Justo detrás del comisionado Gabriel Osorio (PS), en un mueble de su estudio de abogados, hay un busto de Beethoven. La presencia del compositor alemán no es una sorpresa. Su pasión por la música clásica es parte de su biografía.
Osorio fue uno de los protagonistas del acuerdo transversal, desde el Partido Republicano hasta el Partido Comunista, que permitió contar con un anteproyecto de nueva Constitución. Desde ahí habla sobre la satisfacción con el texto conseguido y proyecta lo que será la segunda parte del proceso.
¿Se sintió como un compositor durante estos tres meses redactando el anteproyecto?
No, por ningún motivo. Un compositor escribe solo y este es un texto redactado por los 24.
¿Cómo califica el anteproyecto?
Es un texto que nos permite a todos, de una u otra manera, convivir. Lo calificaría como un texto fruto de un acuerdo político amplio.
¿Es equilibrado?
Sí, el texto es equilibrado y, a la vez, ese equilibrio es muy frágil.
¿En qué sentido?
Conseguimos un acuerdo equilibrado porque todos cedimos, pero ese equilibrio es muy frágil, porque se logró tras largas conversaciones para conseguir un acuerdo que representara a todos quienes formamos parte de la comisión.
El comisionado Sebastián Soto usó en el pleno el concepto de ‘dolores’. ¿Cuáles fueron las renuncias más dolorosas?
Podríamos hablar de normas distintas, de redacciones distintas en materia de niñez. Podríamos hablar del derecho al cuidado, de normas en materia de orden público económico, de normas relativas a mayor posibilidad de que el Estado pueda intervenir en ciertos aspectos de la economía, normas que clarificaran algunos aspectos de la administración. Hay varias renuncias por parte nuestra y por parte mía que son dolorosas, pero para lograr acuerdos hay que ceder y aquí todos cedimos.
Ustedes querían un Estado social robusto. ¿Quedó robusto?
Sí, porque hay normas que permiten a la administración intervenir o realizar todo lo necesario para satisfacer el interés social y público, lo cual evidentemente la robustece para materializar el Estado social. Quien piense que el Estado Social se refiere solo al Estado, está equivocado o tiene una concepción limitada. El Estado social implica la actuación de privados, pero con un enfoque hacia la satisfacción y provisión de derechos sociales. Implica que el Estado o lo hace por sí mismo o también va a tener una fuerte participación en materia de regulación o de fiscalización. Es decir, tiene mejores herramientas sin que deba abstenerse en caso de que existan privados dispuestos a satisfacer esas necesidades sociales. Esa es la diferencia.
El Estado social dejó conforme a la derecha. ¿Lograron un mix entre Estado social y subsidiariedad?
No. Cuando uno puede interpretar una norma constitucional hacia un determinado sentido u otro, el trabajo está bien hecho, porque se está construyendo una Constitución habilitante que permite que cada sector político la pueda interpretar de acuerdo a sus intereses y su propio programa o ideología. Es un trabajo que permite a las distintas posiciones interpretar desde su propia vereda el Estado social y es tan válido una como la otra.
¿Ve con temor que el Consejo reponga la cláusula sobre libertad de elección entre un régimen de salud privado y uno estatal?
Son los consejeros los que tienen que dar esa discusión. No tengo temores respecto a lo que el Consejo pueda realizar con el anteproyecto, pero deben tener la responsabilidad política suficiente como para entender cuánto costó construir un texto de consenso desde el Partido Comunista hasta el Partido Republicano y cuán fácil, dada la fragilidad del equilibrio, es comenzar a desarmar ese acuerdo.
Ese tema fue la pelea política más grande, es ingenuo pensar que no será así también en el Consejo.
Toda la vida he sido enemigo de que la Constitución determine una forma de entender la provisión del derecho a la salud, sea con un sistema eminentemente público, totalmente privado, o que yo tenga la libertad de elegir. Eso lo debe decidir el legislador. Es una política pública que deben decidirla los poderes constituidos: el Presidente de la República y el Congreso Nacional. No podemos pretender, y sería irresponsable, que en el Consejo o la Comisión se resuelva un tema que los poderes públicos no han sido capaces de resolver durante los últimos 15 años.
¿Incorporar una cláusula de este tipo implicaría romper el equilibrio?
Esa respuesta sólo se podría dar en el contexto de la discusión al interior del Consejo Constitucional.
¿Considera un fracaso no haber acordado un sistema electoral?
No, considero un avance que hayamos logrado acuerdos como disciplina de los partidos políticos, poner a los partidos como elementos esenciales del sistema político, establecerles deberes en materia de transparencia, fiscalización y democracia interna. Es un avance disciplinar al Congreso con normas como órdenes de partido o antitransfuguismo político. Prefiero destacar lo positivo frente a los desacuerdos. Se logró un texto robusto que establece incentivos para la disminución de la fragmentación y el aumento de la capacidad de acuerdos entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo.
Con este texto, ¿están las condiciones para cerrar el problema constitucional?
Este es un problema del cual tenemos que salir y salir bien. Si el texto es aprobado con una mayoría sustancial, se acabó el problema constitucional en Chile.