Hubo un tiempo en que el vocero de gobierno, Jaime Bellolio, fue considerado el delfín de José Antonio Kast. El abanderado -que fue derrotado por Gabriel Boric en las presidenciales del domingo 18- le llegó a ceder su cupo parlamentario, pero las cosas resultaron mal. La campaña no fue motivo para un reencuentro, pero -tal como afirma el ministro que hizo gran parte del gabinete de Sebastián Piñera- votó por él.

Bellolio sostiene que el triunfo de Boric es el punto cúlmine de un proceso iniciado hace años con las movilizaciones estudiantiles, que la autocrítica del gobierno se hará más adelante y que el mandato del Presidente Piñera será evaluado con “otros ojos” en el futuro.

¿Cómo se interpreta el triunfo contundente que tuvo Boric frente a Kast?

Para las personas más jóvenes el equilibrio entre cambio y cierto orden lo representó más Gabriel Boric que la otra alternativa y hubo récord de votación, un incremento muy importante de votación de jóvenes y también un efecto rebote frente a esta lógica octubrista que justifica la violencia a lo Fernando Atria, una violencia estratégica (...). La duda va a estar en si son capaces de verdad de entregar esa tranquilidad, paz, orden, cotidianeidad y sanar las heridas del pasado.

¿Y cree que serán capaces?

Espero que sean capaces. Eso va a ser la vara con la cual van a ser medidos: si van a gobernar según la moderación mostrada en la segunda vuelta electoral. Veo que inicialmente, por los gestos republicanos, y por otros, esa es parte de la intención. Chile se merece un gobierno que intente sanar las heridas del pasado, que intente gobernar para todos y todas y no solo para algunos.

¿Esperaban una definición más estrecha?

Había dos cosas que fueron inesperadas. Primero, la alta votación (…). Y, segundo, la distancia, ya que lo que te indicaban las distintas encuestas es que iba a ser más estrecha, en torno a seis o cinco. A uno le hubiese gustado que el resultado fuese más estrecho, pero también da cuenta de que hay dos mitades y nos falta un 45% de participación que aún en este clima de polarización no se manifiesta.

Kast y Boric se habían definido opositores al gobierno, es decir, sea cual sea el escenario, el Presidente Piñera iba a entregar su banda a alguien crítico de su administración. ¿Es un fracaso de este gobierno?

Es obvio que nos habría encantado entregar la banda a alguien de Chile Vamos. Pero la democracia dijo otra cosa. Hay que evaluar también en el contexto que nos ha tocado gobernar, sobre todo en los últimos dos años, después de un estallido social, de una pandemia global que trajo una crisis social gigantesca que hizo perder dos millones de puestos de trabajo, especialmente de mujeres; que el encierro genera problemas en el ámbito de la salud mental; que postergan operaciones que son claves para la salud, etc.

Teniendo en cuenta ese contexto, ¿cuál es la responsabilidad que asume el gobierno en el fracaso del sector?

Como gobierno tenemos que hacer esa autocrítica y esa reflexión, pero no creo que sea el momento. Sí creo que hay que hacerla una vez que termine el gobierno, porque lo que tiene que hacer la centroderecha -más allá de cada uno de los partidos, porque no me compete a mí decir como vocero qué es lo que tienen que hacer-, es que necesitamos volver a reconectar con las personas del país, volver a ser una alternativa de futuro, que sintonizaba con los ciudadanos y lo hacía cara a cara. Tenemos que volver a volcarnos hacia los territorios, las causas, las ideas, para que sobre todo las personas más jóvenes estén convencidas de las ideas de centroderecha. Eso se hace en cada una de las comunidades, de los territorios. Y, segundo, hay una reflexión ideológica sobre un modelo que ya cumplió un límite. Necesitamos hacer muchos cambios, necesitamos abrazar la diversidad y mirar, además, con cierto optimismo el futuro.

En la izquierda se impuso una nueva generación política. En la derecha usted hace el punto respecto de los jóvenes, donde la derecha está arrasada en ese voto y en el de las mujeres. ¿Esta reingeniería implicará una travesía larga o corta?

Tiene que haber algo corto y algo largo. En lo corto es cómo se coordina Chile Vamos entre sí mismo y cómo siguen siendo un pacto donde los partidos tienen sus identidades y cumplen un rol. Y eso tiene que ser breve. Y lo largo es más bien esta reformulación ideológica que además tiene que tener una pata territorial, porque no basta con hacer una muy buena declaración de principio, si es que esos principios no llegan a lo cotidiano. Otra cosa distinta es la coalición, va a haber un Chile Vamos y el Partido Republicano que son cosas distintas, que no es lo mismo.

¿Le parece esa fórmula?

Es muy importante que Chile Vamos se mantenga unido tal como está, la otra decisión es algo que les compete a los partidos.

La figura del Presidente Piñera terminó siendo controvertida. ¿El Mandatario pretende cumplir un rol después que deje La Moneda?

El tiempo va a mostrar una realidad distinta a la cual hoy día estamos inmersos. Se va a evaluar con otros ojos lo que fue enfrentar el estallido social y la justificación de la violencia de los grupos radicales que continúan, lamentablemente, hasta el día de hoy. Y, segundo, la pandemia, que significó una crisis social, sanitaria y económica brutal. Recién un medio extranjero dice que Chile es el mejor país para pasar la Navidad. Eso es algo que se construyó entre todos y todas (…). Todo eso van a ser cosas que en el futuro, a pesar de que algunos trataron permanentemente de minimizar y pegarle al proceso de vacunación y manejo de la pandemia, al final lo que va a quedar es distinto. Y otra cosa que también es ineludible es que el Presidente Piñera ha sido el único líder de centroderecha que ha ganado dos veces una elección y que ha permitido conformar una coalición y eso es muy valioso para el futuro.

