No han sido días fáciles para el senador por La Araucanía. En medio de las tensiones internas del Partido por la Democracia (PPD), Jaime Quintana tuvo que enfrentar el fallecimiento de su padre, Daniel, a quien califica como su gran referente político.

En medio de un dolor personal, el parlamentario inscribió en dos ocasiones una lista para presidir la colectividad en la cual milita desde que se fundó, en 1987. Su postulación -que en el PPD atribuyen que fue impulsada por el gobierno- significó desplazar a Natalia Piergentili, la actual timonel, de sus aspiraciones de ir a la reelección. Ambos se reunieron el miércoles en Valparaíso, donde se selló la incorporación de Piergentili como vicepresidenta para los comicios internos que se realizarán el 27 de agosto.

¿Hubo un veto de La Moneda a la candidatura de Piergentili?

Cuando escuché eso en el partido lo despejé rápidamente. Si el candidato elegido de La Moneda era yo, no tuve señales explícitas. Yo descarto que aquí haya habido una intervención de La Moneda en la elección y un veto hacia Natalia.

¿No hubo una solicitud de la ministra Tohá o del Presidente Gabriel Boric para que usted encabezara la lista?

No. Eso no quita que alguien que milita en el PPD, como puede ser la ministra Tohá u otros, tengan una opinión.

La ministra Tohá dijo que el liderazgo de Piergentili era “divisivo”. ¿Usted comparte eso?

Son opiniones. Creo que está dentro de un comportamiento totalmente habitual. Raro sería que una autoridad se marginara completamente.

Se dice que con su figura el partido estaría más controlado…

Se ha especulado mucho de eso, pero lo importante va a ser el esfuerzo de esta nueva mesa en definir claramente cuál es el rol del partido con el gobierno.

Pero ha trascendido, en comparación a Piergentili, que usted es más cercano a La Moneda, a Tohá.

El que pueda haber una cercanía con el Presidente Boric, con la ministra Tohá, no significa que uno vaya a mirar al techo frente a errores que se puedan dar.

Mario Tellez/La Tercera

Una de las cosas que le pasaron la cuenta a Piergentili fue mantenerse firme en competir en dos listas en la elección constituyente. Sin embargo, ella se mantuvo fiel a lo que decidió el partido. ¿No hay cierto maltrato al culparla a ella?

Es bueno poner las cosas en perspectiva. Natalia tuvo el valor de liderar el PPD en un momento sumamente complejo y de defender un ideario de centroizquierda frente a una generación que, en general, ha desdeñado a nuestro mundo. Y claro, pudo haber errores en la forma de ejecutar una estrategia, pero fue una estrategia definida colectivamente.

En un escenario complejo para el oficialismo en medio del lío de platas, ¿cómo espera que sea la relación del PPD con La Moneda?

Yo distingo tres etapas: una primera, que es cuando al PPD se le convoca a ser parte del gobierno, básicamente por los votos que podría sumar en el Congreso. Una segunda etapa, es el arribo de Carolina Tohá. Ahí el PPD empieza a mostrar experiencia y capacidad política en la gestión del gobierno. Hay una tercera etapa, que es la que le va a tocar a esta mesa, que es consolidar ese aporte y que se valore la experiencia y la capacidad del PPD en su conjunto, más allá de un liderazgo particular. Luego de eso, para no repetir tensiones, hay que asumir que la ministra Tohá está en el corazón de La Moneda, mientras que el PPD, su partido, se sitúa en la frontera del gobierno. Ambas cosas no son incompatibles, todo lo contrario, puede ser una gran oportunidad si la administramos bien.

Cuando se sitúa en la frontera del gobierno, ¿no habla de que existe cierto grado de desafección con el proyecto político?

Es que yo no me estoy refiriendo a la política de los anillos. Para nadie es un misterio que el PPD, un partido progresista, de la socialdemocracia, es un partido que tiene una capacidad de articular y buscar entendimiento con otras fuerzas del centro político, incluso con la oposición. Entonces, estoy planteando más bien en términos ideológicos. Un partido de frontera, a su vez, no puede ser un partido obsecuente, pero sí tiene la obligación de ser responsable.

Usted habla de errores del gobierno. ¿Cómo evalúa el manejo del Ejecutivo en el lío de platas?

Lo que he leído como línea política del gobierno es dejar que toda la información fluya, que se transparenten todos los actos de irregularidades, delitos, eventual corrupción, y entiendo que eso es lo que ha ocurrido. Si el gobierno hubiera buscado un acuerdo con la oposición al inicio de todo este escándalo, probablemente no conoceríamos la magnitud de este problema y lo estructural del mismo, porque aquí claramente hay algunas cuestiones que tienen su origen en leyes, glosas presupuestarias, el problema de los gobiernos regionales. La línea que fijó el gobierno es adecuada para lograr llegar al final, pero no parece una línea muy clara para los efectos de contener esta crisis.

