“¡Esto lo significa todo! ¡Forza Italia, siempre!”, gritaban los jóvenes en distintas ciudades del país que salieron a celebrar el domingo pasado el triunfo de su selección de fútbol en la Eurocopa, en una dramática final a penales contra Inglaterra en Wembley. Se trataba del primer triunfo europeo de Italia desde 1968, por lo que los festejos duraron hasta la madrugada.
Las imágenes de alegría distaban mucho del panorama que vivían de hace un año cuando la pandemia por el coronavirus azotaba al país y lo tenía entre los con mayor cantidad de fallecidos, más de 34 mil en ese entonces. A ello se sumaban las duras medidas de confinamiento que hicieron que prácticamente se vaciaran sus calles y que desaparecieran los turistas.
Actualmente el país, de 60,3 millones de habitantes, tiene poco más 1.600 casos diarios y un 41,4% de la población totalmente vacunada y el 60% ha recibido al menos una dosis.
“El fútbol no es una metáfora de la vida, ni de la política, pero la selección nacional siempre termina pareciéndose a la nación que representa. Este último mes el equipo de (Roberto) Mancini nos ha recordado que ser italiano no es tan malo después de todo”, escribió el diario Corriere della Sera.
Como si fuera poco, The New York Times recuerda que el domingo pasado Matteo Berrettini se convirtió en el primer italiano en disputar el campeonato individual masculino en Wimbledon. Mientras que el Papa Francisco, desde Roma, mostró su rostro por primera vez desde que se sometió a una cirugía mayor de colon. A esto se suma que en mayo, el grupo de rock romano Måneskin ganó el Festival de la Canción de Eurovisión. Al tiempo que Khaby Lame, un joven de 21 años nacido en Senegal, pero que vive cerca de Turín, tiene una de las cuentas más seguidas del mundo en TikTok.
El buen momento se traslada también a la arena política. A comienzos de este año el país se encontraba en medio de una profunda crisis lo que llevó a que el Presidente Sergio Mattarella, le entregara el 13 de febrero pasado el mando del país como primer ministro a Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo. El economista consiguió entonces el apoyo de casi todos los partidos políticos para formar un gobierno de unidad que sacara al país de la emergencia económica y sanitaria.
Desde que el primer ministro asumió el gobierno priorizó dos objetivos: la remodelación del plan de recuperación europeo y la campaña de vacunación. Draghi, cuya comunicación está medida al milímetro y supervisa él mismo, ha funcionado como antídoto al veneno de las tensiones políticas de los últimos años en Italia, escribió el diario El País. La “pax draghiana”, como lo definió el líder del Partido Democrático (PD), Enrico Letta, se “ha basado en equilibrar algunas de las respuestas a las reivindicaciones de los partidos y en la firmeza para no ceder en otras”, sostuvo el periódico español.
A menos de un mes de que Draghi asumiera el cargo, Italia se convirtió en el primer país de la Unión Europea en bloquear un cargamento de 250.000 dosis de la vacuna de AstraZeneca fabricadas en la planta de Anagni, cerca de Roma, destinadas a Australia, tras las crecientes quejas de la UE por los retrasos e incumplimientos de la farmacéutica. Una decisión que, posteriormente, contó con el apoyo de la Comisión Europea, como explicó el vicepresidente de ese organismo, Valdis Dombrovskis, y que más tarde respaldó de forma abierta París.
La prensa destaca el papel que Draghi ha jugado para lograr manejar a las distintas colectividades. Así, ha conseguido contentar a Matteo Salvini, líder de la ultraderechista y nacionalista Liga, dice El País, con el acercamiento en la política de inmigración y las tasas. Al PD con un discurso más social, al conservador Forza Italia con una visión de la economía. Pero también ha absorbido algunos de los problemas políticos de los últimos años, ya que ha sabido ser soberanista cuando ha defendido los intereses de Italia en la Unión Europea; y también algo populista cuando anunció -a través de su oficina- que renunciaba al sueldo como primer ministro, dejando descolocado al discurso original del populista y antisistema Movimiento 5 Estrellas sobre el derroche público.
A nivel internacional, dice El Periódico, Draghi se transformó en una suerte de estrella política influyente. “Su voz no solo se oye en París y Berlín, sino que tiene una creciente influencia en la agenda europea y -otra novedad- vuelve a acercarse a Estados Unidos. España, que quería aprovechar la oportunidad del Brexit para ganar peso e influencia en Bruselas, ha acabado siendo adelantada por los italianos”, escribió el diario español.