Mañana tendrá lugar en Colombia la “toma de posesión”, el cambio de mando en que Iván Duque le pasará la banda presidencial al izquierdista Gustavo Petro. Desde el 19 de junio, el día en que derrotó a Rodolfo Hernández en la segunda vuelta de las elecciones, han sido semanas de definiciones para el gobierno del Pacto Histórico: partiendo por las negociaciones con los partidos que no pertenecían a la coalición vencedora, pero que colaborarían en el Congreso, hasta el consecuente anuncio de los ministros más importantes.

Entre estos últimos destaca el nombramiento en Hacienda de José Antonio Ocampo, economista ortodoxo de amplia experiencia y más cercano al centro político. Para un gobierno dispuesto a hacer historia como el primero de izquierda en Colombia, la moderación ha sido la tónica del período de “empalme” entre una administración y otra.

El presidente electo de Colombia, Gustavo Petro, habla en una conferencia en Bogotá. Foto: Reuters

Moderado, pero de izquierda

Este lunes, el equipo de trabajo compuesto por colaboradores de Petro y Duque presentó el “informe de empalme”, en que se señalaron las medidas que se tomarán en los primeros 100 días del Pacto Histórico en el poder. En el ámbito ecológico, una de las banderas de lucha más importantes de Petro con su vicepresidenta Francia Márquez, se declarará una “moratoria minera”, con el propósito de verificar las obligaciones de las concesionarias respecto a lo económico y ambiental. También se suspenderán los pilotos y proyectos de fracking, y se impulsará el Acuerdo de Escazú.

En lo educativo, se avanzará en la condonación de las deudas del Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior Mariano Ospina Pérez (Icetex), institución que otorga créditos a quienes se instruyen en la educación superior. Se preparan también la creación de dos nuevos ministerios: el de la Igualdad, una iniciativa impulsada por Márquez, y el de Paz y Convivencia.

Profesor de Ciencias Políticas en la Escuela Superior de Guerra colombiana, Vicente Torrijos comenta la dirección que ha tomado el equipo de Petro en estas semanas: “ha dado señales muy claras de que será un gobierno incluyente. Ha logrado el apoyo de muchos sectores de la política tradicional colombiana, y del establishment, con lo cual ha reducido sensiblemente los temores que se han cernido en torno a que pudiese emprender un gobierno similar al de Nicaragua, Cuba o Venezuela”. En ese sentido, el analista asegura que el gobierno entrante se perfila como uno socialdemócrata, que podría ir en la línea de algunos países del área “como el de Chile, o el que sería un próximo gobierno de Lula da Silva en Brasil”.

Felipe Botero, profesor de la Universidad de los Andes en Bogotá, señala que los pasos que ha dado Petro van en la dirección de un gobierno moderado, pero de izquierda, lo que implica que “va a haber inversión social en las poblaciones más vulnerables, va a haber gasto social hacia los pobres, pero esto dentro del marco de la responsabilidad fiscal”.

Gran parte de la garantía de responsabilidad fiscal viene de la mano del nuevo ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo. “Petro tomó la decisión oportuna y adecuada de nombrar a un economista ortodoxo, profesor de una universidad en Estados Unidos, con muy larga trayectoria. Fue miembro de la junta del Banco de la República, ha sido ministro en el pasado, y lo que manda es un mensaje de tranquilidad, porque el manejo de la economía estará en manos de alguien que es responsable fiscalmente”, comenta Botero.

El excandidato a la presidencia Rodolfo Hernández, posando junto a Gustavo Petro luego de una reunión.

El cientista político Juan Pablo Milanese, de la Universidad Icesi en Cali, destaca la heterogeneidad del gobierno, con algunos ministros muy moderados, y otros ubicados en la izquierda. “En términos generales lo que se está apreciando es un gabinete con un perfil fundamentalmente técnico, no con un fuerte perfil político, donde este representados algunos segmentos que apoyaron a Petro como candidato. Ese perfil técnico se ve en el caso de Ocampo en Hacienda, en el caso de Alejandro Gaviria en Educación, en el caso de Cecilia López en el Ministerio de Agricultura, y así en distintas cuestiones”, comenta Milanese, apuntando a que en los últimos gobiernos colombianos, los gabinetes “técnicos” suelen verse en los primeros años, y que con el paso del tiempo “tienden a virar a perfiles más políticos asociados a la garantía de gobernabilidad dentro del Congreso”.

Más polémicos, sin embargo, han sido los pasos dados en Defensa, con el futuro ministro Iván Velásquez. “Es una persona que ha sido crítica de las Fuerzas Armadas, defensora de los derechos humanos, y que puede tener una relación tirante con los militares colombianos, pero que, al mismo tiempo, tienen un récord de violaciones a los derechos humanos preocupante, y poner alguien ahí que los limite, o inculque el respeto a los derechos humanos, no está nada mal”, apunta Botero. Desde ya, hay un proyecto para que la Policía colombiana no forme parte de la estructura de Fuerzas Armadas, volviéndola un cuerpo civil.

