“Has sido abandonado y traicionado”, dijo la exprimera dama de Haití, Martine Moïse, delante del féretro de su esposo durante su funeral, que se celebró ayer en la vivienda familiar del asesinado Presidente Jovenel Moïse en Cabo Haitiano, en el norte del país. “No queremos venganza, ni violencia. No cederemos al miedo. Los miraremos directamente a los ojos. Les diremos que ya es suficiente”, agregó la mujer, mientras su brazo era sostenido por un cabestrillo, producto de las heridas que sufrió durante el ataque.
Más de dos semanas han pasado desde el asesinato de Jovenel Moïse, la madrugada del 7 de julio en su residencia en Puerto Príncipe, y aún hay muchas preguntas sin respuesta. El propio mandatario dijo en una entrevista con el diario español El País en febrero que “un grupo de oligarcas” preparaba un golpe de Estado y buscaban asesinarlo.
Luego de algunos días de investigación, las autoridades empezaron a culpar a un grupo armado. El embajador de Haití en Estados Unidos, Bochhit Edmond, señaló que los atacantes entraron a la casa del mandatario fingiendo ser agentes de la Administración de Control de Drogas en Estados Unidos (DEA).
También surgieron dudas en torno al equipo de seguridad presidencial, debido a que el ataque, en el que Moïse recibió 12 disparos, solo afectó al político y su esposa, quien fue atendida por sus heridas en el mismo país y trasladada posteriormente de urgencia a un hospital en Miami, donde estaría más segura.
Martine Moïse compartió dos fotografías desde la cama del hospital, mientras agradecía las muestras de apoyo y lamentaba la muerte de su esposo. El domingo, la viuda reapareció en Haití, marcando el inicio de las ceremonias fúnebres realizadas en honor a su esposo.
En medio de un clima de completa incertidumbre tras el ataque, el primer ministro haitiano, Claude Joseph, declaró estado de sitio y se determinó que se cerraran las fronteras con República Dominicana, con quien comparten territorio, para evitar un eventual escape de los sospechosos.
Joseph debió asumir el mando del país de forma interina, pese que Moïse había confirmado a Ariel Henry para el puesto el día anterior. Sin embargo, no podía ocuparlo aún, debido a que no había pasado su juramentación oficial.
Hasta este jueves, la policía haitiana había anunciado el arresto de 26 personas, incluidos 18 colombianos y tres haitianos, de los cuales dos tenían también nacionalidad estadounidense. Otros tres colombianos fueron asesinados en las horas siguientes a la muerte del Presidente. El jefe de seguridad del difunto mandatario, Dimitri Hérard, y otros tres oficiales también fueron detenidos por el ataque, mientras que 24 oficiales están siendo investigados.
Versiones contradictorias
En cuanto a los principales sospechosos, la policía estaba enfocada en un ciudadano haitiano que fue detenido el 11 de julio, acusado de haber reclutado al comando y planificado el ataque con “objetivos políticos”. Christian Emmanuel Sanon es un médico de 63 años que vive en Florida, Estados Unidos, pero habría llegado a Haití en junio “a bordo de un avión privado”, acompañado de ciudadanos colombianos, con el objetivo de “arrestar al Presidente de la República”. Durante una redada en la casa de Sanon, que se encuentra bajo custodia, la policía encontró seis cartucheras, unas 20 cajas de balas y una gorra de la DEA.
Algo que las autoridades aún no descifran es cómo podría haber financiado a un equipo de mercenarios colombianos, algunos de los cuales recibieron entrenamiento militar en Estados Unidos cuando eran miembros de las Fuerzas Armadas de su país, dado que en 2013 Sanon se declaró en bancarrota en Florida.
“En el momento de las reuniones, todos creíamos que iba a convertirse en primer ministro”, dijo el retirado profesor de Economía Parnell Duverger, citado por The New York Times, quien asistió a unas 10 reuniones junto a Sanon para discutir el futuro gobierno de Haití.
