Joel Colón-Ríos, académico neozelandés: “Hay que resistirse a la tentación de disminuir el carácter democrático del proceso constituyente chileno”

Joel Colon Rios
Foto Juan Farías/La Tercera

El director del Centro de Derecho Público de la Universidad Victoria en Wellington aborda los costos de que no exista un liderazgo político capaz de articular las demandas de grupos particulares. El experto en derecho constitucional comparado advierte que “en un contexto de fragmentación, la participación popular se hace más importante”.


El académico Joel Colón-Ríos es el director del Centro de Derecho Público de la Universidad Victoria en Wellington de Nueva Zelanda. A pesar de la distancia geográfica que tiene con Chile, se mantuvo al tanto de todo el proceso constituyente y se leyó completa la propuesta de nueva Constitución que redactó la Convención Constitucional. El abogado, formado en Puerto Rico y luego en Canadá, es experto en teoría constitucional y derecho constitucional comparado.

Llegó a Chile el mismo domingo 4 de septiembre invitado por la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Durante estos días ha participado de distintas exposiciones y clases. A pesar de que reconoce que no es quien para dar sugerencias, en esta entrevista con La Tercera se aventura a lanzar algunas explicaciones a lo sucedido y a hacer recomendaciones en base a las experiencias comparadas que han sido exitosas.

Usted es de la idea de que hay dos tipos de constituciones, las de reglas del juego y las de proyectos políticos particulares. ¿En cuál cree que se ubicaba la propuesta de la Convención?

La propuesta de la Convención establecía las reglas del juego, pero además de eso ofrecía una visión acerca de un tipo de sociedad que se quería construir para el futuro. Expresaba una visión particular sobre cómo debería estar organizada la sociedad chilena, cómo debería estar organizado el Estado chileno en términos de cuáles deberían ser sus obligaciones, pero a fin de cuentas todas las constituciones hacen eso de cierto modo.

¿La propuesta de la Convención lo hacía de forma más marcada?

Algunas lo hacen de manera más transparente, como lo hizo esta propuesta constitucional, que desde el comienzo lo dice abiertamente. Puede haber una Constitución que no haga nada de eso, que simplemente establezca el Estado y deje en manos del proceso político cualquier decisión acerca de las políticas específicas que van a caracterizar a los gobiernos futuros. En ese caso lo que sucede es que como hay grupos en la sociedad que tienen más poder que otros, en una Constitución como esa va a haber algunos grupos que van a ser capaces de utilizar las instituciones muy básicas que se crearon para defender sus propios intereses. Este otro tipo de Constitución lo que trata de hacer es emparejar un poco la situación de manera que se limita un poco el poder de esos grupos de interés y grupos económicos, para favorecer otros intereses que en algunos casos se consideran más importantes, porque son intereses comunes a todos los ciudadanos.

Usted ha planteado que existieron problemas para que la activación del poder constituyente derivara en el ejercicio del poder constituyente, ¿a qué se refiere?

En Chile hubo una activación del poder constituyente en algún punto en el tiempo, con eso quiero decir que hubo un momento en el cual uno puede razonablemente pensar que hubo una expresión de una voluntad popular para la creación de una nueva Constitución. Sin embargo no ha habido todavía un ejercicio del poder constituyente, porque esa voluntad popular a favor de la adopción de una nueva Constitución todavía no se ha ejecutado.

¿Qué hacer para ejecutarlo?

Hay que resistirse a la tentación de disminuir el carácter democrático del proceso constituyente chileno para lograr un resultado particular. He escuchado gente proponiendo que quizá los plebiscitos de salida no son una buena idea o que quizá la entidad que redacte la Constitución debe ser un comité de expertos. Yo resistiría a esa tentación e iría en la dirección contraria, es decir, el hecho de que la Constitución no se aprobara en el plebiscito quizá tiene que ver con esa falta de mecanismos formales de participación que hubo desde la presentación del borrador hasta el plebiscito. Yo buscaría maneras de aumentar la participación popular en vez de disminuirla.

¿Se puede tener éxito en la aprobación de una propuesta de nueva Constitución si no existe un grupo político con liderazgo que sea capaz de articular todas las demandas en un texto común?

En ausencia de esa dinámica se hace difícil la aprobación del texto constitucional. Quizá eso no va a pasar en Chile debido a la fragmentación política. La alternativa entonces sería más participación popular posterior. En un contexto de fragmentación, la participación popular se hace más importante que en otros tipos de contextos.

Algunos académicos chilenos se han aventurado en culpar a lo que ellos denominan como la política de la identidad. ¿Cree que hay algo de eso en el fracaso de la Convención?

De cierto modo eso tiene que ver con la fragmentación política. El hecho de que haya muchos grupos con muchas demandas específicas y que eso se traduzca en un proceso fragmentado, en donde simplemente se presentan todas esas demandas por distintos grupos y movimientos, es un reflejo de que no ha habido ningún grupo capaz de articular todas esas demandas en una noción de Constitución que produzca que todos esos grupos fragmentados entiendan cuál es el tipo de Constitución que se debe adoptar para satisfacer sus demandas particulares, es decir, un texto que promueva un mínimo común. Lo que sí yo me separaría del término que usaste en tu pregunta, lo de la política de las identidades, porque tiene una connotación negativa que sugiere otros temas en los cuales no estoy de acuerdo.

¿Qué lecciones se pueden sacar para esta segunda etapa?

Una idea puede ser entender que el proceso del órgano redactor no termine con la presentación del borrador sino que luego de la presentación del texto exista un periodo de deliberación, de debate de distintos aspectos y artículos de la propuesta. Luego de ese proceso, la Convención debe tener la oportunidad de reunirse nuevamente, tomar en cuenta esas recomendaciones, modificar lo que estime necesario y luego entonces someter el texto a un plebiscito de salida. Yo creo que un proceso así quizá hubiese evitado el resultado que vimos el domingo.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.