El comisionado de la UDI, Hernán Larraín, tuvo mil batallas para cambiar el modelo de gobernanza judicial para la magistratura. Las ganó todas y dice estar satisfecho con lo logrado. “Esta es la mayor innovación del Poder Judicial desde que se instaló la superintendencia de la Corte Suprema en la Constitución de 1823″, dice con orgullo. Esa fue su gran cruzada en la Comisión Experta, pero en esta entrevista analiza que no se consiguiera un pacto transversal con la izquierda.
¿Por qué cree que no fue posible llegar a un acuerdo amplio?
Muchos quisimos llegar a un acuerdo total, pero no fue posible porque quizá resulta un poco utópico que en temas tan complejos y difíciles logremos un acuerdo que alcance ese 100%. No haber logrado ese acuerdo total no puede oscurecer la realidad. Aquí hubo muchos acuerdos en todos los ámbitos que permiten pensar que avanzamos para abrir la base de amplitud del texto constitucional.
¿En qué lo nota?
Se han incorporado temas que son muy queridos y reclamados por la izquierda. De algunos temas que yo siento que se incorporaron con más fuerza está el Estado social, la eliminación de la objeción de conciencia, la paridad no solo de acceso sino también de salida, las contribuciones de bienes raíces que sí espero se mejoren en la Comisión Mixta, la eliminación de la incorporación de la amenaza terrorista en el estado de sitio, la eliminación de la dureza para los migrantes y su expulsión inmediata cuando entraban por pasos no habilitados, la incorporación con fuerza del deber de cuidado y la incorporación con fuerza de las personas en situación de discapacidad, por mencionar algunos que recuerdo que fueron realmente contribuciones en donde se llegó a acuerdo.
¿Por qué no hubo más?
Quiero recordar que un grupo de comisionados de Chile Vamos presentamos indicaciones en temas que son difíciles para nuestro sector, que buscaban agregar nuevos puentes con la izquierda para que ellos sintieran que había más ámbitos en donde pudiéramos lograr acuerdos. Me refiero al derecho a la vida, solidaridad en seguridad social, solidaridad en salud, derecho a huelga, plan de búsqueda, la norma que establece condiciones humanitarias para permitir la conmutación de penas. Todas ellas fueron rechazadas por la izquierda.
¿Cómo recibió esa respuesta?
Con una gran frustración. Se hizo un esfuerzo para construir puentes, pero esos puentes fueron rotos por la izquierda. Es muy extraño. Entonces, no pueden reclamar que en el texto existan ciertas normas que no les parecen porque tuvieron la oportunidad de cambiarlas y no quisieron.
Pero en lo de solidaridad hubo al menos cuatro votos de izquierda. Se rechazó porque su propio sector no dio todos sus votos.
Efectivamente, eran temas difíciles para nuestro sector en donde no hubo consenso. Así y todo les dijimos, vamos con esto. En esos temas, que son precisamente los que ellos más han reclamado, no pusieron los votos. Cuando reclamen que esta Constitución no incluye la solidaridad en salud o en previsión, no incluye la posibilidad de interrumpir el embarazo en la forma como está establecido en la ley de aborto en tres causales, es porque así lo quisieron ellos.
¿Cómo lee lo ocurrido?
Me pregunto: ¿la izquierda quiere construir un escenario que les permita justificar el rechazo? ¿Es eso lo que buscan? Si ellos querían una Constitución más amplia, nosotros estuvimos dispuestos, construimos una base significativa de avances en la Comisión Experta, pero ellos se negaron a dar el paso en los temas más sensibles. Los que quedaron en deuda respecto a esos temas son ellos. Esta Constitución es mucho más consensuada que el proyecto del Consejo.
¿Lo toma como una forma tácita de sincerar que se necesitan banderas para estar “En contra”?
Primero manifiesto mi frustración y dolor porque cuando uno tiende la mano para buscar un acuerdo y que no te la den es doloroso. Es perfectamente explicable, por los discursos y por la forma como fueron reaccionando con el tiempo, que están construyendo un escenario que justifique el rechazo. La izquierda está construyendo un escenario ficticio que le facilita el rechazo al texto. Es importante que la ciudadanía no se engañe porque aquí hay una Constitución mejor que la actual, mejor que el texto del Consejo, pero además bastante consensuada en muchos aspectos, y no lo es más por estos motivos que yo creo que tienen que ver con una intencionalidad política.
¿Pero y no hace alguna autocrítica a cómo republicanos y Chile Vamos ejercieron su mayoría? Eso los llevó a este escenario.
No fue algo fácil, porque efectivamente Chile Vamos estaba en una situación especialmente compleja, dado el escenario poselectoral. Las posibilidades de movimiento eran escasas. En ese sentido, se hizo lo que se pudo, pero no siempre se pudo hacer lo que se quiso.
¿Cree que este texto permite poner fin al problema constitucional?
Quiero ser bien práctico. En términos relativos, lo permite, sin lugar a dudas, de mejor forma que el texto vigente. Lo permite infinitamente mejor que el proyecto aprobado por la Convención e, incluso, del texto que ahora sale de la Comisión Experta. ¿Lo permite de un modo definitivo? No. Pero están los elementos básicos para hacer gobernable este país. Nos permite pensar que hay un conjunto de reglas que sí podrían significar un antes y un después.
¿Cómo ve que la izquierda, que lleva décadas empujando poner fin a la Constitución de la dictadura para tener una escrita en democracia, se pliegue eventualmente por el “En contra”?
Que terminen rechazando esta posibilidad, para continuar bajo la Constitución del 80, es bastante paradójico y va a tener un castigo electoral, porque después de tanto pedir, cuando se les da y lo rechazan, me parece que es extraño. Para la ciudadanía va a ser difícil de entender y abona el argumento de que es bueno terminar con este problema constitucional.