Una de las ventajas de estudiar en Argentina es la accesibilidad a la educación superior. Eso al menos pensaban hasta hace poco los estudiantes chilenos, que miraban cómo argentinos y extranjeros podían estudiar carreras de pregrado de forma gratuita. Sin embargo, hoy aquello está en duda. Fruto de la latente crisis económica que han enfrentado los últimos gobiernos transandinos -que situó al país a la cabeza del ranking de inflación regional, con 211,4% en 2023-, el Presidente Javier Milei ha tomado una serie de medidas de emergencia. Así, algunas de estas afectarían el funcionamiento de universidades estatales, recortando el presupuesto y buscando la privatización. Esto, inevitablemente salpicaría a los chilenos que estudian en Argentina, especialmente en la Universidad de Buenos Aires (UBA), entidad pública y la más apetecida por los nacionales.
Según información de la BBC, el Ministerio de Educación argentino estimó que la cifra de universitarios extranjeros se cuadruplicó desde 2006, llegando a casi 118 mil en 2021. Dicho año, miles de chilenos iniciaron su formación profesional en casas de estudio estatales, siendo la UBA la más cotizada por los chilenos, superando los 1.200 estudiantes.
Una de ellos fue Vicente Pérez, quien decidió asistir a la UBA. No pagar matrícula ni arancel fue el gancho que terminó por convencerlo, muy distinto a lo que le ocurriría en Chile, donde si no accedía a beneficios del Estado, la carrera de Medicina en universidades estatales le hubiese costado más de 7 millones de pesos anuales.
Vicente Pérez ha visto de cerca cómo su casa de estudios ha mostrado gran descontento con la Casa Rosada, y cómo cada vez se ve más afectada por la baja en los recursos que le llegan desde el Estado.
Este estudiante, de hecho, dice que ha vivido de primera mano las medidas de Milei: “La verdad es impactante lo del recorte de presupuesto. Por el recorte en la facultad muchas de las luces están apagadas y tengo entendido que es porque no se pueden permitir pagar una factura de luz de ese nivel”, grafica, antes de añadir que existen avisos en los ascensores de su facultad en los que se indica que solo deben usarse en caso de que lo necesite una persona con movilidad reducida, aun cuando el edificio cuenta con 16 pisos, por lo que entiende que esto no se cumpla del todo. “No sé hasta qué punto es verdad, pero dentro de la misma facultad hay un cartel escrito en una lona que dice que solo quedan 49 días de presupuesto. Es preocupante porque no sé qué pasará en caso de que no se amplíe”, señala.
Al mismo tiempo han aumentado los paros docentes debido al incumplimiento de pago de salarios, por lo que los profesores se han manifestado por el hecho de vivir con la duda de si tendrán trabajo el mes siguiente. Estos casos, de todas formas, no solo se han dado en la UBA. Desde la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Samuel, otro estudiante chileno, también ha visto problemas presupuestarios y en la distribución de los recursos. Por cierto, teme por la continuidad de sus estudios.
Esa incertidumbre también la viven los argentinos. No por nada el 23 de abril se realizó la Marcha Universitaria Federal en contra del gobierno de Milei por el recorte presupuestario de las universidades estatales y las escenas en que los estudiantes se unieron para hacer notar su sentir se replicaron en ciudades como Córdoba, Rosario o Mar La Plata.
También en Buenos Aires, donde está Elani, otra de las chilenas que estudia en Argentina. Antes de hacerlo, eso sí, por mucho tiempo exploró en Chile un magíster accesible que le permitiera desarrollarse como profesional, pero su búsqueda fue en vano, hasta que dio con una maestría interdisciplinaria de problemáticas sociales infanto-juveniles en la Facultad de Derecho de la UBA. Incluso, a pesar de que los posgrados tienen un pago asociado, era un precio que ella podía costear: “Los tres años de maestría me costaron un poco menos de 1,5 millones de pesos chilenos, a diferencia de los posgrados en Chile, donde la mayoría de los que revisé estaban sobre los $8 millones”. Es así como en 2021 decidió viajar a Argentina y por eso ha visto cómo ha ido escalando el conflicto.
“La tensión empezó desde los primeros debates presidenciales. Desde el principio Milei se presentó como un candidato contrario a la educación pública. A medida que pasó el tiempo apuntó directamente a la UBA entre las universidades públicas, por ser una institución ‘adoctrinadora de ideología de izquierda’”.
Incluso, en marzo, Milei criticó la educación estatal en el Foro Económico Internacional de las Américas (IEFA), apuntando específicamente a la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA: “La educación pública, de gestión privada o estatal, ha hecho mucho daño lavando el cerebro de la gente y llevando a la lectura de autores que han sido nefastos para la historia de la humanidad”, lanzó.
A pesar de la creciente tensión, Vicente Garrido optó por realizar su intercambio en la UBA. Si inicialmente el arriendo de un departamento costaba 100 mil pesos, su realidad ahora indica que paga $175 mil por uno que comparte con tres personas más.
A esa altura Milei ya había amenazado con presentar la ley ómnibus, donde el artículo 553 señalaba que los estudiantes superiores nativos de Argentina y/o residentes permanentes, tendrían acceso a educación gratuita. Es decir, los estudiantes extranjeros deberían pagar por su educación universitaria.
Aunque la ley no pasó el filtro de los diputados, distintas personas sí han manifestado estar de acuerdo con que los extranjeros deban meterse la mano al bolsillo: “En breve dejamos de pagarles la cuota y van a huir nuevamente a sus países”. “A esos chilotes hay que prohibirles el ingreso al país, no a la uni”, son algunos de los comentarios que hicieron usuarios de Instagram.
Coincidencia o no, Elani actualmente se encuentra en Chile. Sus motivos para volver al país fueron por dos. El primero para finalizar su tesis en torno al Servicio de Protección a la Niñez y Adolescencia. Y el segundo por el escenario actual de Argentina. Ella retornó después de las elecciones presidenciales de 2023, y aunque afirma que la crisis está presente hace varios años, reconoce que se agudizaron ciertas cuestiones como la inflación o los discursos xenofóbicos, sobre todo contra los estudiantes extranjeros.
Aunque no ha sido el caso de todos los chilenos, sí se han dado agresiones y comentarios de tono xenófobo que comenzaron a hacerse visibles en el último tiempo. Una joven chilena estudiante de la UBA recibió mediante un grupo de WhatsApp el siguiente mensaje: “Vamos a juntar a los extranjeros en el aula magna y ponerles una bomba”, seguido de un “me tenté”, respecto del mensaje previo.
En tal sentido, Vicente Garrido señala que, a pesar de no haber sufrido ataques, sí ha recibido algunos comentarios. A esto suma que a través de los medios de comunicación argentinos “lo que más sale de la crisis es que se debe en gran parte a que se vienen varios extranjeros para acá. Te sientes incómodo siendo chileno”.
Hasta aquí, la UBA y el gobierno han señalado que están dispuestos a dialogar sobre el futuro de este símbolo institucional no solo de Buenos Aires, sino que argentino, que grafica el delicado momento de la educación superior transandina, donde acorde a los datos más actualizados disponibles del Departamento de Información Universitaria del Ministerio de Educación argentino, 117.820 extranjeros estudiaban ahí, con 88.601 en el sector estatal y de los cuales 5.587 eran chilenos, que hoy miran con temor el futuro.