En vísperas de iniciar su tercer mandato, el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ignoró su promesa de pacificación y provocó al saliente mandatario Jair Bolsonaro, destacó ayer el diario Folha de Sao Paulo. Ello, luego que el líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) publicara en sus redes sociales un videoclip de Tá na Hora do Jair Já Ir Embora, el mismo que se convirtió en un jingle antibolsonarista en las elecciones de este año.
El video fue publicado en la cuenta de Twitter del petista cerca de las 15:00 horas, después de que Bolsonaro partiera supuestamente rumbo a EE.UU. (ver nota secundaria) para pasar el Año Nuevo. Pero el posteo de Lula fue borrado y al caer la tarde ya no estaba disponible, consignó el periódico paulista.
“Al provocar a Bolsonaro, Lula deja de lado su promesa de buscar la pacificación del país”, comentó Folha, al recordar que el 30 de octubre, en su primer discurso tras ser elegido, Lula mostró su voluntad de buscar la paz con la mitad del electorado que votó por Bolsonaro. “A partir del 1 de enero de 2023, gobernaré para 215 millones de brasileños y brasileñas”, dijo entonces.
“Superar la polarización será un problema mucho mayor de resolver” para Lula, comenta al respecto James N. Green, profesor de Historia y Cultura Brasileña en la Universidad Brown y presidente de la junta directiva de la Washington Brazil Office, una institución independiente con sede en Washington, quien analiza en esta entrevista con La Tercera los desafíos de Lula, quien mañana jura su cargo en Brasilia.
Con un contexto económico e internacional distinto al de sus primeros mandatos, ¿qué versión de Lula cree que veremos ahora?
Lula entiende que enfrentará muchos problemas económicos, políticos y sociales diferentes en su nuevo gobierno, pero no creo que haya cambiado fundamentalmente sus políticas y enfoques de la política en Brasil. Seguirá siendo un socialdemócrata de izquierda, utilizando el Estado para resolver los problemas socioeconómicos de los más pobres, mientras relanza a Brasil a nivel internacional. También necesitará construir una coalición amplia en el Congreso que incluya sectores de centroderecha para poder aprobar la legislación.
¿Cuáles cree que deberían ser las prioridades de Lula en el gobierno?
Bolsonaro destruyó el gobierno brasileño, los programas sociales más efectivos y la proyección internacional de Brasil, por lo que habrá muchos desafíos para el nuevo gobierno de Lula. Ya ha establecido una clara prioridad de atender a los más pobres a través del fortalecimiento de Bolsa Familia y la obtención de un aumento en el salario mínimo. Las primeras tres prioridades deberían ser ampliar las oportunidades laborales, reducir la inflación y apoyar la educación pública, especialmente las escuelas primarias y secundarias, que se encuentran en una grave crisis financiera.
Después del aislacionismo de Jair Bolsonaro se espera que Lula retome el protagonismo de Brasil en el escenario mundial. ¿Cómo debiera materializarse ese rol?
El nuevo canciller Mauro Vieira es un diplomático talentoso que entiende que Brasil necesita mantener buenas relaciones tanto con Estados Unidos como con China. El desafío será evitar ser arrastrado en dos direcciones diferentes por la rivalidad entre estas dos superpotencias. Aunque hay algunas corrientes dentro del Partido de los Trabajadores que favorecen las relaciones estrechas con Nicaragua, Cuba y Venezuela, la nueva administración está mostrando cautela en relación con estos tres países para evitar las críticas tanto nacionales como internacionales de que el gobierno apoya demasiado a los regímenes autoritarios. Al mismo tiempo, Lula claramente va a volver a las políticas de construcción de relaciones estrechas con los países africanos.
¿Ve a Lula como un articulador de la integración regional? ¿Qué se puede esperar de Lula respecto a iniciativas como Mercosur o el resurgimiento de Unasur?
Con base en declaraciones del presidente electo Lula y del canciller Vieira, Mercosur y Unasur serán prioridades en la política exterior del nuevo gobierno. Esto significará construir relaciones bilaterales positivas con los países de la región y, al mismo tiempo, fortalecer la iniciativa de estas regiones para la cooperación económica.
