Elisa Loncon (Pueblo Mapuche): “Lo de Rojas Vade fue una cuestión individual que afectó profundamente la confianza de la Convención”
Protagonistas de la Convención
En la recta final del trabajo de la Convención Constitucional, la representante del pueblo mapuche hace un análisis del trabajo del organismo y los momentos más complejos, como el caso del ahora exconvencional que mintió al decir que tenía cáncer. La también expresidenta del órgano constituyente dice que le hubiese gustado un plazo de tres años para elaborar la nueva Constitución y que ha sido víctima de racismo -por parte de la derecha- al interior de la instancia. “El racismo me sobrecogió en ciertas circunstancias”, revela.
¿Se siente conforme? “Estoy muy contenta, porque cumplimos con los tiempos que implicó organizarnos. La meta fue lograda. Siento satisfacción y alegría”, dice la primera presidenta de la Convención Constitucional, Elisa Loncon (Pueblo Mapuche), respecto del trabajo realizado por el órgano constituyente que está llegando a su fin.
La Convención ya elaboró un primer borrador con 499 artículos y solo falta que concluya la labor de las tres últimas comisiones: Armonización, Normas Transitorias y Preámbulo, que tienen la misión de realizar los últimos ajustes al texto que se le entregará al Presidente Gabriel Boric el próximo 4 de julio.
De manera telemática -desde Antofagasta, donde sesionó esta semana el organismo- la convencional representante del pueblo mapuche aborda los casi 11 meses que lleva en marcha la Convención, sus dificultades y sus expectativas respecto del plebiscito de salida del 4 de septiembre.
Le tocó ser la primera presidenta de la Convención, siendo representante de un pueblo originario. ¿Qué significó para usted?
Bueno, fue un gran honor haber sido nombrada presidenta. Fui candidata, pero tampoco tenía la certeza que podía ser la primera presidenta, porque es un cargo demasiado grande. Como pueblo originario quedamos bien posicionados y muy agradecidos, porque por primera vez teníamos un reconocimiento del resto de la ciudadanía como personas que podíamos encabezar un proyecto de futuro para el país.
También conoció lo que es la exposición mediática y recibió varias críticas por su conducción en la mesa. ¿Cómo manejó esto?
Sí, hubo aciertos importantes y esto no fue una teoría personal de Elisa Loncon. Más tarde, nos llamaron la dupla (Jaime) Bassa y Loncon. El vicepresidente Bassa fue un excelente compañero de trabajo. Fue una dirección complementada, cuidada, porque se trataba de un hombre y una mujer indígena, donde fui objeto de mucha crítica y de racismo.
¿Hubo racismo en la Convención?
Desde el momento en que fui nombrada presidenta de la Convención y llegó un sector de la Convención que dirigía otro proyecto de sociedad, que era mantener la Constitución del 80. Ese sector empezó a instalar mentiras desde afuera. Se publicó lo que comíamos y denostando que éramos flojos. Peyorativos que siempre han caído hacia los pueblos indígenas. Esa opinión buscaba y busca todavía despertar el gen racista que se ha inyectado a nuestra sociedad chilena.
¿Eso le sorprendió?
Sin duda, el racismo me sobrecogió en ciertas circunstancias.
¿De parte de convencionales?
Por supuesto que sí. Había discursos donde se nos cuestionó el habla, la ropa.
¿Y eso de parte de quiénes?
De gente de la derecha. Pueden revisar la información que está en la página de la Convención y ahí pueden hacer mucho trabajo académico de análisis del discurso para darse cuenta los niveles de racismo.
¿Cree que el país no está preparado para el protagonismo que han tenido en este proceso?
El país está preparado. Desde el momento en que se hizo esta lectura de la crisis de representatividad que sufrieron los partidos políticos y la gente optó por asumir la bandera mapuche para avanzar y demostrar su presencia, se hizo un acto político de reconocimiento. Nunca nos habían reconocido. Habíamos sido protagonistas de muchos encuentros y llamados al gobierno para el reconocimiento constitucional y no había ocurrido. Eso se dio en las calles a través de la movilización.
En ese sentido, ¿cómo toma las críticas respecto a que es una Constitución indigenista?
Esa es una afirmación manipulada, porque el indigenismo, como teoría, se basa en la integración de los pueblos a un modelo de desarrollo desde la visión occidental (...). El segundo punto indigenista es en el sentido de indio, de una Constitución de indios y de que exacerba el concepto de indio. Aquí en Chile, cuando a alguien se le llama indio, es como reconocerlo no igual. Reconocerlo atrasado, poco culto, que no tiene el mismo nivel cultural que otro. Es un concepto racista. El decir que es una Constitución indigenista lo que hace es despertar el gen racial que tenemos inyectado en los chilenos, producto del desconocimiento de lo indígena para que se vaya en contra de nosotros, porque ser indio es malo.
Dejando de lado el concepto, ¿cree que hay una sobrerrepresentación de los pueblos originarios? Lo que es cierto es que hay varias materias que los incluyen.
Hay que leer el borrador y se van a dar cuenta que son 499 artículos. De ellos, 47 artículos, y no todo el artículo completo, se refiere a la nación y los pueblos originarios. No es una Constitución de los indígenas, es una Constitución de todos los chilenos.
Cuando fue presidenta recibió varias críticas porque varios acusaron que, entre otras materias, se perdió mucho tiempo al inicio. ¿Hace alguna autocrítica?
