensión con el gobierno de Milei, porque su embajada en Buenos Aires publicó una serie de tuits en defensa de la base en Neuquén tras las acusaciones estadounidenses. “En ninguno de los casos el tema es Argentina en particular, sino que es el espacio exterior donde EE.UU. y China tienen una competencia por el dominio de la información que proveen estos observatorios espaciales y la Antártida”, destaca Burdman.
El año pasado se planeó construir un puerto de origen chino en Río Grande -en la costa atlántica de Tierra del Fuego-, que estaba previsto para ser un punto de partida hacia la Antártida, pero fue cancelado tras objeciones norteamericanas. “A EE.UU. básicamente le interesa que China no tenga una presencia cercana a un paso estratégico como es Magallanes y acceso a la Antártida facilitado”, explica a La Tercera Fabián Calle, analista internacional experto en seguridad y asesor del Ministerio de Defensa.
La Unión Europea también opera una Agencia Espacial de seguimiento al sur de Malargüe, Mendoza. Junto a la estación china de Neuquén, la europea también será inspeccionada, asegurando que se cumplan los parámetros técnicos y científicos acordados, según reportó el Diario Mendoza Today.