Los resultados de las elecciones legislativas del domingo pasado en Alemania dejaron claro que por semanas o quizás meses no se sabrá quién será el próximo canciller del país, mientras los partidos negocian una futura coalición de gobierno. Así, durante este tiempo será la canciller Angela Merkel quién continuará al mando. Sin embargo, ya comienza a surgir la pregunta sobre quién la reemplazará en el liderazgo en la Unión Europea una vez que se retire definitivamente.
Merkel llegó al poder en 2005, convirtiéndose en una de las cancilleres con más años de ejercicio en la historia de la República Federal. Es la más antigua entre los líderes actuales de la Unión Europea, ha participado en unas 100 cumbres del bloque, y a menudo se la describe como “la única adulta en la sala”. A nivel internacional, su tiempo al frente de Alemania estuvo marcado por varios momentos críticos, comenzando con la crisis financiera global (2007-2008); la posterior crisis de la deuda soberana europea (2012-2013); la crisis migratoria europea (2015); el proceso del Brexit (2016-20), que seguirá estando en la agenda de la Unión Europea; y finalmente, la crisis del Covid-19 en 2020.
Su liderazgo, que ha sido descrito como pragmático y tranquilo, fue un activo importante para la Unión Europea en tiempos turbulentos, concuerdan los expertos. La política alemana de 67 años una contribución significativa en la solución de estas crisis gracias a su capacidad de negociación, su prestigio internacional y su larga experiencia como jefa de gobierno. Sin duda, su salida dejará un vacío de liderazgo que será difícil de llenar.
Durante la mayor parte de sus 16 años en el cargo, Angela Merkel ha sido el socio dominante en el corazón de la alianza. Mark Rutte, el primer ministro de los Países Bajos, dijo una vez que cuando ella habla en el Consejo Europeo, todos los líderes dejan su iPhone y escuchan.
Así, con la salida de Merkel los analistas concuerdan que la Unión Europea se dirige a un período de incertidumbre prolongada y debilidad potencial. Esto, porque para muchos, hasta ahora, no hay un líder que pueda ser tan influyente como lo fue la canciller alemana en su momento más fuerte, una líder autorizada y bien informada que manejó silenciosamente el compromiso y construyó un consenso entre una larga lista de líderes más ruidosos y fuertes, colegas más ideológicos. Para muchos observadores, los caminos para reemplazarla son: el Presidente francés, Emmanuel Macron, o el premier italiano, Mario Draghi.
“La salida de Merkel crea un vacío de poder en la Unión Europea, que podría ser llenado por otros líderes nacionales. El Presidente francés, (Emmanuel) Macron, tiene el potencial de beneficiarse de esto, pero él mismo está listo para la reelección en solo siete meses (abril). Por lo tanto, el primer ministro italiano Mario Draghi podría desempeñar un papel potencialmente más importante, quien tiene competencias incomparables en asuntos económicos gracias a su experiencia como presidente del Banco Central Europeo y se beneficia de una gran credibilidad internacional”, dijo a La Tercera el académico Federico Fabbrini, director del Brexit Institute.
“Tras la salida de Merkel, no espero un cambio significativo. Aunque la formación del próximo gobierno llevará tiempo, Alemania mantendrá una orientación proeuropea. Así que habrá una continuidad significativa entre el período de Merkel y lo que viene después. Sin embargo, a pesar de sus logros, Merkel también deja atrás una larga serie de crisis no resueltas en Europa, desde el retroceso democrático en Hungría y Polonia, hasta el problema actual de la migración, el cambio climático, la recuperación económica incierta, sin mencionar la inestabilidad global. Por tanto, el próximo canciller alemán deberá ocuparse de ellos”, añadió.
La carta francesa
“Macron es el vencedor”, dijo al diario británico The Telegraph, Andrew Duff, exeurodiputado y presidente del grupo Spinelli de federalistas europeos. “Quienquiera que suceda a Merkel necesitará tiempo para ponerse en marcha”, aseguró.
