La cruzada inconclusa de Piñera: el regreso de la derecha al poder
La idea de una alianza amplia que definía como “de demócratas a republicanos” concentró los esfuerzos del expresidente. Tanto así que ya promovía el consenso para una declaración de principios entre los partidos, analizó modelos internacionales y se reunió con parlamentarios para abordar el tema. El trágico accidente del martes 6 dejó sus pretensiones incompletas, pero su plan sobre la mesa.
Los presidentes de Chile Vamos quedaron con una reunión pendiente que iba a realizarse durante febrero, pero el trágico deceso del expresidente Sebastián Piñera, a los 74 años, en un accidente en helicóptero, cortó abruptamente los planes.
A mediados de enero el exmandatario había hablado con los timoneles de RN, Rodrigo Galilea; la UDI, Javier Macaya, y Evópoli, Gloria Hutt, para convocarlos a un encuentro y hablar del futuro. Sin embargo, ocurrió la tragedia. Estos diálogos eran parte de una serie de gestiones que Piñera estaba haciendo durante el último tiempo para una idea que lo tenía obsesionado: cómo proyectar a la derecha y a la alianza política de Chile Vamos de cara a los próximos desafíos electorales, como las elecciones municipales de octubre de este año y las parlamentarias. ¿El objetivo final? Que el sector volviera al poder en las presidenciales de 2025.
Las conversaciones sobre el tema eran constantes en las conversaciones con los presidentes de Chile Vamos, quienes, en todo caso, transmitían que estaban de acuerdo con buscar entendimientos con otras colectividades para ampliar la coalición. Tanto hacia el centro, con Amarillos y Demócratas, y también hacia la derecha, con el Partido Republicano de José Antonio Kast.
En esta misma línea, el expresidente venía promoviendo avanzar más allá con la idea de consensuar un documento con una declaración de principios para que una eventual nueva alianza comparta los mismos ideales. Estos apuntaban al fortalecimiento del Estado de Derecho, el respeto a los derechos humanos, la economía social de mercado y la libertad, entre otros. Algunos en Chile Vamos sostienen que el expresidente incluso estaba redactando una especie de escrito.
Sus ideas sobre el tema quedaron plasmadas en su última entrevista en La Tercera el 14 de enero, en la que sostuvo “que dentro de la oposición, y en esto incluyo desde el centro, Chile Vamos y Partido Republicano, logremos un acuerdo con las bases esenciales de una alianza política al igual que lo hizo la centroizquierda para recuperar la democracia”. Mismo planteamiento en que venía insistiendo desde el pasado 6 de agosto, cuando también en una entrevista en este medio había lanzado la idea.
Las reuniones políticas El lado más político de Piñera desde que dejó el poder en marzo de 2022 comenzó a arremeter durante el último tiempo. Fue así que el pasado 11 de enero sostuvo una reunión con parlamentarios de Chile Vamos en sus oficinas de Vitacura, en las que abordaron las elecciones municipales. Ahí estuvieron diputados como Andrés Longton (RN), Jorge Alessandri (UDI), Paula Labra (RN), Cristián Labbé (UDI) y el senador Luciano Cruz-Coke (Evópoli). Según asistentes, les comentó que estaba preocupado por el sector y les transmitió, con números en mano, cuáles eran las comunas emblemáticas en que Chile Vamos debía competir. Asimismo, reiteró su interés porque la coalición continúe ampliándose. Algunos quedaron, incluso, con la impresión de que Piñera tenía considerado hacer gestiones en esta materia.
Pero las reuniones no solo eran con políticos, sino que también a nivel de analistas. Era usual que el expresidente recibiera -como lo hacía en La Moneda cuando gobernaba- a un grupo de columnistas o analistas para hablar del acontecer y de la política. Entre ellos los habituales eran la historiadora Lucía Santa Cruz, Gonzalo Cordero, Francisco Covarrubias, Bettina Horst, Luis Larraín, Gerardo Varela y Eugenio Guzmán, entre otros.
El modelo internacional
Quienes conversaron con Piñera durante el último tiempo sostienen que el expresidente estaba estudiando con atención el modelo uruguayo.
En esa línea es que estaba interesado en saber cómo el Presidente de Uruguay, el centroderechista Luis Lacalle Po, formó una coalición a partir de su partido Nacional alcanzando acuerdos con otras colectividades, como el Colorado, Cabildo Abierto, el Partido de la Gente y el Partido Independiente, lo que le permitió alcanzar un caudal de votación importante que lo llevó al poder. Esto fue parte de un acuerdo electoral para la segunda vuelta de las presidenciales del 2019 en Uruguay.
