La aprobación por parte de Israel de un nuevo asentamiento en un lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, cerca de Belén (Cisjordania), ha despertado la preocupación no solo de los habitantes del lugar, que temen ser desalojados de sus tierras, sino que también de palestinos que viven en Chile o de sus descendientes, que poseen terrenos en el sector.
A mediados de agosto, el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, dijo que su oficina había “completado su trabajo y publicado un plan para el nuevo asentamiento de Nahal Heletz en Gush Etzion”, un bloque de asentamientos ubicados al sur de Jerusalén.
“Ninguna decisión antiisraelí y antisionista detendrá el desarrollo de los asentamientos”, afirmó en X Smotrich, quien también dirige los asuntos civiles del Ministerio de Defensa. “Seguiremos luchando contra el peligroso proyecto de crear un Estado palestino creando hechos sobre el terreno”, añadió.
Sin embargo, todos los asentamientos de Israel en Cisjordania se consideran ilegales según el derecho internacional, independientemente de que cuenten con permiso de planificación israelí.
El asentamiento planificado, llamado Nahal Heletz, está ubicado en el corazón del Valle de Mahrour, una zona palestina en la región de Belén, que está entre las aldeas occidentales de Walaja, Battir y Husan, y las áreas adyacentes de Beit Jala y Al-Khadr, cerca de Belén. Según la organización israelí Peace Now, aproximadamente 25.000 palestinos residen en las aldeas al oeste de Belén. “El establecimiento del asentamiento tiene como objetivo cortar su conexión con Belén, convirtiéndolos en un enclave dentro del territorio israelí e impidiendo así la posibilidad de establecer un Estado palestino”, indicó.
En conversación con La Tercera, Dalia Qumsieh, abogada palestina de la organización Balasan Initiative, explicó que “el nuevo asentamiento está diseñado para ser un enclave israelí situado en lo profundo del territorio palestino ocupado, en la zona de Mahrour, que conecta estratégicamente varias aldeas palestinas y en estrecha proximidad a Jerusalén”. “Si se observan los límites del nuevo asentamiento y los ya existentes en la zona, está situado en el corazón de este lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, de manera que garantizaría la conectividad de una serie de otros asentamientos israelíes en la zona, alterando así deliberadamente la continuidad de las tierras palestinas por un lado, y conectando los asentamientos israelíes ilegales entre sí y con Jerusalén y las áreas dentro de la Línea Verde por el otro”, añadió.
Qumsieh señaló que después del ataque de Hamas del 7 de octubre, se ha observado una tendencia creciente a la confiscación de tierras palestinas en Cisjordania. Por ejemplo, en marzo de este año, Israel confiscó ilegalmente alrededor de 27.000 decáreas de tierra en Cisjordania y obligó a 25 comunidades palestinas a abandonarla desde el inicio de la guerra en Gaza, en lo que fue considerado la mayor confiscación de tierras desde Oslo 1993. Los asentamientos se han expandido notablemente durante 2023, incluso antes de que se informara del ataque del 7 de octubre, como un año récord en términos de expansión de asentamientos.
“Israel puede quitar las tierras a sus dueños porque explota su control exclusivo sobre la Zona C, que comprende el 60% del territorio palestino ocupado, para imponer a los palestinos un sistema de planificación y zonificación muy arbitrario y discriminatorio bajo diferentes pretextos ‘legales’, con el objetivo final de desplazar por la fuerza a los palestinos de sus tierras y utilizarlas para sus políticas de asentamiento y anexión”, indica Qumsieh.
Ciudadanos chilenos
Según la Comunidad Palestina, se estima que en Chile residen más de medio millón de ciudadanos de origen palestino, de los cuales se cree que un 40% proviene de la ciudad de Beit Jala, por lo que esta nueva colonia afectará directamente el derecho de propiedad de ciudadanos chilenos, donde se estima que al menos un 60% de las parcelas agrícolas de la zona tiene entre sus propietarios a algún ciudadano chileno.
“Para hacer este asentamiento, lo que va a pasar es que naturalmente van a empezar a confiscar terrenos de los palestinos, muchos de ellos provienen de Beit Jala y tienen familiares o hermanos que viven en Chile. Por ejemplo, el terreno que yo tengo es de mi padre, le pertenece hoy día a mí y a mi hermano, quien vive actualmente en Chile. Nosotros nos vemos perjudicados por esta decisión, ya que en algún momento anticipamos que la autoridad israelí va a llegar fácilmente a nuestro terreno y a evacuarnos”, explica a La Tercera, Nicolás Fuad.
“Ellos (los israelíes) saben perfectamente bien que esos terrenos nos pertenecen a nosotros y por eso empiezan a cortar las carreteras para que no podamos llegar allá y sin poder llegar a las propiedades, empiezan una campaña. Dicen que estas propiedades no tienen dueño. ‘¿Dónde están los dueños? No están aquí’. Y con eso empieza un sistema que ellos tienen desde 1948 que usan para justificar el robo y la apropiación de esos terrenos”, añade.
La Comunidad Palestina manifestó su preocupación ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, el martes. Su director ejecutivo, Diego Khamis, señaló: “Hoy no venimos a defender los derechos de los palestinos, hoy venimos a exigir que el Estado de Chile proteja las propiedades de sus ciudadanos”.
Al ser consultado sobre este tema por La Tercera, el embajador de Israel en Chile, Gil Artzyeli, señala que se encuentran “averiguando sobre este caso en particular, y una vez que tengamos información la entregaremos”. “Esta zona corresponde a territorios en disputa que son objeto de complejas negociaciones, donde varios gobiernos de Israel han ofrecido diversas soluciones para que ambos pueblos puedan vivir en paz y seguridad. Sin embargo, todas las propuestas de Israel fueron rechazadas por el liderazgo palestino, que además nunca ha presentado una propuesta alternativa. En el fondo, para el liderazgo palestino el problema no es la necesidad de un Estado palestino, sino la existencia de un Estado judío, y por eso cuestionan la existencia de Israel desde la aprobación del Plan de Partición de la ONU en 1947, cuando no había asentamientos ni fronteras delimitadas”.