En conversación con La Tercera, el académico francés de Sciences Po Lyon, Gilles Vergnon, indicó que “Macron aparentemente se beneficia de una situación favorable, una ‘alineación de los planetas’ como dicen en Francia: una presidencia de la Unión Europea que coincidirá con su campaña presidencial, y una situación (provisional) de incertidumbre en Alemania”. “Muchos pequeños y medianos Estados europeos se resisten en la actualidad al peso del eje franco-alemán, en especial Países Bajos y los países escandinavos”, indicó.
En una columna de James Crisp, editor de Europa de The Telegraph, se señala que el mandatario francés va a aprovechar el vacío de poder dejado en Bruselas por la salida de Merkel para impulsar los planes de integración militar de la Unión Europea y una defensa europea reforzada.
En la misma línea, el columnista del diario Financial Times, Gideon Rachman, apuntó que “Macron está más decidido que nunca a fortalecer la influencia estratégica de la Unión Europea, después de lo que París describió como una ‘puñalada por la espalda’ del nuevo pacto anglosajón de Australia, Reino Unido y Estados Unidos (Aukus). Pero el actual aumento de la retórica sobre la soberanía de la Unión Europea, la autonomía estratégica y los Ejércitos europeos tiene una cualidad de fantasía. La dura realidad es que la Unión Europea está todavía muy lejos de tener el poder adquisitivo, las estructuras o la visión compartida para convertir estas ideas en realidad”.
Para Vergnon, experto en temas europeos, la campaña presidencial de cara a las elecciones de abril en Francia van a jugar tanto como una ventaja como una desventaja para avanzar en los temas más importantes, que solo se volverán a discutir con una nueva presidencia. Por ello, sostiene, “el resto de los países europeos también están esperando su resultado”.
En todo caso, Macron no cuenta con gran popularidad. Una encuesta del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores reveló que solo el 14% habría elegido al gobernante francés como el hipotético “presidente” de Europa, en comparación con el 41% que mostraba su respaldo a Merkel en ese rol antes de que ella anunciara su retiro.
Súper Mario
En medio de esta incertidumbre sobre el futuro liderazgo simbólico del bloque, la figura del primer ministro Mario Draghi, quien es respetado en casi todo el espectro político de Italia, ya rescató la campaña de vacunación del país y abordó uno de los problemas considerados más urgentes pero también más difíciles: la ineficiencia del sistema judicial. También goza de buena reputación entre los países de la UniónEuropea, producto de su anterior labor como presidente del Banco Central Europeo (BCE). Draghi “puede hacer mucho por toda Europa”, indicó el ministro italiano de Asuntos Exteriores, Luigi Di Maio.
“Lo que le da a Draghi tanta legitimación es en parte su manera tecnocrática y diplomática, que recuerda a la de Merkel: ambos claramente tienen sus egos firmemente bajo control. Pero también es su carrera anterior. Es un economista cuyo supervisor de doctorado obtuvo un premio Nobel. Como presidente del Banco Central Europeo, Draghi probablemente hizo más que nadie para salvar la moneda única del colapso cuando indicó en 2012 que haría ‘lo que sea necesario’. Cuando una frase es suficiente para calmar los mercados, eso es seriedad”, indicó Bloomberg.
En todo caso, Fabbrini explica que “el equilibrio de poder en Europa ha cambiado no por las elecciones alemanas, sino por el Brexit. Sin Reino Unido, Francia e Italia, con España, pesan más en el sistema de toma de decisiones de la UE”. Los Países Bajos han intentado formar una coalición de países nórdicos para contrarrestar este proceso, pero el establecimiento del Next Generation EU (fondo de recuperación del bloque) es una demostración de que las tendencias hacia la integración fiscal en Europa son fuertes. Sin embargo, el papel que desempeñará Alemania en este asunto es crucial”, concluyó.