Evópoli fue el único partido de Chile Vamos que no firmó la presentación de la fallida acusación constitucional contra el ministro de Vivienda, Carlos Montes (PS).
El jefe de bancada de los diputados de esa colectividad, Francisco Undurraga, siempre tuvo una opinión crítica respecto a la figura del libelo y la incapacidad del sector de lograr la mayoría de los votos. Pese a eso, la tienda votó alineada con el resto de la oposición.
¿Cuál es el balance que hace tras una nueva derrota?
Era una crónica de una muerte anunciada. La acusación nunca contó con los votos de personas ajenas a Chile Vamos, el Partido Republicano y el mundo socialcristiano que la apoyó y la redactó. Creíamos que había que ir al fondo y discutir lo relevante, que es la responsabilidad política del ministro Montes. Ahora bien, la desprolijidad y la falta de experiencia hicieron que, además de no tener los votos, se construyera un texto que no estaba a la altura de las circunstancias.
¿Qué se pudo haber hecho mejor o distinto?
Entendiendo que las acusaciones constitucionales son en sede política, lo primero es garantizar la concurrencia de los votos de la mitad más uno. Lamentablemente, quienes impulsaron la acusación no fueron capaces de generar adhesión en el centro. Ir constantemente en amenazas de acusaciones constitucionales, finalmente lo que se logra es que se cohesione a los parlamentarios que hoy día dicen apoyar al Presidente Gabriel Boric.
Si bien fue impulsada por los socialcristianos y republicanos, finalmente Chile Vamos se sube. ¿Fue un error?
Nosotros actuamos como pensamos que había que actuar y coordinadamente. Ya fue, perdimos en esta pasada.
¿Pero cuál sería la autocrítica como Chile Vamos, de cara a los desafíos que vienen?
Dado lo que vivimos en esta acusación constitucional, tenemos que tomar mayores recaudos hacia adelante en estas materias.
¿Por qué no se ha podido convocar a sectores de centro? Esa siempre ha sido la ambición de la derecha.
Ha faltado más claridad y contundencia en el mensaje y en la propuesta de acusación constitucional. Se había llegado a un acuerdo en la comisión investigadora, pero la acusación no reflejó ese acuerdo. Tampoco lo reflejó en el texto, ni generó la contundencia para hacer de ella un instrumento positivo. Además, aquí se vuelve a corroborar lo que hemos sostenido desde la oposición, que a pesar de que el gobierno nos acusa de obstruccionistas, en la práctica La Moneda tiene mayoría en la Cámara.
Montes salió fortalecido, el Presidente lo respaldó y no parece que vaya a salir del cargo. La oposición terminó ayudándolo.
La acusación constitucional fue un autogol para la oposición. Fue darle, por segunda vez en menos de un mes, un triunfo al gobierno. Era innecesario.
¿Se deben dejar de lado las acusaciones constitucionales como oposición? La derecha ha fracasado en cinco libelos contra ministros del Presidente Boric.
Claramente no es la fórmula que está teniendo resultados. Si no cuentas con los votos, se hace infructuosa y se cohesiona al gobierno y sus fuerzas, y se divide la oposición. La prueba es que, pese a que los socialistas estuvieron pidiendo la revisión de la permanencia de Montes, bastó con que presentáramos la acusación para que todos cerraran filas.
¿Pero es mejor no volver a acusar constitucionalmente?
Es un instrumento legítimo. Pero para volver a presentarlo tienen que haber causales que le hagan sentido no solo a Chile Vamos y republicanos, sino que a parte de los parlamentarios que hoy día apoyan el gobierno. Si no es así, no van llegar a ninguna parte. Es un recurso que está mal utilizado. Las acusaciones pueden ser usadas, pero usarlas por usarlas no tiene ningún sentido. Ante un gobierno próximo a un ciclo electoral, eso claramente afirma los votos porque hay partidos de centro, o mal llamados partidos bisagra, que ven en un pacto electoral con las fuerzas de gobierno la posibilidad de subsistir.
¿Seguirán presionando para que Montes renuncie?
Lo que le importa a la ciudadanía es que la justicia actúe en esta materia. No nos vamos a desentender y siempre vamos a estar vigilantes al accionar y al desarrollo de los procesos judiciales que hoy día se están llevando a cabo. Sería inexplicable que la frase del Presidente Boric “caiga quien caiga” no se refrende en hechos reales.
Se dice que, con la cantidad de errores propios que comete el gobierno, la oposición no ha aprovechado su rol fiscalizador.
Claramente este es un gobierno que ha tenido que manejar crisis más que proponer soluciones. Respecto de la oposición, no veo esa dicotomía. Lo que sí veo es que, para seguir siendo buena oposición, lo que tenemos que hacer es seguir planteando que las reformas de La Moneda son malas y que es poco viable llegar a acuerdos con reformas malas. Por ejemplo, en la previsional.
¿Es un error seguir coordinándose con algunos sectores opositores? El Partido Social Cristiano ya había cometido errores en acusaciones anteriores.
El error es no ser claro en entender que nuestro adversario político está en el Frente Amplio. No está en el mundo socialcristiano, ni en el Partido Republicano, así tengamos profundas diferencias con ellos. Finalmente, tenemos una historia en común, una visión de país en muchos aspectos que nos unen, y nuestro adversario está al frente. Nosotros no por ser más dialogantes vamos a ser menos duros y contundentes en la defensa de las ideas que creemos que son las correctas. El dialogar no hace que seas laxo en tus posturas, no hace que uno sea entreguista.