Cuando Líbano aún se tambalea después de que miles de pequeñas explosiones alcanzaran los beepers y walkie-talkies de Hezbolá esta semana, matando a docenas e hiriendo a miles, Israel asesinó a un alto comandante de la milicia chiita y a otras figuras importantes del movimiento libanés en un ataque aéreo sobre Beirut ayer, y prometió continuar con una nueva campaña militar hasta que pueda asegurar el área alrededor de la frontera libanesa.
El Ejército israelí y una fuente de seguridad en Líbano dijeron a Reuters que Ibrahim Aqil había muerto junto con otros miembros de alto rango de una unidad de élite de Hezbolá en el ataque aéreo, lo que intensificó drásticamente el conflicto que lleva un año entre Israel y el grupo respaldado por Irán.
En una breve declaración difundida por los medios israelíes, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, dijo que los objetivos de Israel eran claros y que sus acciones hablaban por sí solas. El ministro de Defensa, Yoav Gallant, que afirmó esta semana que Israel está lanzando una nueva fase de la guerra en la frontera norte, publicó en X: “La secuencia de acciones en la nueva fase continuará hasta que se alcance nuestro objetivo: el regreso seguro de los residentes del norte a sus hogares”.
Se trata de la segunda vez en menos de dos meses que Israel ataca a un alto comandante militar de Hezbolá en Beirut. En julio, un ataque aéreo israelí mató a Fuad Shukr, el máximo comandante militar del grupo.
Según el Departamento de Estado norteamericano, Ibrahim Aqil era miembro del órgano militar de mayor jerarquía de Hezbolá: el Consejo Yihadista. El año pasado, Estados Unidos ofreció una recompensa de 7 millones de dólares por información que condujera a su identificación o captura. Washington lo acusó de estar involucrado en un atentado suicida contra el cuartel de los marines estadounidenses en Beirut en 1983, en el que murieron 241 estadounidenses durante la guerra civil libanesa. En 2019, Estados Unidos lo calificó de “terrorista global especialmente designado”.
CNN recordó que los ataques israelíes contra la capital libanesa son poco frecuentes. El de ayer es el tercero en casi un año de ataques transfronterizos con Hezbolá desde que comenzó el conflicto en octubre pasado. En enero, un ataque aéreo israelí mató a Saleh Al-Arouri, jefe adjunto del ala militar de Hamas, que vivía en Beirut.
El Ministerio de Salud libanés informó de que el ataque de ayer mató a 14 personas y dejó 66 heridas (nueve de ellas en condición crítica), según un balance preliminar. La Agencia Nacional de Noticias de Líbano informó que entre las víctimas del ataque de ayer a un edificio en la calle Jamous había cinco niños. La agencia dijo que un avión F-35 atacó la zona residencial en dos ocasiones.
“El Ejército israelí llevó a cabo un bombardeo selectivo en Beirut”, indicó un comunicado militar, sin precisar el tipo de ataque ni los medios utilizados. “Por ahora no hay ningún cambio en las directrices (...) del Mando del Frente Doméstico”, la defensa pasiva israelí, agregó el Ejército.
Israel bombardeó un edificio en los suburbios meridionales de Beirut conocidos como el Dahye, un importante bastión de Hezbolá, informaron el Ejército israelí y la Agencia Nacional de Noticias de Líbano. El primer ministro libanés, Najib Mikati, dijo que el ataque “demuestra una vez más que el enemigo israelí no valora ninguna consideración humana, legal o moral”.
La respuesta de Hezbolá no tardó en llegar. La emisora pública israelí Kan informó ayer de que se habían disparado unos 170 cohetes desde Líbano a través de la frontera. Asimismo, la milicia anunció durante la jornada que había lanzado siete ataques separados contra objetivos israelíes con cohetes Katyusha.
La operación israelí asestó otro golpe a Hezbolá, después de que el grupo sufriera un ataque sin precedentes a principios de esta semana en el que explotaron los beepers y los walkie-talkies que utilizaban sus miembros, matando a 37 personas y dejando a casi 3.000 heridos. Se cree que el ataque fue obra de Israel, que no ha confirmado ni negado su participación, destacó Reuters. El líder de la milicia libanesa, Hassan Nasrallah, prometió tomar represalias por estas acciones.
El presidente estadounidense Joe Biden dijo que quiere encontrar una manera de que las personas desplazadas de sus hogares regresen a sus hogares en ambos países en medio de las crecientes tensiones entre Hezbolá e Israel. El mandatario aseguró que quiere “asegurarse de que la gente del norte de Israel y del sur de Líbano puedan regresar a sus hogares de manera segura”.
El último ataque llevado a cabo por Israel en los suburbios del sur de Beirut es la última prueba de que las fuerzas israelíes se sienten envalentonadas por el apoyo inquebrantable de EE.UU. para “hacer lo que quieran”, dijo Rami Khoury, profesor de la Universidad Americana de Beirut, en declaraciones a la cadena qatarí Al Jazeera. “Israel está alborotado”, comentó Khoury, añadiendo que, si bien no cree que una guerra regional total sea inminente, una escalada en el conflicto entre Israel y Hezbolá parece inevitable.
Al respecto, Rami Mortada, embajador de Líbano en Reino Unido, declaró al periódico The Times que una invasión terrestre israelí en su país conducirá a un escenario “apocalíptico” de un conflicto regional total en múltiples frentes y a la radicalización de una nueva generación en Europa. Advirtió que las Fuerzas Armadas de su país -entrenadas por los británicos- no se “quedarían de brazos cruzados” si Israel desplegara tropas sobre el terreno o “organizara un fuerte ataque aéreo”.