La llegada de un dirigente comunista a la testera de la Cámara de Diputados se configuraba como un hito histórico para el Partido Comunista (PC). Pero luego de semanas de tensión en torno al nombre de la diputada Karol Cariola -pactado, en marzo pasado, en el acuerdo administrativo del oficialismo junto a otras fuerzas como la DC y el PDG-, la colectividad (y ella misma, aclara) optó por dar un paso al costado. “De forma temporal”, reitera en varias ocasiones durante esta entrevista.

En un tono más reflexivo, la parlamentaria ahonda en que tras el plebiscito -y con el triunfo del Rechazo- hay un reordenamiento de las fuerzas en la Cámara, con colectividades tomando nuevas definiciones en el espectro político “más conservador”. Cariola emplaza a que esos movimientos se sinceren.

¿Cómo llega a la convicción de no competir por la presidencia de la Cámara?

Consideramos que no era correcto que el PC ni ninguna de sus militantes fuera sujeto de acoso permanente, de misoginia desatada, de violencia política en las redes sociales y también desde personeros de distintas organizaciones (...). Fueron varias situaciones que nos llevaron a la reflexión de que no estaban las condiciones para que el PC mantuviera esta candidatura. Nosotros no nos íbamos a dejar doblegar frente a un chantaje -que se expresó públicamente- para que dijéramos que estábamos en contra o a favor de una querella -contra Sergio Micco (ex-DC)- donde tenemos la convicción de que se tiene que resolver en la justicia. Lo que quiero decir es que por un cargo político, por un puesto en una mesa de una institución, jamás vamos a claudicar frente a nuestras convicciones.

¿Qué estuvo sobre la balanza?

Se sopesó en nuestro análisis que había fuerzas políticas condicionando el acuerdo y poniendo al PC como pretexto para establecer o abrir otros arcos de alianza, eso es lo concreto. Y nosotros como partido dijimos con mucha claridad que no vamos a ser utilizados como pretexto, como excusa para incumplir la palabra empeñada. Nos hemos enterado de que (el PDG y la DC) sí están dialogando hace bastante tiempo con otros sectores políticos y que incluso se fragua un posible acuerdo con la derecha. Frente a eso, nuestra actitud fue en coherencia con que nos interesa la gobernabilidad de la Cámara de Diputados y se resguarde que el gobierno del Presidente Gabriel Boric pueda tener un espacio de coordinación con quien conduzca la mesa de la Cámara. Nosotros no íbamos a permitir ser utilizados como excusa del quiebre de un acuerdo o del incumplimiento de la palabra.

¿Cómo se continúa después de la derrota?

No lo considero una derrota, tengo una diferencia en eso con usted. Lo que acá hubo fue una decisión política responsable a raíz de un veto político expresado por parte de otras fuerzas políticas. Quiero recordar que este acuerdo se tomó el 11 de marzo de este año, donde finalmente tuvo como primera consecuencia la presidencia de Raúl Soto (PPD), que lamentablemente pareciera ser fue una de las primeras personas que instigó y generó diferencias al interior del acuerdo administrativo. Varios parlamentarios, entre ellos el diputado (René) Alinco, lo salieron a denunciar. Espero que eso no sea así y él lo ha negado públicamente.

¿En sus diálogos con el gobierno le pidieron deponer la candidatura?

No, el gobierno en esto ha jugado un rol más bien vinculado a contribuir al acercamiento y al diálogo de las fuerzas políticas oficialistas. Pero de ninguna manera el gobierno ha jugado un rol en la definición.

¿Este paso al costado no marca un mal precedente para los intentos comunistas de llegar a la testera?

Que nosotros hayamos dicho que desistíamos de nuestra propuesta al menos en este período es condicionado al menos a este período. El PC de ninguna manera renuncia a su legítima aspiración de jugar distintos roles dentro del Congreso Nacional. Dimos un paso al costado, de manera temporal, para facilitar las conversaciones y los acuerdos ante la tensión que existe del acuerdo administrativo, pero esto no significa que de aquí en adelante el PC no va a seguir siendo parte de ellos.

También se cuestionó su rol en la campaña del Apruebo...

