El pasado jueves, la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, anunció que próximamente se exigirá a los mayores de 55 años contar con la dosis de refuerzo para habilitar su Pase de Movilidad. La medida, resuelta esta semana, obedece al alto número de rezagados -1,2 millón de adultos mayores- que no han acudido a los vacunatorios por la tercera dosis contra el Covid-19.
Y es que en medio del alza de casos -ayer se reportaron 2.086 contagios, la cifra más alta desde mediados de julio-, el ministro de Salud, Enrique Paris, explicó a La Tercera que el antecedente clave es la caída de anticuerpos conferidos por el esquema inicial de la vacuna (que ya han alertado los estudios a seis meses de seguimiento de las vacunas) y que significarían un descenso de la respuesta inmune.
En este contexto, el gobierno ya venía tomando medidas en pos de impulsar la vacunación. Una de ellas es que desde el 1 de noviembre se elimina la declaración jurada -conocida como C19- para las personas inmunizadas que realicen traslados interregionales, quienes solo deberán mostrar el Pase de Movilidad. ¿Y quienes no lo tengan? Tendrán que portar un test PCR negativo.
Así, en menos de dos semanas la cartera sanitaria ha anunciado dos resoluciones orientadas a los rezagos de la vacunación. Y todo indica que no serán las únicas. Fuentes de gobierno confirman que el Presidente Sebastián Piñera requirió al Minsal analizar “nuevas medidas” que otorguen mayores libertades a quienes han acudido por sus vacunas y, a la vez, endurezcan las restricciones a quienes no las tengan. ¿La razón? Ir reduciendo “lo más rápido posible” el universo de no inmunizados y que resultan mayores reservorios para el virus, tanto de primeras dosis como de vacunas de refuerzo.
Por ejemplo, en La Moneda ya se baraja que la exigencia de la vacuna de refuerzo para obtener el Pase de Movilidad se amplíe a otros grupos etarios, aunque desde Salud señalan que aún no está zanjado. También se ha pensado en establecer restricciones de ingreso a ciertas actividades -como conciertos u otros- si no se porta el carnet de vacunas.
Por ahora, eso sí, la obligatoriedad universal de las vacunas contra el Covid-19 no se ha planteado, al menos, a nivel de la cartera sanitaria, comenta el ministro Paris.
Pero sí se dará un incentivo que pueda ayudar a convencer a los reticentes. Ayer, la subsecretaria Daza anunció que los mayores de 55 años podrán escoger la vacuna que recibirán como tercera dosis: ya no será solo AstraZeneca, sino que también podrán usar Pfizer.
“Hemos decidido que desde la próxima semana los mayores de 55 años que se hayan vacunado con su esquema completo hasta el 27 de junio con Sinovac, podrán recibir una dosis de refuerzo tanto del laboratorio AstraZeneca como de Pfizer, según la disponibilidad del vacunatorio”, confirmó la autoridad.
¿Caída en la inmunidad?
El último informe de incidencia y gravedad de casos según estado de vacunación, entre el 10 y 16 de octubre, da cuenta de que en la población no protegida -es decir, con ninguna dosis o antes de completar 14 días tras la última inyección- se registran 50,3 casos cada 100 mil habitantes; mientras que en el grupo con esquema completo se tiene una leve alza en la incidencia, que alcanza 51,4.
Sin embargo, si se contrasta con quienes cuentan con la dosis de refuerzo, la incidencia cae apenas a 7,7 contagios por 100 mil habitantes en el período observado.
Ante este fenómeno, la infectóloga de la U. de Chile Jeannette Dabanch explica que “podemos suponer que hay una disminución de los anticuerpos después de cierto tiempo del esquema inicial. Además, sabemos que el virus ha ido cambiando respecto de la variante original. Y en otro aspecto, el número de vacunados ha ido creciendo, lo que hace más evidente que tengamos casos en este grupo. En todos los estudios publicados a propósito de la pertinencia de una dosis de refuerzo se da cuenta de que la efectividad va disminuyendo con el tiempo, y lo que se ha demostrado es que la dosis de refuerzo empuja al sistema inmune a montar una respuesta eficiente de nuevo”.
La experta aclara que la efectividad frente a ingresos en UCI sigue siendo muy elevada: entre los no protegidos 1,1 (cada 100 mil habitantes) requirió unidades críticas, mientras en los vacunados con esquema completo esta baja a 0,5. Y las personas con dosis de refuerzo tuvieron el mejor resultado, pues se registró una incidencia de cero en el período observado.
El epidemiólogo de la misma casa de estudios Gabriel Cavada añade que “esto da cuenta de que aún vacunada la persona se puede contagiar, pero va a hacer un curso más leve de la enfermedad. Que tengamos una incidencia alta de contagiados con esquema completo puede corresponder efectivamente a una reducción de la inmunidad. Sin embargo, con dosis de refuerzo esa posibilidad cae drásticamente. Hay que considerar que incluso si vacunáramos a toda la población, teniendo en cuenta la efectividad -por ejemplo- de Sinovac, aún así podríamos esperar entre un 20% o un 40% de contagios registrados”, concluye.