Dentro de situaciones de autocrítica, nos ha faltado mucho un sistema comunicacional al interior de la Convención, pese a que tenemos muchos periodistas. Eso ha pasado porque el tiempo que nos dieron para hacer la nueva Constitución era un tiempo demasiado limitado.
¿Cuánto debería haber sido?
Tres años para hacer un proceso más deliberativo. Hemos trabajado el triple. Me han tocado reuniones donde termino a las cuatro de la mañana y he empezado a las siete, durmiendo dos horas.
¿Hubo un desgaste?
Obviamente que hay desgaste y falta de sueño. Sin embargo, la motivación que llevamos por delante es mucho mayor.
Usted dice que se necesitaba más tiempo. ¿Cree que con el tiempo que tuvieron quedó una buena Constitución?
A mí me deja conforme.
¿Cuáles cree que fueron los episodios más complejos que le tocó enfrentar a la Convención?
Por supuesto que fue Rojas Vade. Eso fue muy complejo, porque fue una cuestión de un sujeto individual, no fue una responsabilidad colectiva de la Convención Constitucional. La Convención Constitucional se transformó en un cuerpo colectivo donde tomamos decisiones en conjunto y, donde en conjunto, nos colocamos los cronogramas, los protocolos que necesitábamos para funcionar. Pero, en este caso, el problema y lo de Rojas Vade fue una cuestión individual que afectó profundamente la confianza de la Convención, esta frágil institución que nosotros teníamos, porque es una institución que todavía ni siquiera cumple un año.
Finalmente, la acción de uno los manchó a todos...
Sí, nos manchó, pero también desde un diálogo profundo, analítico, no debiera manchar el trabajo de la Constitución, porque es un trabajo colectivo y él tiene que hacerse responsable de lo individual.
Hay analistas que plantean que algunos convencionales no han estado a la altura del proceso. Por ejemplo, el convencional votando desde la ducha, entre otros casos.
Toda institucionalidad tiene que nacer, crecer, madurar. En ese corto periodo de tiempo, todos los convencionales tomamos una actitud y respondimos a un reglamento que nos permitiera una convivencia sana, republicana, democrática. Claro, llega un momento a la altura en que estamos trabajando, donde un convencional se pasa esa norma y actúa como si estuviera con su vecino, dentro del espacio familiar de su casa. No estuvo correcto su accionar. Sin embargo, eso no ha perjudicado en términos de las tareas que nosotros nos propusimos.
En general, ¿cree que los convencionales han estado a la altura del proceso?
La mayoría ha estado a la altura del proceso que ha significado deliberación, propuesta, discusión, contrapropuesta. Por eso ya tenemos este borrador.
“Va a ganar el Apruebo”
En un inicio, la Convención partió con mucha fuerza y apoyo ciudadano. Sin embargo, la imagen se ha ido deteriorando. ¿Cómo toma eso?
El deterioro se debe a la falta de información veraz y de calidad. Lamentablemente se ha puesto a disposición la voz del Rechazo y están tratando de exacerbar situaciones como la que estábamos comentando. Esas mentiras afectan.
Pero diversas encuestas muestran una tendencia en favor del Rechazo a la nueva Constitución, más allá de que se puedan equivocar. ¿No cree en ellas?
Es injusto todavía. No hemos tenido la posibilidad de informar a la ciudadanía lo que hemos construido. Espero que a finales de este mes cambie (la percepción).
¿Y pensó en algún momento que en las encuestas iban a reflejar que gana terreno el Rechazo?
A mí no me asustan las encuestas porque yo vengo de ese proceso. Cuando fuimos candidatos a constituyentes el año pasado. En 2021, las encuestas señalaban que los constituyentes del Rechazo iban a superar los dos tercios y que nosotros solamente tendríamos un tercio. La realidad fue completamente diferente. ¿Qué quiero decir con esto? Que no son encuestas objetivas.
Más allá de eso, ¿cómo se revierte si es que los contenidos generan incertidumbre?
Se revierte con la buena información, con el trabajo que haga la sociedad civil organizada y en función de conocer la propuesta de borrador que tenemos. Pero sigo pensando que también el gobierno es responsable de esto, porque la buena información contribuye a la democracia.
¿Cree que ha estado al debe el gobierno?
Sí, ha estado al debe. Cuando llegamos a formar la Convención, en julio, el gobierno nos dejó caer.
¿Tanto el gobierno de Piñera como el de Boric han estado al debe?
El gobierno de Piñera por su posición, porque no estaba de acuerdo con que se cambiara la Constitución y, en vez de ayudarnos, nos llevó a una situación donde no teníamos cómo instalar el proceso constituyente. Y este gobierno, aunque está de acuerdo, todavía no le ha hincado suficientemente bien el diente, no ha dado un programa específico para informar sobre esta nueva Constitución.
¿Qué significaría para usted si gana el Rechazo?
No se pierde el proyecto político. Yo he aprendido de mis antepasados que tarde o temprano los pueblos se liberan de la opresión. Si eso ocurre, será el mismo relato que retomaremos los pueblos para continuar. Pero va a ganar el Apruebo. Las mujeres no van a votar en contra de esta Constitución, que es la única paritaria en el mundo. Los jóvenes no van a votar en contra, porque se garantizan los derechos de las diversidades que representan, y los pueblos tampoco van a rechazar.
Que la mayoría de las normas hayan sido aprobadas sin la derecha, ¿le resta legitimidad para el futuro?
Tenemos un protocolo democrático con normas de dos tercios, por las cuales ellos votaron y lo hemos respetado. Ellos tienen que asumir un proceso de evaluación y reconocer sus debilidades. El miedo ha sido una de ellas.
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