Apenas se selló el acuerdo para el mecanismo del próximo proceso constituyente, el senador y presidente de Revolución Democrática, Juan Ignacio Latorre, no fue partidario de sacarse una foto con todos los firmantes como la del 15 de noviembre de 2019, pese a las ganas de algunos. Tampoco dudó en reconocer que para su sector era un acuerdo “imperfecto”.

¿Por qué es imperfecto?

Lo dije un poco rememorando lo que había dicho el Presidente la semana anterior, llamando a todas las partes a flexibilizar sus posiciones. Para nosotros era muy importante que los expertos, que valoramos que estén presentes, fueran elegidos por la ciudadanía. Propusimos distintas fórmulas y ninguna resultó, en eso fue lo que más nos costó ceder. Por otro lado, si uno saca la calculadora, tampoco nos conviene mucho ir a una elección con un órgano tipo Senado, pero pusimos por delante el principio democrático. Entonces tuvimos que ceder en aspectos que eran muy importantes, en pos del objetivo mayor, que es habilitar un nuevo proceso constituyente. Creo que fue el mejor acuerdo que pudimos lograr.

¿Ceder en esos puntos tiene que ver con pagar los costos de la derrota en el plebiscito?

No lo pondría en términos de pagar costos, sino más bien en una lectura de realidad, de negociar en un escenario después de una derrota profunda. Por tanto, como el proyecto anterior fracasó, esta segunda oportunidad - que creemos que es la última que hay para redactar un texto de manera democrática y participativa en este periodo de gobierno-, claramente tiene que ser distinta a la anterior. Además, negociamos con un actor que ganó el plebiscito, pese a que no representa al 62%, que capitaliza eso y tiene poder de veto.

¿Es un acuerdo con sabor a la derrota del plebiscito? Así lo plantearon algunos diputados.

Nosotros no quisimos salir tomaditos de las manos ni rememorar la foto del 15 de noviembre 2.0. Lo conversamos en el Frente Amplio, con el PC, incluso con la UDI. Este no es un acuerdo para salir a celebrar a las calles ni destapar champán. ¿Es el escenario ideal? No, claramente no estaríamos haciendo esto si no hubiésemos perdido como perdimos el 4 de septiembre. Pero de ahí a autoflagelarse o decir ‘esto es muy malo’..., es lo que podíamos hacer en el escenario actual, con la correlación de fuerzas que tenemos en el Congreso.

¿Puede que sectores de la izquierda se descuelguen en la Cámara?

Podrá haber algunos independientes que critiquen con más libertad, pero los partidos y los movimientos oficialistas que firmaron van a estar con el acuerdo. Puede que no estén del todo conformes, pero no estamos pidiendo a los parlamentarios que lo defiendan ni que salgan a celebrarlo, sino simplemente que aprueben la reforma constitucional para tener los 4/7 y podamos tener una nueva Constitución democrática para Chile.

¿Qué garantías les da el acuerdo de avanzar en las transformaciones sociales que esperan?

Mira, parte de esta discusión, que tiene que ver con el objetivo estratégico de tener un pacto de convivencia democrática que sea habilitante, como la Constitución del 25 -que habilitó procesos de cambios- es el hecho de que tengamos las bases, que fue una negociación desde la UDI al PC. En los 12 puntos, el que esté el Estado social y democrático de Derecho es fundamental o que esté la conservación del medioambiente o el tema de los derechos humanos, entre otros. Para nosotros es garantía de que es un piso sobre el cual avanzar. Si bien no va a ser una Constitución maximalista o donde nuestros ideales van a estar programáticamente plasmados, sí espero que esté ese marco de convivencia democrática, esa orientación para el Estado y para las políticas públicas.

Las expectativas son menores al primer proceso entonces.

Exacto. El primer texto fue más de máximos que de mínimos y eso fue rechazado rotundamente. Además, una autocrítica que tenemos que hacer los sectores de izquierda es que el texto anterior, si bien era muy potente, terminó desconectándose de las necesidades más apremiantes de las grandes mayorías y las demandas por derechos sociales deben estar en el centro de esta nueva Constitución y no tanto adorno. Pero eso no significa que estemos apelando a una renuncia programática, sino que más bien el objetivo estratégico es consolidar un pacto de convivencia democrática donde nuestras ideas de izquierda no sean declaradas a priori inconstitucionales y que cambie la lógica de un Estado subsidiario y se deje atrás la herencia de la Constitución conservadora de Jaime Guzmán.

¿Ve riesgo de que la derecha en la próxima elección obtenga los 3/5?

Siempre en una elección está la incertidumbre de que te pueda ir mal o bien, y más siendo un esquema tipo Senado. Pero Chile Vamos nos decía en la negociación que jamás iría con el Partido Republicano, que no comparte una base común con ellos. Y el PDG está bien fragmentado. Entonces va a depender de las alianzas y pactos que se puedan construir.

¿Irán en una sola alianza? Son varios partidos y pocos cupos.

Todavía no hay una decisión, pero sí está la voluntad de ir en una lista única. Espero que haya mucha generosidad en la negociación, porque en algunas regiones va a haber pocos cupos y eso implica que no cabemos todos. Además, creo que le haría mal al gobierno que sus partidos estemos compitiendo en una elección.

¿Y la DC?

Mi opinión es que se puede conversar algún tipo de acuerdo con la DC, pero también habrá que preguntarle a la DC si está disponible.

En Comunes plantearon que había “excesivos elementos de tutelaje”. ¿Cree que se le pueden hacer cambios al fondo del acuerdo?

En lo sustantivo del acuerdo yo no soy partidario de modificarlo, porque por algo lo firmamos, aunque cada uno puede plantear sus apreciaciones. Lo que sí, puede haber elementos que quedaron abiertos como que haya mecanismos explícitos de participación, la remuneración de los expertos y que pueda ser importante explicitarlas en el proyecto.