Carla Araneda (36) recuerda que desde pequeña tuvo una fascinación por los perros galgos, pero recién en 2019 tomó la decisión de adoptar uno que ofrecía un joven a través de Facebook. “Cuando fui a buscar a Hugo -el nombre de su can- el niño me recalcaba de forma constante que le sacara provecho porque los papás fueron grandes corredores de carreras y que Hugo podría ir por el mismo camino”, comentó Carla.
Pese a que ese no era el objetivo de Carla al adoptar a su nuevo compañero, sí fue el puntapié que la motivó a adentrarse en el mundo de los galgos y el maltrato al que están sometidos desde su nacimiento hasta aproximadamente los cinco años de edad.
Desde 2019, Araneda forma parte de la Fundación Galgos Chile (FUGA) como directora de rescates. Este organismo nace en 2018 en Villa Alemana, Valparaíso, con la misión de rescatar y rehabilitar a galgos o mestizos de galgos en situación de abandono o calle, para luego entregarlos en adopción responsable como animales de compañía.
Una labor clave, debido a la arraigada “tradición” en Chile en torno a las carreras, las que buscan someter a los perros a competiciones en terrenos planos en las que los dueños apuestan grandes sumas de dinero.
Una “tradición chilena”
En Chile, las carreras de perros se iniciaron alrededor de la década de los 50, luego de ser traídos desde Reino Unido y Estados Unidos hacia territorio nacional.
Pese a que en ese tiempo los galgos solo tenían la finalidad de ser perros de compañía para familias de la alta sociedad, debido a su morfología y velocidad, esta primera concepción fue quedando atrás para así convertirlos en animales de carrera y caza.
Definida como una actividad que tuvo sus inicios en la cultura campesina y criolla de Chile, los organizadores y concursantes de carreras de perros definieron la actividad como un “deporte”, el que se desarrolla principalmente en zonas aledañas de la Región Metropolitana, Valparaíso, O’Higgins y del Maule.
Así lo relata Daniel Pacheco, quien forma parte de Galgo Libre Chile, movimiento internacional que desde 2003 lucha por prohibir el maltrato, las carreras de galgos y la tenencia irresponsable de estos perros en Argentina, Brasil y Uruguay.
“Nuestro principal objetivo, como movimiento es no hablar de maltrato animal, porque este concepto solo engloba el hecho de que le estén pegando. Y eso es difícil de demostrar. Al contrario, nosotros estamos en contra de la esclavitud a la que estos perros están destinados y su explotación en términos de entrenamiento”, asevera.
Pese a que esta práctica fue desestimada como “deporte” por parte del Ministerio del Deporte, Pacheco sostiene que el mundo de las carreras no es solo entretención en torno a la destreza de los perros, sino que, al contrario, es un mundo oscuro “donde se mueve gran cantidad de dinero”.
El camino legislativo
Actualmente, en Chile el Código Civil califica a los animales como bienes muebles, es decir, como una cosa. Debido a que la legislación chilena no define las carreras de perros como un delito, Francesca Coghlan, abogada y directora de Fundación Abogados Por los Animales (APLA), recalca que este “llamado mal deporte” sí sería una infracción a la Ley de Tenencia Responsable de Mascotas y Animales de Compañía o “Ley Cholito” y “también un ilícito contemplado en el artículo 291 bis sobre maltrato animal”.
“Esa ha sido la orientación que le hemos intentado dar a esta materia, para que las personas puedan efectivamente denunciar la organización de carreras. Y también cuando las distintas organizaciones rescatan animales que provienen evidentemente de las carreras, que vienen con fractura, golpes, incluso con alteraciones en su cuerpo por los distintos procedimientos a los que son sometidos”, explica la experta.
La Policía de Investigaciones (PDI) también ha formado parte importante de las denuncias y protección de los perros galgos en Chile a través de la Bridesma, brigada especializada en investigar los delitos que atentan contra la salud pública, el medio ambiente y el patrimonio cultural.
Javier Zamorano, oficial investigador, sostiene que en general se “ocupan este tipo de perros para carreras, por lo tanto, cuando ya no son buenos deportistas, se lesionan, son muy viejos o simplemente no les sirven, algunas personas los abandonan, por lo que hemos encontrado principalmente galgos en mal estado constituyendo el delito de maltrato animal”.
En 2019 se presentó un proyecto de ley en la Cámara de Diputados para prohibir las carreras de galgos. No obstante, este fue rechazado.
Actualmente, las organizaciones de la sociedad civil buscan reactivar el proyecto de legislación para “prohibir y no regular” estas actividades y así seguir los modelos de protección de perros galgos que ya se han instalado en Argentina, Portugal, Uruguay, Panamá y Estados Unidos, entre otros países.