Entrevista a Jennifer Mittelstadt: “En Trump hay un eco del movimiento antiinternacionalista que surgió en 1919″
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Para la historiadora de la Universidad de Rutgers, más que aislacionista o simple nacionalista, el Presidente de Estados Unidos es un “soberanista”, un movimiento que nació tras la Primera Guerra Mundial en rechazo a la Liga de las Naciones y que lucha contra la idea de un gobierno mundial que ponga en riesgo la soberanía nacional. “Los asesores de Trump”, dice, “usan todo el tiempo un lenguaje soberanista”.
“Cuando el Presidente Trump comenzó a hablar de retomar el control del canal de Panamá, colegas y amigos comenzaron a bombardearme con preguntas”, recordaba hace algunos días en una columna en The New York Times la historiadora estadounidense Jenniffer Mittelstadt. La razón, decía, era entendible, tras años estudiando los movimientos conservadores y su posición en política exterior, tenía que saber dónde ubicar políticamente al presidente de Estados Unidos y sus decisiones. Las categorías tradicionales que usan los historiadores para calificar a los conservadores no calzan en el caso de Trump. Por eso, algunos lo califican de aislacionistas y otros de simple nacionalista. Mittelstadt, sin embargo, llegó a otra conclusión: “Trump es un soberanista”.
Ese movimiento no es nuevo en Estados Unidos y creció en los años posteriores a la Primera Guerra Mundial. “En aquella época se desarrolló un discurso contra el internacionalismo que uno puede decir que es nacionalista, pero es más que sólo nacionalista, lo que busca es proteger al poder soberano y la jurisdicción de la nación frente a una entidad gubernativa supranacional”. Según la académica de la Universidad de Rutgers, es un movimiento muy legalista, “muy preocupado de defender la Constitución y preservar el control sobre el territorio y sus habitantes”.
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¿Por qué considera que Donald Trump es soberanista?
Digo que Trump es un soberanista porque a lo largo de mis investigaciones sobre los grupos de derecha en Estados Unidos y la historia sobre su interés en asuntos internacionales comencé a ver patrones en su lenguaje y en ciertas políticas que resonaron a Trump. Me tomó un tiempo darme cuenta, pero había un eco en el gobierno de Trump del anti-internacionalismo que se originó en 1919 con la propuesta de la Liga de las Naciones. Y cuando empecé a revisar los archivos de los años 20, los 30, 40, 50, 60… empecé a ver el recurrente uso de la palabra soberanismo, la idea de proteger la soberanía, que iba unida a la preocupación por las organizaciones internacionales. Primero fue la Liga de las Naciones, que generó una ansiedad persistente, pese a que al final Estados Unidos no se unió, luego las Naciones Unidas, el Acuerdo General sobre Comercio y Tarifas, la creación de la OTAN... Todos ellos parecieron producir temor de que las normas de esas organizaciones infringieran los derechos de Estados Unidos de hacer lo que quisiera en política internacional y pudiera gobernar su territorio de la forma que estimara más conveniente. Cuando finalmente uní todo eso, vi que los asesores de Trump usan todo el tiempo el lenguaje soberanista.
¿La clave del soberanismo y que lo diferencia del simple nacionalismo es entonces el rechazo a la idea de una gobernanza global?
Para dejarlo claro, el nacionalismo es un componente del soberanismo, pero lo interesante es que la forma en que hablan de nacionalismo en el movimiento soberanista es en el sentido de la necesidad de educar a la población sobre la historia de la nación, sobre sus hábitos, sus tradiciones y sus valores para preservarla como entidad independiente, que pueda contener o resistir el internacionalismo. La idea de que uno se identifique con personas a lo largo del mundo subvierte la fuerza que debe tener el espíritu nacional. Ellos hablan distinto a los simples nacionalistas, entienden el nacionalismo como una defensa contra la intrusión de ideas internacionalistas y de un gobierno mundial.
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¿El movimiento soberanista siempre estuvo presente en Estados Unidos en cierto nivel?
Sí, desde 1919 siempre estuvo presente y lo interesante es por qué les preocupó entonces el internacionalismo si en esa época Estados Unidos finalmente no se unió a la Liga de las Naciones. La razón es que entendieron en esos años, en los debates de la Liga de las Naciones, que algo más estaba pasando en el mundo, algo que iba más allá de la sola formación de una organización internacional. Se estaba formando una ideología y esa ideología decía, somos un solo mundo, debemos cooperar entre nosotros, debemos derrumbar las diferencias entre nosotros, debemos identificarnos con algo más grande que nuestros temores nacionalistas. En efecto, los soberanistas consideraron que el internacionalismo estaba calificando el nacionalismo como intrínsecamente peligroso en cierto sentido.
¿En qué posición estuvieron en la Segunda Guerra Mundial? ¿Mostraron simpatía hacia Hitler?
Tras el inicio de la Segunda Guerra lideraron el movimiento contra la idea de ingresar a ese conflicto, pero es importante entender su particular comprensión de eso, porque había muchos estadounidenses que no querían entrar a la guerra, había gente de izquierda que no quería entrar. Sin embargo, el discurso particular de los soberanistas era el siguiente: Franco, Hitler, Mussolini sabían que el internacionalismo era peligroso, sabían que la Liga de las Naciones era una farsa, sabían que el comunismo, que es una ideología internacionalista, era un gran peligro, entonces por qué vamos a pelear contra ellos, por qué vamos a pelear contra esas personas que saben cuál es el verdadero enemigo. Si nos unimos a los aliados, decían, vamos a terminar atrapados con ellos y vamos a volvernos parte de un nuevo gobierno mundial. Y tenían razón. La creación de Naciones Unidas fue la mayor pesadilla de los soberanistas. Comenzaron a hacer campaña para retirarse de la ONU, se opusieron a firmar cualquier tratado, no quisieron entrar en la Corte Internacional de Justicia… persistieron, pero perdieron. Sin embargo, tras el fin de la Guerra Fría volvieron a levantarse.
