Europa se alista para otra guerra
En momentos en que la guerra en Ucrania entra en su tercer año, con un Ejército ucraniano desgastado y Rusia más fortalecida, los líderes europeos han reconocido que existe la posibilidad de un conflicto mayor en el Viejo Continente. Algunos temen que si Putin resulta vencedor, podría intentar extender su dominio a otros territorios. Las consecuencias serían devastadoras.
Lo que durante semanas había sido un nervioso rumor de pasillo en reuniones diplomáticas, ahora los altos funcionarios de la Unión Europea y autoridades de países a lo largo y ancho del continente lo reconocen, no sin temor: Europa se prepara para una eventual guerra. Si ya el conflicto en Ucrania había puesto en un tercer plano la agenda verde, ahora más que nunca la defensa está en el tope de la lista.
Fue la misma presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien encendió las alarmas. Hace una semana, ante el pleno del Parlamento europeo, lanzó: “La amenaza de guerra puede no ser inminente, pero no es imposible” (por lo que es hora de que) “Europa dé un paso al frente”.
Sus declaraciones iban en la misma línea que las emitidas por el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, en enero, cuando señaló que el Presidente ruso, Vladimir Putin, podría atacar a un país de la OTAN. “Nuestros expertos esperan un período de cinco a ocho años en que esto podría ser posible”, dijo al medio alemán Der Tagesspiegel.
Entendiendo la complejidad del escenario que podría enfrentar el Viejo Continente a corto plazo, Emmanuel Macron tomó el liderazgo. El Presidente francés no solo ha dicho que la ayuda militar a Ucrania no debe tener límite -Francia ya desembolsó 2.600 millones de euros-, sino que propuso el envío de tropas al territorio ucraniano, algo que, sin embargo, fue descartado por sus pares del bloque. Además, ha aumentado el presupuesto en Defensa y el jueves firmó un acuerdo estratégico con Moldavia (que sufre las presiones de Moscú a través de Transnistria).
Los temores a una maniobra inesperada de Putin -en caso de que resulte vencedor en Ucrania- son especialmente fuertes en los países nórdicos, que están a tiro de cañón de Rusia. El 9 de enero, el jefe de Defensa sueco, general Micael Byden, proyectó en un foro una serie de crudas imágenes del frente de la guerra en Ucrania, superpuestas sobre un fondo de un campo nevado sueco, y preguntó: “¿Creen que esto podría ser Suecia?”. Esto habría sido impensado hace unos años.
Para los vecinos escandinavos de Rusia, la invasión a Ucrania trastocó su postura de neutralidad. El año pasado, Finlandia se convirtió en el miembro más reciente de la OTAN y el jueves fue el turno de Suecia.
El oscuro panorama no es antojadizo. La difícil situación militar que enfrenta Ucrania -que carece de suficientes municiones, armas, tropas- ha acrecentado los temores de que Moscú puede ganar el conflicto y comenzar a mirar hacia otros países. A ello se suma una posible victoria de Donald Trump en las elecciones de noviembre, lo que beneficiaría al mandatario ruso, que se apresta a ser reelegido el próximo fin de semana por un quinto mandato.
Daniel Schade, académico de estudios europeos en la Universidad Leiden, en Países Bajos, explica a La Tercera que los dichos de los líderes europeos “deberían verse como una advertencia a la luz de la situación actual en Ucrania. En esencia, el argumento es que no contener y derrotar a Rusia en Ucrania podría animar a Moscú a tomar medidas agresivas contra países europeos de forma individual. Los cinco a ocho años mencionados (por Alemania) deben considerarse como el período de tiempo disponible para preparar a las fuerzas europeas para tal situación”.
“El Jefe del Estado Mayor de la Defensa de Reino Unido, almirante Sir Tony Radakin, lo expresó así recientemente: Rusia es menos capaz, pero más peligrosa de lo que pensábamos. A pesar de todas sus deficiencias, las Fuerzas Armadas rusas han demostrado su capacidad de aprendizaje y adaptación. Los responsables políticos europeos tienen razón al señalar que actualmente es improbable que Rusia lance otra invasión a gran escala, principalmente porque gran parte de sus fuerzas están comprometidas en la guerra de Ucrania, pero también que podría encontrarse en esa situación en un número relativamente corto de años”, indica a La Tercera Rafael Loss, investigador del centro de estudios European Council on Foreign Relations (ECFR).
Para Marcel van Herpen, autor del libro Putin’s Wars, “es difícil predecir una gran guerra entre Rusia y la OTAN, debido a que está claro que Rusia no puede ganar una guerra de este tipo”. “Moscú preferirá practicar pequeñas agresiones ‘paso a paso’ para poner a prueba la resistencia de Occidente sin entrar en una gran guerra. ¿Posibles focos clave?: Moldavia y los Bálticos”, dijo a La Tercera.
La amenaza rusa
Con la conquista en enero de Av-diivka, en el este ucraniano, Rusia ha incrementado su confianza en el conflicto. Además, ha sabido sortear las sanciones impuestas por Occidente, con ayuda militar proveniente de Irán y Corea del Norte.
En este contexto, y tal como ocurrió tres días antes de la invasión rusa a Ucrania el 24 de febrero de 2022, el Kremlin ha dado pistas de sus verdaderas intenciones. El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitry Medvedev, pronunció el lunes un discurso antiucraniano, junto a un mapa que mostraba a la gran mayoría del territorio de este país engullido por Rusia. “Este concepto debe desaparecer para siempre. Ucrania es definitivamente Rusia”.