La coalición se ha mantenido unida durante los últimos años. En eso estaba Piñera el pasado jueves 18 de enero cuando sostuvo una reunión para consultar de este tema al analista internacional Aldo Lema. La premisa era que las realidades en Uruguay y en Chile tienen similitudes y que en los casos donde hay fragmentación política -como en este país que tiene muchos partidos- convienen los acuerdos para gobernar.
Parte del análisis que le transmitió Lema, y que Piñera apuntó, es que hay ideas básicas para formar una coalición, como ponerse de acuerdo en base a objetivos de futuro, construir puentes entre las colectividades, pero lo más importante: respetar la unidad dentro de la diversidad. Ahí, por ejemplo, destacaron frases de Lacalle Po que promueven respetar las diferencias para privilegiar los acuerdos del futuro.
Análisis interno
Quienes conversaron con el expresidente durante el último tiempo sostienen que ha tenido muchas propuestas para mejorar el trabajo como oposición. Su idea fuerza versaba sobre la unidad de la coalición ante el objetivo común de evitar que el gobierno del Presidente Gabriel Boric tenga una sucesión de su mismo color político.
Parte de ese discurso se sustentaba en alianzas exitosas en el pasado, como la Coalición por el Cambio que permitió que Piñera llegara al poder el 2009, de la mano de la UDI, RN, Chile Primero, entre otros. El análisis que Piñera compartía con entusiasmo apuntaba a que en el actual sistema político la diversidad de proyectos existentes no contribuye a construir una oposición poderosa y que el desafío era repensar en el corto plazo el sistema político para adaptarlo a sistemas más formales de conformación de alianzas.
Con todo, el énfasis de Piñera es que en las elecciones uninominales, en que el oficialismo lleve un solo candidato -como las municipales o presidenciales- la oposición esté a la altura de forjar también la opción de tener solo un candidato para evitar la dispersión de votos. La idea es que debiera ser elegido por mecanismos como encuestas o primarias. Algunos de quienes conversaron con Piñera interpretaron que parte del objetivo que buscaba el expresidente era forzar una primaria presidencial entre Chile Vamos y el Partido Republicano, para que se pueda elegir a un solo candidato, ya sea Evelyn Matthei (UDI) o José Antonio Kast (Partido Republicano).
Una presidencial a dos bandas podría ser dañina para la derecha. En ese sentido es que se comentaba que Piñera solía ver oportunidades de acercamientos con otros partidos como Amarillos y Demócratas en algunas ocasiones. Por ejemplo, en enero llamó a parlamentarios a propósito de la discusión de la reforma previsional y les hizo sugerencias, como por ejemplo acercarse a ciertos sectores políticos para generar entendimientos.
También tuvo intentos para tender puentes con otros sectores. Por ejemplo, antes del plebiscito de diciembre en una cumbre empresarial Icare habló con el presidente de Amarillos, el diputado Andrés Jouannet, y le transmitió las buenas impresiones que tenía acerca de su partido. Trabajo inconcluso Las gestiones de Piñera no se quedaron solo a nivel de diálogos, sino que incluso el expresidente elaboró documentos sobre lo que pensaba sobre la unidad de la oposición y la estructura que debiera tener Chile Vamos. Algunos afirman que en esos trabajos más políticos se sostenía principalmente en su exvocero de gobierno Jaime Bellolio, con quien dialogaba directamente.
De hecho, era habitual que todos los jueves se juntara en su oficina de Vitacura un grupo de exministros cercanos, tal como si fuese un comité político en La Moneda. Pese a los esfuerzos del exmandatario, el plan de ampliar la coalición era resistido por varios. Por ejemplo, tanto Amarillos como Demócratas cerraron la puerta a la opción de pactar con el Partido Republicano o incluso con la UDI. Mientras que en Evópoli, de derecha liberal, también incomodaba la opción de aparecer al lado de los seguidores de José Antonio Kast.
Una posibilidad de acercamiento -sin embargo- se abre frente a la posibilidad de hacer pactos por omisión en las elecciones municipales para llevar candidatos únicos y derrotar a la izquierda en comunas emblemáticas, como Maipú, Santiago, Ñuñoa, Viña del Mar y Valparaíso.
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