¿No es una mala señal las salidas de autoridades por goteo? Quizás es necesario una cirugía mayor.

Claro, hay toda una discusión sobre cómo se asumen las responsabilidades. Pero eso le corresponde definir al Mandatario. Pero en esto el gobierno fue tomado por sorpresa, no imaginaba que esto ocurría. Lo que sí, esta crisis trae efectos políticos también, porque el caso convenios vino a demoler el discurso de superioridad moral que fue el mantra del Frente Amplio durante mucho tiempo y que ahora se ha transformado en su karma.

¿Qué errores se han cometido?

Pasó mucho tiempo hasta que decidiéramos que la estrategia del gobierno era dejar que todos estos acontecimientos se siguieran conociendo. Eso se podría haber verbalizado de otra manera, se podría haber dicho que vamos a optar por la transparencia de manera más categórica. La estrategia no ha sido clara, no ha sido fina y no se ha ido actualizando, porque la crisis aún no termina.

¿Y a quién atribuye esa responsabilidad? ¿Al Presidente? ¿Al comité político?

Probablemente a todas las anteriores. Y probablemente las coaliciones también tengamos responsabilidad.

¿Cree que el gobierno no ha escuchado a sus partidos?

Se ha escuchado poco, ha habido muchas críticas, ha habido bastante estridencia dentro del oficialismo. Por eso creo que esos canales tenemos que mejorarlos. Eso también tiene que ver con la política de alianza, con la proyección de la centroizquierda.

Mario Tellez/La Tercera

“Es tiempo de asumir que el programa de gobierno no se podrá cumplir del todo“

¿Un ajuste de gabinete ayudaría a descomprimir la crisis? Ha aumentado la presión para que salga el ministro Jackson.

Puede ayudar un cambio de gabinete, es un recurso que los mandatarios tienen a la mano. Pero los tiempos tienen que evaluarlos los presidentes.

¿Pero ve que hay un momento propicio para eso, para evaluar a Jackson?

Yo creo que antes de eso hay que definir cuáles son las prioridades del gobierno para los próximos años y cómo se va a enfrentar ese proceso y ese diálogo (...). Creo que eso debe ser previo, después vendrán los cambios de gabinete. Yo, particularmente, creo que la creación del Sistema Nacional de Cuidado es la única gran reforma que podría provocar un giro a la percepción de la ciudadanía sobre el gobierno e incluso proyectar a la centroizquierda en el futuro. Si el gobierno entiende la dimensión política del tema, no se explica que un ministro tan cuestionado como Giorgio Jackson, y es un dato de la realidad, encabece el consejo asesor presidencial de esa área. Es parte de lo que el gobierno tiene que definir, pero para eso primero el gobierno tiene que definir sus prioridades.

Despojar a Jackson de liderar eso ¿no sería debilitarlo aún más en un contexto en que pareciera que el Presidente no quiere sacarlo?

El ministro Jackson se ha transformado, en los hechos, en un problema para La Moneda. El gobierno lo que necesita son ministros que dialoguen con la oposición desde la diferencia. Es una condición insustituible para su éxito. Hay ministros, y transversalmente, tanto de Socialismo Democrático como de Apruebo Dignidad, que encarnan muy bien esa disposición. Los hechos demuestran que el ministro Jackson no es uno de ellos, porque el gobierno necesita facilitadores en el diálogo con la oposición.

¿El Presidente debería removerlo o llega el momento en que el mismo Jackson debería darse cuenta y empujar su salida?

No me puedo pronunciar respecto de las decisiones que le competen al Presidente o individualmente a cada uno de sus ministros.

Dijo que se cayó el discurso del Frente Amplio de la superioridad moral. ¿Cómo proyecta la relación que tenga el Socialismo Democrático con el Frente Amplio?

Mi rol va a ser tratar de contribuir a eso, al diálogo. Yo creo que tenemos que despejar algunas cosas y tiene que ver con la proyección de la centroizquierda. Por ejemplo, el oficialismo debe tener una estrategia de proyección política. De lo contrario, la ansiedad por hacer todo en cuatro años termina jugando en contra y presentando los errores. Es tiempo de asumir que el programa de gobierno no se podrá cumplir del todo y que debemos trabajar por condiciones políticas favorables que le den continuidad a la agenda de cambios responsables que Chile necesita para alcanzar el desarrollo. Desde ese punto de vista, yo no creo que la próxima elección esté perdida. Este tiempo vertiginoso no permite hacer análisis tan apresurados.

¿El Presidente debería sincerar que no van a poder cumplir con todo?

Hay que sincerarlo, porque no es nada del otro mundo. Los últimos dos gobiernos, de Bachelet y de Piñera, no han cumplido el programa en su totalidad, ni mucho menos.