El 19 de julio, un mes exacto después de la segunda vuelta, el nuevo Congreso colombiano terminó de configurar sus fuerzas, y con la adhesión de partidos como el exuribista “de la U”, el Liberal y la centrista Alianza Verde, entre otros, la coalición gobernante cuenta con mayoría en ambas cámaras para llevar adelante sus proyectos de ley. “Para las principales reformas, que tienen que ver con salud, educación, relaciones internaciones, negociaciones de paz, digamos que la seguridad, y que son los grandes campos que tendrá que moverse, para emprender y ejecutar las iniciativas, cuenta con una base parlamentaria excepcional. No podrá tener reticencias, no habrá excusas”, comenta Torrijos al respecto.

Botero ve con dudas la fortaleza de la amplia coalición gobernante: “En este momento estamos en lo que llamamos los politólogos ‘la luna de miel’, el inicio del período de un nuevo presidente, con un nuevo Congreso y una mayoría favorable. Sobre esta mayoría, yo tengo dudas sobre la estabilidad y la durabilidad de esa coalición. Lo de Petro no es novedad: Duque también llegó al poder con 20% del Congreso, y armó una coalición similar. El chiste es que en Colombia hay solo un partido, que es el partido del presupuesto, y los intereses de los congresistas están alineados con quien tiene la capacidad de ordenar el gasto, y por eso no tienen dificultades en alinearse con Petro”.

Torrijos señala que en este momento, ad portas de la entrada de Petro al gobierno, no se ha formado aún una oposición fuerte. “El Centro Democrático, en este momento, el partido del expresidente (Álvaro) Uribe es una minoría muy insignificante en el Congreso. El mismo oponente que tuvo Petro en la primera y segunda vuelta, Rodolfo Hernández, no tiene base ni partidista ni parlamentaria. Fico Gutiérrez, que fue el otro candidato muy cercano, tampoco tiene una base partidista o parlamentaria de ninguna naturaleza”, evalúa el profesor de Ciencias Políticas.

El Presidente de Chile, Gabriel Boric, y la vicepresidenta electa de Colombia, Francia Márquez, durante una reunión en La Moneda, el 28 de julio de 2022. Foto: Reuters

Respecto a la política internacional, una de las cosas más esperadas desde que Petro ganó las elecciones ha sido la normalización de las relaciones entre Colombia y Venezuela, que se rompieron en 2019 en el contexto del reconocimiento, por parte de Iván Duque, a la presidencia interina del líder opositor, Juan Guaidó. “Ya el futuro ministro de Relaciones Exteriores, Álvaro Leiva, se reunió con el gobierno venezolano. Se está reactivando, y se retomarán las relaciones y la frontera, lo que es importantísimo, no solamente porque se hubiesen cortado las relaciones comerciales, sino que también se habían cortado las relaciones consulares. Los millones de colombianos que vivían en Venezuela no tenían representación formal del gobierno colombiano, ni quien los protegiera”, destaca Botero.

Según Torrijos, el equilibrio y moderación no solo forma parte de la política interna del Pacto Histórico, sino también es clave en la posición de Colombia en el mundo: “En términos de política internacional, la señal ha sido muy clara. Todos los esfuerzos estarán orientados a buscar una especie de equilibrio funcional en el área, sobre todo en el hemisferio, manteniendo unas relaciones constructivas con Estados Unidos, pero restableciendo también las relaciones con Venezuela, de tal manera que no se cierren canales”.

“En lo internacional, creo que la cuestión clave es que se haya mencionado que quien va a ocupar esa cartera es Álvaro Leiva. Viene originalmente del Partido Conservador, pero tomó distancia del partido, y ha sido clave en buena parte de los procesos de paz, en los acercamientos y diálogos en las ultimas décadas, entre los distintos gobiernos y los actores armados que se han ido desmovilizando. La buena parte de la energía en política exterior, del próximo gobierno, seguramente pasa por ahí”, destaca por su parte Milanese.

El tour sudamericano que hizo la vicepresidenta de Petro durante la semana pasada da señales de los aliados que privilegia el nuevo gobierno. Visitando a los presidentes de Chile y Argentina, al vicepresidente de Bolivia, y al expresidente brasileño Lula da Silva, Márquez dejó claro el interés por un eje progresista en Sudamérica. Por lo demás, Gabriel Boric y Alberto Fernández estarán presentes en Bogotá mañana, junto con sus pares de Honduras, Ecuador, Paraguay y Costa Rica, entre otros.