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¿Por qué fue importante ese momento para los soberanistas?
Creo que en algún sentido revivieron después del fin de la Guerra Fría porque fue la constatación de que nada había cambiado. Ahora el internacionalismo era el único juego que valía, podían ver a su enemigo claramente a los ojos, era el nuevo orden mundial, cuyas premisas son el internacionalismo y los acuerdos internacionales. Tenemos en esa época el acuerdo del Nafta con México y Canadá, hay más comercio mundial que nunca, Estados Unidos usa el Banco Mundial y el FMI a través del consenso de Washington para llevar sus políticas neoliberales al mundo y el libre comercio crece, se habla de derechos humanos constantemente y los soberanistas realmente sienten que es un periodo muy peligroso. Eso se potenció a comienzos del siglo con la crisis económica que golpeó al mundo en 2008/2009 y el surgimiento del populismo de derecha. Los soberanistas se subieron a esa ola y encontraron en Trump una persona que es lo bastante abierta para aceptar distintas ideologías y es instintivamente nacionalista. No creo que Trump sepa nada sobre soberanismo, pero creo que está dispuesto a adaptarse a cualquier ideología que coincida con su instinto de insistir básicamente en un poder autoritario. Si el soberanismo es esa ideología, si le sirve, entonces excelente.
Las declaraciones sobre Panamá, sobre Groenlandia y también sobre Gaza ahora último tienen un rasgo expansionista, ¿cómo conversa eso con el soberanismo?
Lo que veo en los archivos cuando vamos para atrás es que ese imperialismo -porque podemos llamarlo así a ese expansionismo-, está separado del soberanismo, pero tiene una relación. El soberanismo tiende a concentrarse no en la expansión de las fronteras de Estados Unidos sino en la mantención de la integridad territorial de los territorios que controla, es bien obsesivo con preservar la integridad territorial y el cuidado de las fronteras y la jurisdicción, es muy legalista. Entonces en el pasado, cuando nace el soberanismo, si bien Panamá no era un territorio oficial de Estados Unidos, estaba bajo el control de Estados Unidos. Para ellos el movimiento de los panameños de invocar a Naciones Unidas para reconsiderar el Canal como un territorio ocupado y devolvérselos para que ellos tuvieran jurisdicción total del territorio es visto como un complot del internacionalismo. Creo que buscar más territorio en Groenlandia o Gaza no tiene mucho que ver con la historia del soberanismo, creo que ahí es mejor revisar las lecciones sobre la historia del imperialismo, que tiene su propia tradición, o a los que estudian a Trump y que saben que está siempre buscando un nuevo negocio.
¿Cree que Estados Unidos eventualmente se retirará de las instituciones internacionales?
Si lo que me pregunta es qué pasará más adelante, creo que habrá una retirada real de la gobernanza internacional. Y no es sólo un tema de Estados Unidos, incluso podemos decir que Estados Unidos llegó tarde a ese movimiento que ya venía con el Brexit y el avance de los partidos de derecha en Europa que han estado molestos con la estructura de la UE desde hace muchos años. Creo que podemos esperar un debilitamiento de esa gobernanza internacional y creo que muchos regímenes estarán felices de que eso suceda.
¿Qué se puede esperar si se diluyen las organizaciones internacionales? ¿Volvemos al siglo XIX?
No, no podemos volver atrás porque hay muchas cosas nuevas que no existían en el siglo XIX, como el surgimiento de países que hoy son muy poderosos y que no eran poderosos entonces. Siendo honestos, hay mucha gente en todo el espectro político que no estaba feliz con el orden internacional. No es sólo en la derecha, ni sólo en Estados Unidos o la UE donde la insatisfacción sobre la forma en que este orden mundial ha operado es evidente. Creo que estamos en un lugar muy diferente en este momento. Como historiadora, acostumbrada a estudiar el pasado, me siento insegura y curiosa, realmente no estoy en una posición de predecir lo que vendrá, pero sí creo que habrá mucho unilateralismo, habrá muchos más tratados bilaterales y muchos menos tratados multilaterales, creo que es posible que algunos poderes que ejercían antes mucha autoridad ejerzan menos autoridad y surgirán poderes nuevos. Será un periodo de turbulencias y cambios. El último periodo en que hubo tanta turbulencia fue el de 1919 a 1939 que llevó a la Segunda Guerra. Me preocupa que sea el tipo de cambios que termina en un conflicto.
Usted hablaba recién de lo que pasó en Reino Unido con el Brexit, lo que pasa en Europa, ¿cree que hay una suerte de movimiento soberanista internacional?
Creo que la respuesta es sí, porque si la gran agenda es derrotar el internacionalismo, si la gran agenda es la preocupación compartida de que la gobernanza internacional quita poder, tenemos un enemigo compartido. Creo que por eso personas de derecha en Estados Unidos son muy cercanas a Hungría. Tienen objetivos compartidos, los dos son altamente nacionalistas, altamente soberanistas. Creo que ambos reconocen que están luchando por la soberanía nacional. No creo que haya algo así como la organización internacional soberanista ni nada formal de ese tipo, pero sí veo muchas coincidencias.
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