“Hay que aunar fuerzas para un objetivo superior”. Con esas palabras, la excandidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, anunció su acuerdo con Javier Milei en miras al balotaje de las presidenciales argentinas, que tendrá lugar este 19 de noviembre. Con su 23,83% de votos, lo conseguido por la militante del PRO se volvió crucial para el abanderado de La Libertad Avanza, que no esperaba quedar segundo con su 29,98%.
Esta alianza Bullrich-Milei, de todos modos, no parecía tan natural unos días antes, cuando el libertario acusaba a la exministra de Seguridad de poner bombas en jardines durante los años 70. La coordinación vino de un personaje que, hasta el momento, prefería no aparecer: el expresidente Mauricio Macri.
Fue una reunión privada en su casa donde el expresidente coordinó la reconciliación entre ambos candidatos. “Acá llegó la montonera”, habría dicho Macri cuando Bullrich entró, tomándose con humor las acusaciones de Milei. “Sí, la que tira bombas en los jardines”, remató la candidata que venía de perder.
Durante la semana, refiriéndose a ese encuentro, el libertario diría: “Con la coordinación del presidente Macri, nosotros hicimos un pedido de disculpas mutua, que además fue sincero”. Y ya entrando en política, aclaró que entre él, Macri y Bullrich, estarían “de acuerdo en el 90% de las cosas”.
Macri que no participó como candidato en estas elecciones, agarró así un inesperado protagonismo en este período entre campañas: para bien o para mal de Milei, tanto sumándole votos de la derecha “clásica”, como espantando a libertarios que ven en Macri un responsable de la situación actual argentina.
En entrevista con La Tercera, el historiador y politólogo de la Universidad de Buenos Aires, Fernando Pedrosa, comenta las motivaciones del expresidente para volver al ruedo: “Macri está buscando varias cosas. En primer lugar, centralidad, porque lo quisieron jubilar: Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, toda la gente que él trajo a la política lo quiso sacar del medio, los radicales y Elisa Carrió también. Pero Macri es un tipo que todavía tiene muchos seguidores en el país y con esta estrategia volvió a ocupar el centro de la escena”.
En ese sentido, el expresidente tiene por donde ganar, señala Pedrosa: “Si Milei gana, obviamente buscará tener influencia en el gobierno y si Milei pierde, intentará reconstruir un polo de centroderecha más homogéneo que la coalición que lideraba anteriormente. Al mismo tiempo recuperar el control de su partido y dejar en el costado a quienes lo han traicionado”.
Las matemáticas, por muy poco, parecerían estar del lado del candidato libertario, que podría superar a Sergio Massa, quien ganó la primera vuelta con el 36,68% de los votos. Julio Burdman, politólogo y director del Observatorio Electoral Consultores, señala a La Tercera: “Creo que la cuenta que hacen ellos es que con este apoyo explícito podrán retener la mayor parte del voto de Bullrich, un 23%, y calculan también que Milei podrá mantener ese 30% que tiene, a pesar de esa alianza con Macri que podría jugarle un poco en contra, porque mucho de ese 30% está tan enojado con el kirchnerismo como con el macrismo”.
A pesar de ese conflicto, la jugada tiene un fin claro: impedir que el kirchnerismo continúe cuatro años más en la Casa Rosada, de la mano del actual ministro de Economía, Sergio Massa. Por eso mismo, la palabra más repetida entre sus opositores es “cambio”, y el mismo Milei se refirió a sí mismo como una vertiente más radical de este, contra la vertiente más “moderada” de Bullrich.
La victoria de Massa en primera vuelta sorprendió a todos: el antecedente directo de esas elecciones, las primarias de agosto, había dado a Milei un triunfo por sobre el resto de los candidatos. Respecto a los ataques entre Milei y Bullrich, Burdman comenta: “Yo creo que los resultados no fueron lo que esperábamos, y por eso la virulencia de la campaña que protagonizaron. De otra forma, no se habrían portado así en la primera vuelta. La presunción de Milei era que él saldría primero en las elecciones de octubre, y por lo tanto, no iba a necesitar una alianza con Macri. Milei se imaginaba cercano a ganar en primera vuelta, por lo menos con una ventaja considerable, y que los votantes que necesitaría para ganar el balotaje le iban a venir solos”.
El problema de Milei, señala Burdman, es que no creció en voto el 22 de octubre, manteniendo casi la misma cantidad de votos que en las PASO. “Entonces ahora sí necesita una alianza con Macri para ganar la segunda”, indica el politólogo.
Como era de esperar, el pacto Macri–Milei no gustó a todos, incluso no cayó bien dentro de La Libertad Avanza. Esta semana, un puñado de legisladores electos que formaban parte de la futura bancada libertaria criticó el acuerdo: “No podemos acompañar este cambio de rumbo solo con fines electorales. Macri es nuestro límite moral e ideológico”, decía la declaración.
Esta “fuga de legisladores” reforzaría la necesidad del libertario de su alianza con Macri. “Al mismo tiempo que hay algunos legisladores electos de La Libertad Avanza que ya renunciaron, hay al menos 30 de Juntos por el Cambio que ya expresaron su apoyo a Milei en la segunda vuelta. Podemos decir que son muchos más los que ganó que los que perdió”, resume el politólogo.