Según afirmó alguna vez el exPresidente Sebastián Piñera, Raúl Figueroa, su otrora ministro de Educación (2020-2022), conoce el cartera “como la palma de su mano”. “Estuve, en total, 8 años en el ministerio”, detalla el abogado de la Pontificia Universidad Católica en entrevista con La Tercera. Ejerció como jefe de la división jurídica, subsecretario de Educación (2018-2020) y luego como secretario de Estado.
El cargo lo asumió naturalmente, luego que su antecesora, Marcela Cubillos (UDI), dimitiera para abocarse de lleno al proceso constitucional que se cerró en 2022. Así, le tocó enfrentar una de las carteras más afectadas por la pandemia. Un informe del Banco Mundial y Unicef (2022) advirtió que la interrupción de la presencialidad en las salas de clases en Latinoamérica provocaría un retroceso de años en el nivel educativo, lo que ya comenzó a quedar en evidencia tras conocerse los resultados del Simce.
“Este es un insumo, una fotografía de cuatro años, este es el Simce de la pandemia que refleja el distanciamiento de los niños de los centros educativos. Pero también una tendencia lamentable en la última década de resultados de baja de resultados”, afirmó el ministro Marco Antonio Ávila (RD) luego que se conocieran los resultados.
Sin embargo, muchos detractores del actual titular de Educación lo acusan de hacer poco y nada para mejorar los niveles de aprendizaje, para fortalecer las capacidades humanas y técnicas y para recuperar la asistencia y realizar una fuerte revinculación. Y Figueroa se suma a las críticas.
“En el contexto de pospandemia es evidente que Educación debe estar en el centro de las prioridades del gobierno. Y en el marco de la política educativa, la recuperación del aprendizaje debe ser el principal objetivo del Mineduc. En ambos elementos lamentablemente hemos visto falencias graves”, parte diciendo el exministro.
Y añade: “La educación no parece ser prioritaria para el gobierno. Y tampoco ha sido evidente que el foco del ministerio esté puesto, principalmente, en recuperar los aprendizajes”.
¿Por qué lo dice?
Resulta evidente que el esfuerzo político del gobierno no está concentrado en esta materia. Yo entiendo que existen también otras urgencias, como seguridad, pensiones. Pero han desplazado una necesidad que es tanto o más relevante. Porque las consecuencias de no abordar hoy una política educativa efectiva para recuperar el efecto de la pandemia van a ser muy graves, y se pueden extender por mucho tiempo.
El discurso del Presidente Boric en la cuenta pública, si bien se hizo cargo de este aspecto, al momento de anunciar medidas estas apuntan en una dirección totalmente distinta. Como la condonación de las deudas del CAE, o el pago de la deuda histórica (a los profesores). Y por lo tanto no existe una sintonía entre la necesidad, el objetivo que dice el Presidente que tiene que abordarse, y las medidas concretas y recursos de los cuales se va a disponer para educación.
¿Usted cree que el pago de la deuda histórica no es algo urgente?
Creo que ni la condonación universal del CAE ni el pago de la llamada deuda histórica son urgentes ni calzan con las necesidades evidentes del sistema educativo. Esos recursos que se han planteado para esos objetivos, que son del orden de los US$20 mil millones -6 puntos del PIB-, debiesen destinarse a la principal prioridad de Chile: la recuperación de los aprendizajes.
Entre sus planes, el ministerio apunta a la reactivación educativa y la disminución del ausentismo escolar. ¿Cómo lo ve? ¿Son insuficientes?
Es insuficiente, con una escala muy limitada y sin metas claras, plazos ni mecanismos de seguimiento. Y lo más complejo es que no tiene recursos adicionales (...). Los recursos que se ha señalado que se van a destinar a la condonación del CAE y al pago de la llamada deuda histórica debiesen destinarse a un plan de recuperación que tenga esas características.
¿Cómo evalúa los resultados del Simce?
Son lamentablemente muy negativos. Dan cuenta, por un lado, del estancamiento que el país estaba ya anotando desde hace más de 10 años, pero muestran también cómo la pandemia afectó gravemente los aprendizajes. Es fundamental considerar estos resultados y adecuar la política educativa a esos resultados (...). Esto obliga a tomar nuevas medidas con velocidad porque, de lo contrario, las posibilidades de recuperar a esos jóvenes se hacen cada vez más complejas.
Usted fue ministro de Educación durante la mayor parte de la pandemia. ¿Asume alguna responsabilidad respecto de los resultados del Simce?
