“No estamos en día de descanso, estamos en revisión y mantenimiento”, cuenta el teniente coronel Carlos Javier Martín Traverso, quien está a cargo de la Unidad Militar de Emergencias (UME), división de las Fuerzas Armadas de España, que nació en 2005 para dar mejor respuesta ante catástrofes, calamidades y otras necesidades públicas.
El teniente coronel hace la aclaración, “porque el descanso es otra cosa”. Desde el domingo, cuando pisaron suelo chileno, Traverso (46, casado, dos hijos) y su equipo han dedicado el tiempo al combate de los incendios forestales que azotan las regiones de Ñuble, Biobío y La Araucanía desde la semana pasada. Viajaron desde la base aérea de Torrejón, cerca de Madrid, y tras aterrizar en Santiago, continuaron camino a Carriel Sur (Concepción).
Con el jefe de las fuerzas españolas trabajan tres colaboradores en análisis y dos en logística. Y en terreno, 44 militares, seis de los cuales pilotean los drones. “Venimos en una configuración ligera”, dice para explicar que llegaron para trabajar en superficie, a ras de suelo, con toda la tecnología disponible. “Estamos trabajando con herramientas manuales, sin las autobombas ni camiones aljibes para darnos apoyo”.
¿Con qué se encontraron?
Estos días está bajando la intensidad del viento, ahora mismo miro las copas de los árboles y casi no se mueven. El escenario es complejo, hay mucho de lo que llamamos interfaz urbano-forestal, hay núcleos de población y casitas más aisladas que hay que defender. Nuestras instrucciones son salvar vidas o protegerlas; lo segundo, que no se pierdan más hogares y, además, hay que proteger la naturaleza si podemos.
¿Y la moral de los voluntarios? Se lo pregunto porque el fin de semana anterior la emergencia tuvo un desarrollo muy rápido.
La moral de la gente siempre está alta, en el sentido que quieren apagar el incendio, y ojalá haber preservado el paisaje y que ninguna vida más se pierda. Lo que pasa es que tantos días de combate y contra un monstruo tan grande y tan disperso, agota y cansa a cualquiera. Entonces es difícil mantener la sonrisa. Esto es un combate, el combate pesa, el combate cansa, pero estamos aquí para eso. Alguien puede desmoralizarse, pero nadie se queda detrás, nadie se hunde.
¿Cómo es un día de trabajo? ¿Cómo ha sido la coordinación con los mandos chilenos?
Cuando se pone el sol volvemos a la zona de coordinación, se tiene una jornada de briefing, se analiza lo hecho, qué se pudo haber hecho mejor... Más o menos nos estamos yendo a la cama a las 12 y el contingente se levanta alrededor de las 7, según sale el sol. El día anterior tenemos una reunión y nos informan de cuál es la zona a trabajar en la jornada siguiente. En mi caso, estoy con el equipo de asesores en las instalaciones de Conaf, estamos en contacto permanente.
¿Cómo los ha tratado la comunidad?
Es increíble lo bien que nos trata. En el primer incendio que estuvimos, un grupo de mujeres de Cabrero se acercó al dispositivo a llevarles comida, a todo el dispositivo, no sólo a los chilenos. Gente que está perdiendo casas toma comida y se las lleva a los intervinientes.
¿Qué le parece que un vecino no diera agua a un helicóptero?
He leído la noticia, no sé hasta qué punto será cierto o no... Es algo que no debería suceder. Si necesitamos acceder a un punto de agua o cruzar un terreno, la acción de la comunidad nos facilita el trabajo. No tengo constancia para saber si es real o no, pero la actitud correcta es ayudar.
Con su experiencia y en las zonas que ha estado, ¿se puede hablar de un origen accidental o que hubo intencionalidad?
La estadística nos dicen que en la mayoría de los incendios, atrás están las personas. No me gusta pensar que hay gente que disfruta prendiéndole fuego al monte y viendo que arde, pero hay gente que lo hace. También me preocupa que las personas dejen basura sin tratar correctamente la naturaleza. Y ahí puede estar el origen de un incendio.
¿Hasta cuándo dura su misión?
Lo mismo me pregunta mi mujer (entre risas). Si lo supiera, te lo diría. Hasta que me digan que me tengo que volver... No voy a llamar a España diciendo que queremos volver, es una llamada que no pienso hacer... Es así de sencillo.
Pero esto se acabará en algún minuto, ¿no?
Acabar, se va a acabar. Eso tenemos que tenerlo muy claro. Más tarde o más temprano esta situación se acabará. Estamos todos trabajando en la misma dirección y si se trabaja coordinadamente como se está haciendo, al final terminaremos derrotando a este monstruo.