¿Y cuál es el rol que va a jugar después?

Hemos conversado muy brevemente al respecto, pero él va a ejercer su rol de expresidente.

¿Va a reactivar su fundación?

Eso es algo que está viendo el propio Presidente.

¿Hay continuidad del piñerismo post Piñera?

Todos los que hemos trabajado en el gobierno del Presidente vamos a seguir estando con él después.

Entonces, el piñerismo va a continuar siendo un actor relevante en la centroderecha...

No sé qué es lo que se entiende por piñerismo, porque cada una de las personas que hemos trabajado en el gobierno tenemos distintas identidades políticas, distintas ideas, pero estamos en un proyecto común. Y ese proyecto común cambia después del 19 de octubre, porque había que sacar adelante el país a pesar del estallido. Hacer que la necesidad de los cambios se canalice a través de una fórmula democrática. Y luego la pandemia hace que también haya una misión fundamental. Espero que el próximo gobierno no tenga la misma oposición que tuvimos nosotros, una oposición que durante muchas veces fue de un radicalismo impresionante, que presentó nueve acusaciones constitucionales, que varios de ellos se sintieron arrastrados por una lógica más bien de redes sociales que de convicciones.

¿Y qué tipo de liderazgo podría jugar el Presidente Piñera en el rearme de la coalición?

El Presidente siempre es muy activo, eso está claro. Y, de nuevo, él ha sido hasta ahora el único presidente de centroderecha escogido en los últimos 50 años y que ha formado una coalición que se ha mantenido, con dificultades evidentemente, y eso es una cuestión muy valiosa. Como expresidente creo que tiene muchas cosas que decir en adelante, pero en lo que vaya a pasar al interior de cada uno de los partidos, no veo al Presidente.

Si lo interpretamos bien es de los que piensan que la derecha tiene que empezar un proceso de renovación profunda si quiere reconquistar el poder, ¿o no?

Sí, creo que sí.

Es decir, una derecha como la de la segunda vuelta, más conservadora, con énfasis en valores como el orden y la seguridad, ¿no gana una elección en cuatro años más?

Creo que el orden, la seguridad, la libertad y la igualdad son fundamentales dentro de los que creemos en un liberalismo clásico. Pero además hay ciertas otras materias que equivocadamente algunos dicen que cuando uno las toma son banderas de izquierda, como el feminismo liberal, el cuidado del medioambiente y la compatibilización entre desarrollo y medioambiente, materias de diversidad, hay una mirada que tiene que ser diferente. Y en esta renovación o reflexión, creo que no es necesariamente una cuestión generacional, sino que la supera. Hay gente que puede tener más edad, pero que pueden ser profundamente renovadoras y sin duda esa experiencia juega un rol muy relevante hoy y también en el futuro.

¿Una derecha que no incorpore esas características -feminismo, diversidad, medioambiente, etc.- no va a recuperar el poder?

Nunca voy a desacreditar los legítimos pensamientos de los sectores más conservadores de derecha. Lo que ha hecho que la centroderecha pueda llegar al gobierno dos veces es precisamente esa convivencia entre conservadores y liberales. Esa es una expresión legítima, pero creo que para ser una mayoría en el país hoy, y dado lo que viene hacia adelante, uno necesita estar abierto a que cada cual pueda hacer su legítimo plan de vida. Abrazar esas diversidades y no tratar de censurarlas, ni menos lo que hacen algunos grupos radicales, particularmente de izquierda, que es cancelar, funar, amenazar, a todo aquel que no tiene el pensamiento único que pretenden. Creo que el mejor antídoto contra eso es un liberalismo clásico de centroderecha, que creo que tiene mucho futuro, en la medida en que no sea de salón de escritorio, sino que sea de territorio.

¿Hubiera estado tan contento el gobierno de haber triunfado Kast?

Hubiésemos estado contentos con que hubiera ganado alguien de nuestra coalición. Que hubiese estado en nuestra primaria. Cualquier gobierno que hubiese sido iba a ser un gobierno de cambio, también de continuidad en algunas políticas, pero también de cambio, porque al próximo gobierno le toca que la Constituyente termine, que proponga una nueva Constitución y, si esta es aprobada, empezar a instalar esas nuevas reglas y normas de esa nueva Constitución.

¿Votó por José Antonio Kast?

Puedo decir que no voté por el Presidente electo… y no anulé.

¿Para usted era Kast el mal menor?

Voté por Sichel convencido, antes había votado por Lavín y me gustaba una alternativa de mayor moderación de centroderecha, pero había dos alternativas, sobre todo coaliciones que eran distintas. Chile Vamos decidió formalmente apoyar a José Antonio Kast y creo que esa fue una decisión correcta.

¿Hay preocupación de que exista un ánimo revanchista de quienes asuman en marzo?

Siempre hay una parte que tiene una lógica revanchista, sin lugar a dudas. Y que las ha expresado muy violentamente durante los últimos meses: son los que promueven las acusaciones constitucionales, los que no estuvieron de acuerdo con el plebiscito y los que han validado la lógica de la violencia estratégica. Y espero que no sean ellos, dentro de la coalición que va a gobernar, los que lleven la voz cantante.