El mismo Putin amenazó a Occidente con armas nucleares capaces de “destruir la civilización”, en su discurso anual al Parlamento la semana pasada. A ello se suman las declaraciones del jefe de la Academia Militar del Estado Mayor del Ejército ruso, Vladimir Zarudnitsky, quien advirtió el jueves que el conflicto en Ucrania podría escalar hasta convertirse en una guerra mayor en Europa. Así, reconoció que la posibilidad de que sus fuerzas se involucren en un nuevo conflicto está aumentando “significativamente”.
Documentos filtrados por el diario Financial Times indicaron que las fuerzas rusas han ensayado el uso de armas nucleares tácticas en una etapa temprana de un futuro conflicto con una importante potencia mundial, y entre los escenarios de entrenamiento que se evalúa es una invasión de China.
Los criterios para una posible respuesta nuclear van desde una incursión enemiga en territorio ruso hasta desencadenantes más específicos, como la destrucción del 20% de los submarinos rusos con misiles balísticos estratégicos.
Autodefensa de Europa
La Unión Europea no se ha quedado con los brazos cruzados. A los aumentos de los gastos militares desde que comenzó la invasión -los que alcanzaron un récord de US$ 251 mil millones en 2023-, ahora se suman los planes anunciados este martes para impulsar la industria armamentista del continente. El argumento es que los países miembros deberían aumentar las compras conjuntas de armas a empresas europeas.
En este sentido, la Comisión Europea -el órgano ejecutivo de la UE-, propuso gastar US$ 1.630 millones para dar incentivos a los países para comprar conjuntamente las armas a las empresas europeas, de las que se espera que aumenten su capacidad y desarrollen nuevas tecnologías.
El organismo estableció que de aquí a 2030 los países de la UE deberían comprar al menos el 40% del equipo de defensa trabajando en conjunto, gastar al menos la mitad de su presupuesto de adquisiciones de defensa en productos fabricados en Europa y comerciar al menos el 35% de los bienes de defensa entre países de la UE.
Michael Desch, académico de relaciones internacionales y director fundador del Centro de Seguridad Internacional de la Universidad de Notre Dame, la propuesta de la UE “suena bien, pero los europeos tienen un largo historial de no proporcionar suficientes recursos para su propia seguridad”. “Además, existen importantes diferencias regionales en la percepción de la amenaza rusa. Los europeos del este lo sienten mucho más intensamente que los alemanes, por ejemplo”, indicó a La Tercera.
“La propuesta de la Comisión Europea de reforzar la base industrial y tecnológica de la Defensa europea es, con razón, muy ambiciosa. La industria europea de Defensa está muy fragmentada y orientada a sostener Ejércitos europeos ‘bonsái’, equipados con sistemas de armas boutique muy capaces, pero también muy caros. La guerra de Rusia contra Ucrania demuestra que la calidad no puede compensar la cantidad, que se necesita tanto calidad como cantidad. La propuesta de la Comisión pretende aumentar la capacidad de la industria y dotarla de mayor coherencia. Pero, en última instancia, todo se reduce a dinero y voluntad política, y ambos dependen de las capitales de los Estados miembros”, explica Rafael Loss, experto en seguridad.
Ayuda a Ucrania
Mientras Europa hace planes para blindarse, Ucrania lucha por mantenerse a flote y recuperar los territorios ocupados por Rusia desde 2014. Hasta ahora, la ola de armas occidentales entregadas a Kiev -incluidos los tanques alemanes Leopard 2 y británicos Challenger 2; vehículos de combate Bradley estadounidenses; cohetes de artillería de largo alcance estadounidenses, británicos y franceses, así como las municiones y los proyectiles de artillería- no ha logrado hacer mella en las líneas del frente rusas.
Esto, a la espera del paquete de ayuda de US$ 61 mil millones que el Congreso de Estados Unidos tiene bloqueado. El canciller alemán, Olaf Scholz, se ha mostrado reticente a entregar los misiles cruceros que necesita Kiev, dejando perplejos a sus socios europeos. Según la prensa, el mandatario cree que al suministrar a Ucrania armas como misiles crucero Taurus (que podría utilizar para derribar el puente Kerch que une Crimea con Rusia, y posiblemente incluso atacar a Moscú) inquietaría a Putin hasta tal punto que podría tomar represalias contra Alemania.
La filtración de una conversación de cuatro oficiales de alto rango de la Fuerza Aérea alemana discutiendo hipotéticamente cómo Kiev podría utilizar misiles Taurus solo ha agregado más tensión entre Moscú y Berlín.
A este escenario se suman las elecciones en junio del Parlamento Europeo, donde expertos proyectan que es probable la consolidación de las fuerzas de extrema derecha. “Son importantes, porque Rusia apoya activamente a los partidos populistas que quieren poner fin al apoyo de la UE a Ucrania. Las elecciones forman parte de la guerra (informal) entre la UE y Rusia”, dijo Van Herpen, director de Cicero Foundation.
“Se puede esperar que Moscú influya en las elecciones, tanto en Europa como en Estados Unidos, (con) ciberataques, espionaje y trolling a través de las redes sociales”, concluye.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.