El nuevo canciller de Lula ya declaró que se reanudarán las relaciones diplomáticas con Venezuela. ¿Considera que eso puede ser interpretado como un espaldarazo para el régimen de Nicolás Maduro?
Debido a que el gobierno brasileño ha reconocido la legitimidad del gobierno venezolano, es decir, no ha cuestionado las últimas elecciones, restaurará las relaciones diplomáticas plenas y quizás juegue un papel positivo para ayudar a resolver la crisis interna en los países con base en la voluntad de los diferentes actores políticos para permitir que el gobierno brasileño desempeñe ese papel.
Lula gobernará un Brasil muy polarizado, prácticamente dividido en dos tras la última elección presidencial. ¿Cómo ve a Lula enfrentando ese desafío de unir al país e inspirar confianza en sus opositores?
El amplio apoyo que recibió Lula de 10 partidos políticos, más la voluntad desde la elección de otros partidos políticos de centroderecha de participar en su gobierno y apoyarlo en el Congreso asegurarán que Lula tenga la mayoría en ambas cámaras para aprobar proyectos legislativos e implementarlos. Sin embargo, superar la polarización será un problema mucho mayor de resolver. En la medida en que el nuevo gobierno sea capaz de mejorar la economía e implementar los programas sociales que aborden las necesidades de la gran mayoría de los brasileños, algunos votantes, quizás el 20% que apoyó a Bolsonaro por un sentimiento anti Partido de los Trabajadores, el temor a políticas sociales radicales que supuestamente conducirían al país hacia un régimen comunista o las preocupaciones sobre las políticas económicas del PT, pueda ganarse y desarrollar sentimientos positivos hacia el nuevo gobierno. Debido a las redes sociales y las noticias falsas, la gente ha escuchado cosas inimaginablemente ridículas sobre lo que supuestamente estaba haciendo el nuevo gobierno, desde prohibir los servicios religiosos hasta obligar a las familias de clase media a acoger a personas sin hogar. Cuando estas fantasías proyectadas no se materialicen, ese sector de la sociedad se polarizará menos e incluso puede llegar a apoyar al nuevo gobierno. Sin embargo, hay un 30% consolidado del electorado que es conservador y actualmente bastante dispuesto a defender públicamente estas ideas. Seguirán siendo una oposición muy agresiva a Lula tanto en el Congreso como en la sociedad en general.
En ese sentido, ¿qué rol ve jugando al bolsonarismo durante el gobierno de Lula?
Entre el 30% aproximadamente que son partidarios leales de Bolsonaro hay un grupo radical, cuyo tamaño es difícil de saber exactamente, que es probable que lleve a cabo acciones extremas y violentas, como los intentos de usar explosivos para interrumpir la toma de posesión. Las acciones extremistas de estos grupos y personas que apoyan a Bolsonaro corren el riesgo de desacreditar al movimiento con sus esfuerzos, especialmente si logran hacer estallar algunas bombas y dañar a algunas personas. No está claro qué papel jugará Jair Bolsonaro en todos los diferentes esfuerzos del movimiento que ha desatado en Brasil. El hecho de que haya decidido ir a Florida con un boleto de ida justo antes de la toma de posesión puede ser simplemente una forma de evitar estar en Brasilia para pasar la banda presidencial a Lula y, por lo tanto, legitimar la elección. También puede ser una indicación de que se está retirando por completo de un papel activo en la política y, por lo tanto, no ofrece el liderazgo al movimiento que lo apoya. También puede temer ser arrestado por los delitos que cometió durante su mandato en Brasil y espera encontrar el exilio político en Estados Unidos. Un sector del Partido Liberal, al que Bolsonaro se unió simplemente para presentarse a las elecciones presidenciales, puede incluso romper con el movimiento de Bolsonaro para negociar con el nuevo gobierno de Lula. Otros sectores que apoyan a Bolsonaro probablemente seguirán siendo una fuerza muy vociferante en el Congreso y en la sociedad contra cualquier cosa que haga el gobierno de Lula. Queda por ver si pueden ganar más del 25% al 30% de la población para esta política de oposición total a todo lo que hace el nuevo gobierno.