Sin embargo, el diario colombiano El Tiempo señala que se habrían abierto nuevas hipótesis al respecto, luego que uno de los exmilitares colombianos, actualmente detenido en Puerto Príncipe acusado de haber participado en el magnicidio, declaró que el objetivo era detener a Moïse para que una mujer asumiera el cargo en su lugar. “Luego nos desplazaríamos al Palacio Nacional, y allí estaría ‘Diamante’, quien 72 horas después sería nombrada como la Presidenta de Haití y nosotros estaríamos a cargo de su seguridad”, dijo el exuniformado a las autoridades haitianas.
Según esta versión, la noche del 6 de julio, el colombiano Duberney Capador, quien murió a manos de la policía haitiana tras el asesinato de Moïse, habría informado a los exmilitares colombianos que había reclutado que debían matar a todas las personas que estuvieran en la casa del Presidente.
Esa misma noche, Capador -que recibiría US$ 12.000 por ser uno de los líderes de la operación- les informó que Emmanuel Sanon ya no se convertiría en el mandatario, sino que el poder lo asumiría una mujer a quien llamaban “Diamante”, a la que la policía haitiana aún está tratando de identificar.
En tanto, Duverger señaló que Sanon aseguró tener el apoyo de los políticos demócratas y republicanos de Estados Unidos, y que en ningún momento se habló de un golpe de Estado o un asesinato, sino que se esperaba que Moïse se viera obligado a renunciar. “Habría dejado de asistir si alguien mencionara un golpe de Estado, y mucho menos un asesinato”, dijo el economista.
Otro de los sospechosos es el exsenador John Joël Joseph, opositor al Partido Haitiano Tèt Kale al que pertenecía Moïse. Aunque se desconoce su paradero, se cree que él facilitó el armamento que fue utilizado para atacar a la pareja presidencial.
La policía también tiene en la mira a Joseph Felix Badio, quien trabajó para el Ministerio de Justicia haitiano y, en marzo de 2013, pasó a formar parte de la división anticorrupción del gobierno. Badio fue despedido en mayo por “graves infracciones” de normas éticas que no fueron especificadas, lo que hizo que el funcionario se querellara en contra.
La policía colombiana identificó a Badio como el responsable directo de ordenar a dos mercenarios colombianos matar al presidente haitiano, aunque su plan inicial era capturarlo. Badio se había reunido con los exmilitares para comunicarles su misión, que era arrestar a Moïse. Sin embargo, tres días antes de la operación, les habría dicho que “lo que tienen que hacer es asesinar al Presidente de Haití”, según el general Jorge Luis Vargas, jefe de la policía colombiana.
Rodolphe Jaar, un exnarcotraficante e informante de la DEA nacido en Haití, es otro de los nombres que maneja la policía. El titulado en administración de empresas fue arrestado en Estados Unidos en 2015 por contrabandear cocaína a través del territorio haitiano.
En ese entonces, Jaar ya había sido una fuente confidencial para el gobierno de Estados Unidos durante varios años, y accedió a cooperar con las autoridades para que le dieran una pena más leve.
El Ministerio de Justicia también busca a Reynaldo Corvington, propietario de una empresa de seguridad privada establecida en 1982, que de acuerdo a su sitio web, entrega consejos sobre cómo enfrentar un secuestro.
Los haitiano-estadounidenses Joseph Vincent, de 55 años, y James Solages, de 35 años, figuran también en la lista, ya que según la policía, habrían actuado como intérpretes en el operativo, que se habría organizado a través de reuniones en Florida y República Dominicana durante el último año, de acuerdo con los antecedentes manejados por las autoridades haitianas.
Sucesor de Moïse
Casi tres semanas después del ataque, aún no hay certeza sobre quién sucederá a Moïse en el cargo. El primer ministro interino, Claude Joseph, acordó el lunes dejar el cargo a disposición para dar paso a un gobierno que llame a elecciones lo antes posible. Así, Joseph debía retomar su puesto como ministro de Relaciones Exteriores, según anunció el ministro de Asuntos Electorales, Mathias Pierre.
A la cabeza de la nueva administración aparece Ariel Henry, quien había sido designado por Moïse para reemplazar a Joseph pocos días antes de su asesinato.
Haití no tiene actualmente un Parlamento en funcionamiento, y solo cuenta con un puñado de senadores electos.
Moïse había gobernado el país más pobre de América por decreto, después de que las elecciones legislativas previstas para 2018 se retrasaran tras múltiples disputas internas.