Tras un exitoso cierre de la Convención Nacional Demócrata, el jueves, en la que Kamala Harris se erigió como la más calificada dentro de la colectividad para encabezar la campaña por la presidencia de EE.UU., también se mostró como la figura clave para unir y dar un impulso al partido. La vicepresidenta comenzó ayer una carrera de poco más de dos meses para intentar convertirse en la primera mujer afroamericana en llegar a la Casa Blanca.
Los expertos concordaban que tras la convención se inicia una nueva fase en la carrera presidencial, ya que ahora Harris deberá enfrentarse al candidato republicano, el expresidente Donald Trump, que se espera que haga su primera contraofensiva en un acto de campaña el viernes próximo en Arizona.
Harris, por su parte, que se encuentra disfrutando tanto la atención como el impulso que ha tenido en estas semanas, regresará a la campaña electoral la próxima semana con eventos en varios estados en disputa, donde intentará extender el entusiasmo generado en la convención en Chicago, al tiempo que se preparará para el debate con Trump que se realizará 10 de septiembre en el canal ABC.
Existe el consenso que es imposible saber actualmente si el entusiasmo perdurará y es por eso que se espera la próxima ronda de encuestas nacionales y en los estados en disputa para ver si Harris recibe el tradicional repunte que acompaña a una convención exitosa y si el entusiasmo que se mostró esta semana en el United Center y en los mítines masivos de los días anteriores se calmará un poco.
En ese sentido, el portal Politico señaló que los encuestadores demócratas han manifestado su cautela respecto de un alza sustancial en los sondeos. “Sigue siendo una carrera muy difícil y eso parece coherente con todo lo que sabemos”, dijo al medio Margie Omero, socia de la firma de encuestas demócrata GBAO Strategies.
Así, Politico indicó que los datos esconden muchas señales de advertencia. Por ejemplo, una encuesta encargada por la firma de mensajería demócrata Navigator Research y revelada durante la convención mostró que Harris y Trump están prácticamente empatados en el mapa de los estados clave. Y las características de los candidatos que mejor se correlacionan con las preferencias de los votantes (si un candidato está a la altura del trabajo, tiene la visión correcta y es un líder fuerte) generalmente favorecieron a Trump en la encuesta.
Y luego está la posibilidad de otro error en los sondeos. Las encuestas subestimaron a Trump tanto en 2020 como en 2016. En 2021, cuando los encuestadores demócratas anunciaron su esfuerzo conjunto, algunos esperaban que el atractivo difícil de medir del expresidente se vería anulado si no aparecía en la boleta electoral en 2024.
Según el promedio de Real Clear Politics, Harris aventaja a Trump por 1,5 puntos porcentuales (48,4% a 46,9%), mientras que también se encuentran prácticamente empatados en los estados clave.
Trump sin estrategia
Para muchos, el repunte que ha tenido Harris desde que el Presidente Joe Biden decidió retirarse de la campaña desconcertó a Trump y los demócratas apuestan en que esto les juegue a su favor.
En julio, los republicanos se habían unido en apoyo de Trump como su candidato en su convención, celebrada días después de que el expresidente sobreviviera al intento de asesinato durante un mitin en Pennsylvania. Durante esa semana en Milwaukee, los republicanos parecían más unidos en apoyo de Trump de lo que habían estado en mucho tiempo, mientras que los demócratas parecían irremediablemente divididos sobre el destino del presidente Biden. Pero un mes lo cambió todo, ya que son los demócratas quienes ahora están ganando la guerra de la unidad.
Frank Luntz, un encuestador del Partido Republicano que fue el arquitecto de la estrategia detrás de la revolución republicana de 1994 que catapultó al poder al expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich, dijo a The Hill que mientras que la convención de Milwaukee fue todo sobre Trump, la convención de Chicago es más como un “movimiento”.
De hecho, cuando el exmandatario realizó una conferencia de prensa a comienzos de mes, aparentemente para criticar a Harris por no haber realizado aún una propia, dio luces de cómo el repentino ascenso de la demócrata había moldeado su propia campaña para la presidencia, o no. “No he recalibrado la estrategia en absoluto”, dijo el expresidente.