Durante la pandemia desde el Mineduc y junto a todas las comunidades educativas se hicieron enormes esfuerzos por mantener la operación del sistema educativo y mitigar los efectos predecibles del cierre de las escuelas. Esos esfuerzos significaron la puesta en marcha, inmediata, de plataformas online, de mecanismos de educación a distancia para aquellos que no tenían conectividad, de capacitaciones y material dirigido a los profesores, a los padres, a los alumnos (...). Y, en la medida que la evidencia demostró que la educación a distancia no iba a ser lo suficientemente efectiva, se hicieron todos los esfuerzos por reabrir las escuelas de manera segura. La baja significativa en los resultados del Simce obedece en gran medida a ese prolongado cierre. Quienes insistieron en mantenerlas cerradas tienen un importante grado de responsabilidad.
¿Las autoridades debiesen mantener esta prueba tal como está?
Los datos demostraron lo fundamental que es el Simce para tener información adecuada y tomar las mejores decisiones. La idea de que lo que falta en Chile es un cambio de paradigma y eliminar el Simce -un discurso que se instaló durante el principio de la gestión del ministerio- claramente apuntó a distorsionar las prioridades. Lo que se necesita hoy es mucha gestión y foco en lo que pasa en la escuela y sacarle el máximo provecho a los instrumentos que están disponibles y que han demostrado ser tremendamente útiles.
Entiendo que el ministerio no propuso eliminar la prueba, sino que pidió al Consejo Nacional de Educación (CNE) que el Simce no implicara el cierre de escuelas con malos resultados.
Eso fue una derivada. La primera señal que se dio fue de que no había que dar el Simce. Cuando el CNE insistió en que eso no era posible, se estableció esta idea alternativa de que el Simce no tuviese consecuencias. Ahora entiendo que se va a insistir, a través de un proyecto de ley, en esa misma lógica. Cuestión que creo que debe analizarse con mucho cuidado, porque a mí juicio es importante que, respecto de los establecimientos que sistemáticamente no logran salir de la categoría de insuficiente, se tomen medidas un poco más radicales.
¿Qué opina del plan de Educación Sexual Integral del gobierno?
Creo que la educación sexual es muy importante para la formación integral de los alumnos, y entregarles las herramientas que les permitan cuidarse durante su desarrollo. Creo que es muy importante que el país sepa que hoy existen en el currículum elementos que apuntan precisamente a abordar de una manera adecuada la educación sexual de los niños y jóvenes, y creo que es fundamental que en un tema tan sensible como ese los padres tengan una voz principal (...). Es muy importante que cualquier iniciativa que se tome en un establecimiento educacional, respecto de ese tema, tiene que estar siempre en sintonía con las características del proyecto educativo y con lo que los padres esperan en la formación de sus hijos.
¿Por qué cuando fue ministro no eliminó la guía de orientación de 2017, que incluía los polémicos ejercicios para menores?
No... Se tomó un análisis, se bajaron un tiempo, luego se volvieron a subir y luego se hizo un planteamiento alternativo, que entiendo que este gobierno también bajó. Por lo tanto, nosotros hicimos, desde la División de Educación General se hizo una revisión del tratamiento que se le daba a esas orientaciones y se entregaron formalmente. Esas orientaciones que nosotros entregamos cuando yo era ministro entiendo que hoy día no están disponibles en la página web del ministerio, pero hicimos un trabajo en eso.
Pero la guía del 2017 seguía vigente hasta que ahora el gobierno hace esta reformulación...
Claro, pero nosotros no hicimos ninguna promoción de ese trabajo.
¿Qué debería mejorar el Mineduc respecto de su gestión?
Primero, mantener instrumentos que permitan sistematizar información de manera estandarizada y censal, como el Simce. Segundo, existen proyectos de ley que están todos aprobados en primer trámite legislativo, y que están en el Senado, a los cuales el gobierno debiese darle urgencia. Y que apuntan a hacerse cargo de cuestiones fundamentales para abordar los efectos de la pandemia y el desarrollo de nuestro sistema.
Como, por ejemplo, el proyecto que asegura la gratuidad en los jardines infantiles y extiende su cobertura; el que flexibiliza el uso de los recursos de la subvención escolar preferencial y extiende esa subvención a todos los alumnos prioritarios; y el que entrega financiamiento a la modalidad de reingreso, que se diseñó precisamente para recuperar a los alumnos que están fuera del sistema educativo.
¿Cómo evalúa el trabajo hecho por el ministro Ávila?
Yo no quiero referirme al ministro ni a sus habilidades personales. Lo que corresponde es hacer un análisis político de la gestión del ministerio, la que creo ha sido débil porque el foco no se ha puesto en la verdadera necesidad que tiene el sistema hoy. Y si acaso esa es la intención del ministerio, no existe un plan claramente transmitido ni recursos que permitan su implementación.