Haber sido parte del Apruebo y de la campaña del 4 de septiembre es algo que a mí solo me deja una gran experiencia y un tremendo orgullo, porque cerca de cinco millones de personas tomaron la opción de votar a favor de una nueva Constitución y de una propuesta que legítimamente muchos considerábamos que era el mejor camino para el país. No fue la opción que ganó y eso está claro, evidentemente hemos decidido sacar lecciones del proceso, pero lo que no puede ocurrir es que se intente anular o desaparecer a aquellas personas que de manera legítima optamos por una opción.

¿Fue un error haber pactado con la DC y el PDG?

No creo que fue un error, fue una decisión de ese momento, porque fue la correlación de fuerzas que había. Y uno entiende que la política es dinámica y que puede haber cambios en la correlación, pero a lo que nosotros no estamos dispuestos es que se nos use como excusa o caballito de batalla para enmascarar ese cambio de decisiones. Si un partido político quiere irse a la derecha, en vez de pactar con la centroizquierda y el oficialismo, están en su derecho, es su decisión, pero que lo digan con todas sus letras, que no nos usen como excusa para incumplir la palabra que empeñaron.

¿Optaron por la derecha esos partidos?

No he dicho que optaron. Lo que he dicho es que si alguna fuerza política opta por construir otra correlación de fuerza, y tomar un camino hacia la derecha, o permanecer en un acuerdo con el oficialismo y la centroizquierda, me parece que es importante que se diga como tal. Que no se nos use como excusa a nosotros.

En las nuevas negociaciones que se han estado fraguando por un “salvataje” al acuerdo administrativo aún vigente o uno nuevo radicado en la oposición, ¿no se cierra a conversar con Chile Vamos? ¿No hay un veto?

Esa es una decisión que no me corresponde a mí tomar por sí sola. Es una conversación que tienen que dar las bancadas. Hoy día las bancadas oficialistas están dialogando, evaluando con las fuerzas políticas más cercanas, al menos con las que ya estaban dentro del acuerdo. Y si se abren otras opciones serán las bancadas las que tomen esa determinación. De parte de nosotros no hay ningún veto.

¿Por qué no se estableció como en el Senado, con alternancia de los grandes bloques del oficialismo y la oposición?

Porque, básicamente, en marzo se logró un escenario donde las otras fuerzas políticas estaban en ese momento muy llanas a contribuir un acuerdo administrativo que diera estabilidad y gobernabilidad al gobierno en relación a la conducción de la Cámara.

¿Hace alguna autocrítica? El perfil o algunas declaraciones de las y los dirigentes comunistas no está exento de polémicas.

No tengo ninguna duda que hay personas a las que les incomoda que digamos las cosas de frente o de manera tan honesta (...). Así es como fui electa parlamentaria y no solo fui electa, sino que obtuve la primera mayoría nacional del país. Nadie podría acusar al PC de ser doble estándar y de enmascarar lo que piensa.

¿No hay autocrítica, entonces?

Quizás hay ciertas formas, o ciertos modos de hacer las cosas de mejor manera, de decir las cosas de otra forma, pero, desde nuestros distintos espacios de representación, hemos mantenido firmes nuestras convicciones, hemos dicho lo que pensamos en los momentos distintos y hemos actuado en coherencia con ello. Eso es un valor en política más que un problema.

¿Qué tanto impacta en la imagen del PC las declaraciones constantes del alcalde Daniel Jadue contra el gobierno?

El alcalde Jadue es un alcalde muy comprometido con su comunidad. No tengo ninguna duda de que es un alcalde muy valorado por la comunidad de Recoleta y siempre está preocupado de las cosas que ahí ocurren (...). Hay críticas que ha planteado de manera personal y que está en su derecho a hacer, pero que claramente no responden a la posición política generalizada del PC, que lo que ha planteado es contribuir y colaborar a resolver los problemas de las personas y, por tanto, también del gobierno.

¿Que expectativa tiene del cónclave? ¿Piensa que se reeditará un “realismo sin renuncia” 2.0?

Creo en el realismo, pero de ninguna manera el gobierno ha dado señales, ni públicas ni privadas, de renunciar al programa de gobierno en el compromiso que asumió con la ciudadanía. Yo no estoy de acuerdo con esa lectura. Caminar y comer chicle a la vez es lo que de alguna manera plantea el cómo avanzamos por las reformas por un lado, que son de mediano plazo, y al mismo tiempo resolvemos las urgencias más sentidas de la ciudadanía que no lo está pasando bien.