“En lugar de reiniciar su campaña después de que el presidente Biden abandonara la carrera, Trump ha pasado las últimas tres semanas y media quejándose del tamaño de las multitudes que asisten a ver Harris, protestando por la salida de Biden y lanzando una andanada de insultos políticamente riesgosos sobre la raza, el nombre de pila y la inteligencia de Harris”, indicó el diario The New York Times.
“Es combativo, tiende a ser muy personal y tiende a ser muy negativo”, indicó al periódico Hank Sheinkopf, un estratega político demócrata en Nueva York que ha observado a Trump durante décadas.
Pero como las encuestas lo muestran detrás de Harris en estados clave, algunos republicanos quieren que cambie los instintos por la estrategia. “Dejen de quejarse de ella”, dijo la exgobernadora de Carolina del Sur Nikki Haley, exopositora de Trump que lo apoyó este año, en una entrevista con Fox News el martes por la noche, y agregó: “Quiero que esta campaña gane”.
En un artículo en The Hill, se señaló que los republicanos están luchando por encontrar la manera de contrarrestar el impulso detrás de Harris, un cambio radical respecto del frente unido que tenían en su convención del mes pasado en Milwaukee, donde respaldaban firmemente a Trump.
“Lo que la campaña de Trump tiene que hacer es llevar a juicio ese caso. Tenemos que aumentar el volumen para que los votantes vean más allá de la coronación de Harris como celebridad y entiendan el verdadero historial”, dijo al portal Marc Lampkin, un lobista republicano y exsubdirector de campaña de George W. Bush para presidente.
“¿Cómo pueden aumentar el volumen? Necesitamos una voz unificada que obligue a los medios corporativos a analizar los temas importantes para el pueblo estadounidense, como la inflación, la inmigración y la delincuencia. Tienen que plantearse la pregunta esencial de si hoy estamos en mejor situación que hace cuatro años”, afirmó.
Harris no se ha quedado atrás y en su discurso de aceptación el jueves definió con claridad lo que está en juego en las elecciones. “Compatriotas estadounidenses, estas elecciones no solo son las más importantes de nuestras vidas, sino que son unas de las más importantes en la vida de nuestra nación”, aseguró. “En muchos sentidos, Donald Trump es un hombre poco serio, pero las consecuencias de poner a Donald Trump de nuevo en la Casa Blanca son extremadamente graves”, advirtió.
En tanto, mientras ella hablaba, Trump lanzaba una serie de críticas en Truth Social, aunque con el mismo estilo desenfocado y a veces confuso que ha marcado muchas de sus apariciones recientes. “¿ESTÁ HABLANDO DE MÍ?”, escribió en una publicación .
“En su historia como candidato a la presidencia , Donald Trump nunca ha vivido algo como lo que pasó el mes pasado. La vicepresidenta Kamala Harris, una mujer negra e india estadounidense, ha dejado al macho alfa blanco al margen de la conversación nacional, negándole el protagonismo que anhela y exige constantemente”, escribió el periodista Dan Balz en el diario The Washington Post.
“Trump ha recurrido a una serie de trucos que en el pasado han desconcertado a sus oponentes y lo han convertido en el centro de atención. Pero, a medida que la campaña avanza hacia su siguiente fase, la atención se centrará tanto o más en él y en cómo intenta recuperar el equilibrio que en cómo Harris recorre el camino que tiene por delante”, indicó.
Nikki Haley -quien fue embajadora de Estados Unidos ante la ONU en el gobierno Trump- le dijo a Fox News que el exmandatario necesita cambiar su mensaje y dejar de centrarse en el tamaño de las multitudes para enfocarlo en políticas sustanciales si quiere conectar con los votantes.
“Nikki tiene razón en gran medida, si se trata de una campaña tradicional. Trump no hace campañas tradicionales. Hace insultos y ataques personales y le cuesta hablar de política porque no le interesa”, dijo a The Hill un exmiembro del equipo de campaña de Trump. “Los republicanos están unidos en un mensaje político, pero no es probable que Trump lo acepte”, añadió.