En medio de un robo a mano armada en la localidad bonaerense de Ramos Mejía, cuatro disparos a quemarropa en el tórax terminaron con la vida del kiosquero argentino Roberto Sabo, de 45 años. El crimen perpetrado por un joven de 29 años, que había salido en agosto de 2020 de la cárcel tras una condena de seis años por hurto, y su acompañante de 15 años, tuvo lugar el domingo pasado y caló hondo en el país. Vecinos salieron a las calles para exigir medidas contra la inseguridad.
La presión contra las autoridades se transformó en un nuevo factor electoral y en un tema que podría definir votos clave de cara a las elecciones legislativas de mañana en Argentina. En conversación con La Tercera desde Buenos Aires, el analista político y columnista del diario La Nación, Joaquín Morales Solá, analiza el convulsionado panorama previo a los comicios
¿Los problemas económicos y ahora de seguridad le van a pasar la cuenta al gobierno? ¿Qué le falta al Ejecutivo para convencer a los argentinos?
Ya le han pasado la cuenta sobre esos temas en las primarias. Hay un conjunto de factores que tiene que ver con la economía, un peso que no para de devaluarse y eso potencia la inflación, el manejo de la pandemia, la cuarentena más larga del mundo, la foto de la celebración del cumpleaños de la esposa del Presidente en el momento de las restricciones más estrictas, el vacunatorio VIP, la seguridad. Lo que pasa es que la gente se cansó, hizo catarsis. Tiene que ver también con la pérdida de empleos y el temor a la cesantía. Es una situación muy inestable. Están los abusos institucionales, esa necesidad, por ejemplo, de querer cambiar la justicia, la forma de elección al jefe de los fiscales, el uso de la justicia como una venganza contra sus adversarios. Errores discursivos del gobierno, como cuando hace unos días el Presidente Alberto Fernández dijo que Córdoba, la provincia que es el segundo edificio electoral de Argentina, tenía que integrarse al país como si no estuviera integrada, la sacó del país porque Córdoba no votó nunca al kirchnerismo. Yo creo que estamos ante el final de un ciclo político.
¿Hay un desgaste irreparable del proyecto político?
El peronismo está controlado desde hace 18 años por el kirchnerismo. Es mucho tiempo. Es primera vez desde la muerte de (Juan Domingo) Perón, que un sector del peronismo controla tanto tiempo al peronismo. El menemismo, que fue muy importante en este país, lo controló durante 10 años. Hay una fatiga de la sociedad con respecto a ese peronismo que expresa Cristina Kirchner, su hijo Máximo y Alberto Fernández, que ganó prometiendo algo distinto y después se mimetizó en lo mismo que es el kirchnerismo. Aunque es el fin del ciclo, el peronismo no va a morir, va a resurgir, se renovará con otros dirigentes, con otra mirada del mundo, una concepción más moderna de la economía, de las relaciones entre el poder y la sociedad. Tenemos una coalición no peronista que por primera vez ha tenido un piso electoral superior al del peronismo durante tres elecciones: 2017, 2019 y la primaria del 2021. Y seguramente lo va a tener también mañana. Una coalición que aún perdiendo, nunca ha tenido menos del 40% de los votos y eso va a obligar al peronismo a rever su papel, porque hasta ahora ha estado prendido a la falda de Cristina y la verdad es que les ha ido mal, porque Cristina no es infalible. Ella perdió en las elecciones en 2009, 2013, 2015, 2017 y en el 2021, o sea cinco derrotas.
¿A otro político ya le habría pasado la factura las derrotas electorales?
Sobre todo hablando del peronismo, porque hay partidos como la Unión Cívica Radical que tienen más lealtades con sus líderes. Ellos toleraron a un (Raúl) Alfonsín que perdía elecciones hasta su muerte, pero el peronismo no perdona la derrota porque es un partido de poder, nació con Perón en el poder y siempre fue así. (Ítalo) Lúder, cuando perdió en 1983 con Alfonsín, se terminó. (Carlos) Menem, cuando perdió el 2013, se terminó. (Antonio) Cafiero, cuando perdió con Menem, se terminó. Esta es la primera vez que después de tantas derrotas, el peronismo no reacciona. Cristina hace está coalición con Alberto Fernández porque en 2019 ella se da cuenta que ya no pasaba por una segunda vuelta electoral, en la que se necesita el 50% de los votos, entonces recurre a Alberto Fernández, que era un peronista crítico y le permitió el triunfo. Nunca ningún Presidente ganó una elección en las condiciones actuales de mala imagen que tiene el gobierno, la situación del país, del pesimismo sobre el futuro.
¿Existen líderes peronistas que puedan conformar el recambio político?
Hay dirigentes que hoy están en gobiernos de provincia que pueden liderar un cambio y una renovación del peronismo.
Si se cumplen los pronósticos, el oficialismo perderá la mayoría en el Senado y deberá pactar con otras fuerzas. ¿Cómo conviviría Alberto Fernández con esto hasta 2023?
Ellos ya no tienen mayoría propia en la Cámara de Diputados y tenían que negociar con la oposición para algunas cosas. Por eso algunos proyectos no pudieron salir nunca, por ejemplo, el de reforma judicial. En el Senado tienen una holgada mayoría, con 41 senadores propios más algunos amigos, así que le sobraba. Esto está en riesgo, si no recuperan La Pampa pueden tener nada más que 35 senadores, con algunos amigos y auspiciantes que los van a ayudar a tener una mayoría simple como para iniciar una sesión en algunos temas. Por supuesto, esto va a obligar a Cristina Kirchner a algo que no sabe que es negociar, pactar, pedir favores. Otro tema es que se van a alejar muchos de los dos tercios, lo cual le va a impedir a ellos tomar decisiones muy importantes para la vida de la República.
¿Cuál cree que debe ser la estrategia del gobierno post elecciones?
Es un misterio que es lo que quiere hacer Cristina, si es que ella ya sabe que es lo que va a hacer, porque después de las primarias se vio que la que maneja el gobierno es Cristina no Alberto, lo que es una anomalía política porque el poder real está por abajo del poder formal. Hay dos posibilidades, o que ella intente cambiar todo, desde el jefe de gabinete hasta el último ordenanza del gobierno federal, o que, por el contrario, se retire con su núcleo de funcionarios, deje a Fernández gobernando solo para preservar ese 20% que ella tiene seguro de voto duro.
Si la oposición repite una victoria sustancial, como en las PASO, ¿cuál debería ser su hoja de ruta de cara a las presidenciales?
La oposición después va a tener que librar su propia disputa interna por quién es el candidato. Hasta ahora, hay como cuatro o cinco en Juntos por el Cambio. No veo posibilidad de un pacto tipo La Moncloa, eso no va a pasar porque la oposición lo que quiere es llegar al 2023 en condición de ganador, no gobernando con este gobierno.
Justamente hablando sobre liderazgo opositores , ¿quién podría tener más posibilidades electorales: Mauricio Macri u Horacio Rodríguez Larreta?
Hoy por hoy las encuestas apoyan más a Rodríguez Larreta que a Macri, pero Macri a la vez es el líder del grupo social antikirchnerista más duro. Entre las opciones van a terminar dirimiendo en las encuestas, aún cuando vayan a una disputa interna se van a decantar posiblemente por dos candidatos que irán a una primaria.
¿Podríamos ver un auge de la ultraderecha ante el avance de figuras como la de Javier Milei?
La de la ultraderecha es un fenómeno mundial, no es ajeno o exclusivo de Argentina. La protesta hoy se canaliza a través de los partidos de extrema derecha. Argentina es un ejemplo de eso.