El martes 25 de julio, como de costumbre, Yamilet Carrasco llamó por celular a la casa de sus tres primos menores, en la comuna de La Granja, para preguntar por su día y saber cómo se encontraban. Solo un par de semanas antes los menores de 12, ocho y cinco años comenzaron a vivir en la casa de una tía, luego de que su madre falleciera y su padre perdiera la custodia legal. Pero la llamada de ese martes fue distinta a las anteriores. Y Yamilet se exaltó.
“Me avisaron que cerca de las 7.00 mis primos habían desaparecido porque habían escuchado que gente del Sename (hoy Mejor Niñez) los iba a reubicar. Ellos escaparon por miedo”, relata Carrasco.
Debido a la diferencia de edad entre los menores, el Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia (ex Sename) definía por ley ubicar a los hermanos en distintas residencias de protección. Los dos más chicos se irían a un centro disponible en Puente Alto, mientras que el mayor, a uno en Recoleta.
Con el fin de “proteger y restituir” el derecho de los más de 125 mil NNA que se atienden mensualmente a través de programas ambulatorios o cuidados residenciales, Mejor Niñez cerró los centros masivos de administracion directa (CREAD) y en su reemplazo impulsó residencias familiares que “buscan ser lo más parecido a un hogar, con grupos más reducidos de niños”, divididos en tres categorías: infancia (uno a ocho años), adolescencia temprana (nueve a 13 años) y adolescencia (14 a 17 años, 11 meses y 29 días). De manera complementaria, se cuenta también con residencias de alta especialidad (14 a 17 años, 11 meses y 29 días) que atienden a adolescentes con cuidado especial. Una decisión que es definida por los Tribunales de Familia competentes, donde los jueces designan teniendo en cuenta las características de la familia y vulneración de los NNA.
Luego de seis días de búsqueda, los hermanos aparecieron en el sector sur de Santiago cuando vecinos de la comuna de San Ramón alertaron a las autoridades de haber visto a niños deambulando cerca del Paradero 30 de Santa Rosa. Sin comida. Sin abrigo. Aunque sanos y salvos.
“Hoy mis primos están bien, volvieron a la casa de su tutora en La Granja por tres meses más. Luego de ese periodo el papá volverá a pelear por su custodia o si no se tendrán que ir a una residencia. No sabemos. Hay que esperar a lo que digan los jueces”, agrega Yamilet.
Los centros familiares
En su cargo como subsecretaria de la Niñez durante el segundo gobierno de Sebastián Piñera (2018-2021), Carol Bown se topó con esta realidad. Incluso, la abogada fue parte del grupo de autoridades que desde 2010 impulsó el cambio de modelo del Sename hacia Mejor Niñez. “Había muchas falencias técnicas y de funcionamiento que se tenían que corregir”, sostiene. Una de estas era la falta de oferta residencial variada para las distintas condiciones de los menores, como tipo de vulnerabilidad, edad, condición mental, entre otros.
Eso sí, afirma que la tarea para solucionar este problema no es fácil. ¿Por qué? “Existe la complejidad de que para darles una mejor atención a los niños y adolescentes el Estado debe separarlos por edad y sexo para evitar que sigan siendo vulnerados por casos de abuso sexual, peleas, entre otros. Pero al mismo tiempo hay que mantener a las familias unidas. No es fácil. Sin embargo, es obligación del Estado generarlas. Durante nuestra administración las teníamos, aunque eran poquitas. Ese tipo de residencias lograba que, por ejemplo, en un terreno hubiesen distintas casas para NNA de distintas edades y sexos, eso los mantenía protegidos y al mismo tiempo unidos”, afirma.
Según datos de Mejor Niñez, la cifra de NNA bajo cuidado alternativo han ido a la baja desde 2018, pasando de 97.714 a 63.111 en 2022, mientras que el número de menores en familias de acogida pasó de 10.213 a 11.015 durante el mismo periodo de tiempo. A esto, la directora nacional de Mejor Niñez, Gabriela Muñoz, agrega que “el número de niños y niñas en residencias ha ido a la baja. En 2007 más del 90% de NNA bajo el cuidado del Estado se encontraba en residencias, mientras que hoy contamos con más niños en familias de acogida y menos del 4% en residencias. Queremos seguir avanzando en esa línea para evitar la institucionalización y resguardar su derecho a vivir en familia”.
Aunque en línea para avanzar con tal compromiso, Blanquita Honorato, ex subsecretaria de la Niñez (2021-2022) y actual directora de Fundación Candelaria Apoya, recalca la importancia de que Mejor Niñez termine su instalación, cree los reglamentos oficiales y avance en la licitación de proyectos para la apertura de mayores residencias familiares.
“Un ambiente familiar es muchísimo más beneficioso para un niño que una residencia. Nosotros vemos la carencia que tiene un niño con una trayectoria de residencia y no solo en temas de cariño, sino que en cosas tan básicas como cocinar o pedir hora al médico. Pero hoy seguimos viendo problemas en este tipo de programas que hay que mejorar y es parte del trabajo que tiene que hacer el servicio para mejorar la capacitación a las familias de acogida y acompañamiento que se da”, dice Honorato.
Mientras, los tres menores están juntos, con su tía, en su hogar de siempre pero con una nueva esperanza para vivir en familia.
“Yo hablo con ellos, me dicen que están bien, tranquilos, esperando que todo se solucione”, cierra la prima.