Fue una semana con una alta tensión en torno a la seguridad y el orden público, y no solo en La Araucanía (ver páginas 32-33). Santiago también vivió cinco días “al rojo”. Todo comenzó el lunes 23 con la quema de dos buses en el centro de la capital por parte de un grupo de estudiantes y en que se vio en plena acción a los denominados “overoles blancos”. Y finalizó el viernes 27 con desmanes y enfrentamientos entre comerciantes ambulantes y manifestantes en Estación Central.

Quien está a cargo de supervisar estas intervenciones policiales es el jefe de la Zona Metropolitana, general de Carabineros Enrique Monrás. El alto oficial reconoce que lo que está sucediendo en los colegios y liceos emblemáticos está asociado a “grupos un poco más radicales con un corte más anárquico, en que ellos han usado la violencia, a través de los conocidos ‘overoles blancos’”.

¿Estos grupos se organizan al interior de los colegios o son personas externas?

Ambas. Son grupos que salen o que están ahí en las inmediaciones en algunos de los colegios emblemáticos, que han salido a quemar el transporte público. Por ejemplo, en la RM, este año, se han detenido a 11 personas por este delito en contexto de orden público con “overoles blancos”. Además, hemos registrado 38 buses del transporte público que han sido dañados, cuatro más que el año pasado.

¿Qué vínculo hay entre la acción de los “overoles blancos” y desórdenes en los colegios?

Nosotros tenemos alguna información de Inteligencia que nos da cuenta de que los ‘overoles blancos’ que operan en los colegios están asociados a grupos anárquicos, anclados en comunidades muy radicales, donde ellos quieren generar este miedo, pero los vamos a detener.

¿Hay una estrategia focalizada para detener a estas personas?

Hemos ido trabajando en base a la experiencia obtenida. Antiguamente íbamos más por la cantidad de los detenidos que cometían desórdenes. Hoy, en tanto, estamos concentrados en las personas que cometen derechamente delitos asociados al lanzamiento de bombas molotov. Estamos haciendo un trabajo más acucioso, donde participa personal adicional al de Control y Orden Público (COP), como el OS-9, operaciones aéreas con drones, localizando y detectando al individuo que comete el ilícito.

¿Con esto se los podrá sacar definitivamente de las calles?

Yo creo que sí. Acá hay un trabajo que nosotros podemos hacer cuando el delito ya se cometió, pero no sobre sus motivaciones, ya que ahí son otros estamentos del Estado los que tienen que trabajar. Nosotros tenemos un trabajo territorial, operativo y de Inteligencia, y es en ese plano que tenemos que planificar los servicios para tener la mayor cantidad de detenidos, con medios de prueba de calidad para que el Ministerio Público tenga las herramientas necesarias para imputarlos y dejarlos detenidos.

¿Se sienten respaldados por el gobierno?

Por supuesto. Todas las acciones que hemos realizado las hemos hecho en conjunto con el gobierno. Incluso, con los alcaldes también nos hemos reunido, porque una cosa es que nosotros contengamos a los alumnos violentos, pero en este contexto de violencia que existe hay que trabajar con el Ministerio del Interior y con las municipalidades.

Baquedano y el barrio Meiggs

Los desórdenes en Plaza Baquedano es algo que ha costado contener para las policías, pues ha sido permanente en el tiempo, desde el estallido social del 18 de octubre de 2019. Todos los viernes -salvo cuando la capital estaba bajo estrictas cuarentenas por la pandemia- ese sector es escenario de protestas y desórdenes.

¿Hay una estrategia nueva para contener ese foco de violencia?

Estamos trabajando de manera similar a lo que ocurre en los colegios y estamos teniendo resultados con la captación de imágenes, a través de drones y vigilancia aérea. Pero, además, hay un trabajo donde tenemos que incorporar a más actores para la recuperación de los espacios públicos. Hay que buscar alternativas y en eso estamos con la Subsecretaría del Ministerio del Interior para así recuperar Plaza Baquedano.

¿En qué se está pensando?

En buscar otras actividades que se puedan realizar ahí durante los viernes, pero que sea un espacio acotado. Se ha hablado de realizar algún tipo de ferias de trabajo, artesanales, alguna actividad deportiva, que no tengan que ver con algo policial. Nosotros podemos recuperar el espacio público, pero después otros organismos del Estado tienen que activarse.

¿Han recibido instrucciones de parte del gobierno del uso de la fuerza para contener protestas?

Las marchas pacíficas se tienen que hacer con el resguardo que corresponde, y en las situaciones en que hay delitos, nosotros siempre vamos a actuar en flagrancia.

¿Cómo han intervenido Meiggs?

Retirando los toldos, fiscalizando y deteniendo a más de 35 personas en estas semanas, muchas con órdenes pendientes. Además, hay otro trabajo paralelo que hace la Zona de Control de Armas. Ellos, a través de su base de datos están buscando quiénes, en este cuadrante de Meiggs, tienen armas y las estamos fiscalizando. Hay un dato relevante ahí: nos hemos encontrado con que 22 dueños de estas armas ya están fallecidos, y lo que se está buscando son quiénes las tienen ahora.

Esto pasa a pocas semanas de los disparos ocurridos en la marcha del Día del Trabajador, donde la periodista Francisca Sandoval murió tras recibir un balazo. ¿Por qué ocurrió algo de esa magnitud en pleno centro de Santiago?

Siempre coordinamos todo de muy buena manera con la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), desde hace años. En este caso estaba esta otra marcha (de la Central Clasista de Trabajadores) que partió violenta a cargo de un grupo denominado “el bloque de negro”, que protagonizó saqueos en farmacias, locales de comida y en el sector de los “toldos azules”. De ahí en más ocurrió todo lo que pasó después y que terminó con el lamentable fallecimiento de Francisca Sandoval.

¿Por qué había Carabineros conversando con personas que portaban pistolas?

Nosotros dispusimos una investigación administrativa que ya tiene un término y que no entrega responsabilidades al carro que estaba en el lugar. La persona que sale ahí en las imágenes reconoce que entre sus vestimentas tenía una pistola a fogueo, pero no es que desde ahí se haya disparado hacia los manifestantes. Eso ocurre en otro sector, en tiempos distintos.

¿Los funcionarios entonces ya fueron sobreseídos?

Así es.