En La Matanza, los colores blanco y celeste, de Unión por la Patria y Sergio Massa, son parte del paisaje. Cerca de los centros urbanos de este partido (comuna), como la Plaza San Justo, no hay cuadra sin propaganda oficialista. Colgados en los postes de luz, pegados en la pared o mediante un punto fijo de militantes de La Cámpora que se instala todos los días desde hace tres meses, los alrededores de este centro neurálgico de La Matanza están tomados por el oficialismo.
Aquí, la historia dice que desde el regreso de la democracia, La Matanza ha sido un lugar peronista. Cuasi destinado. Desde 1983, el Partido Justicialista ha sido el encargado de gobernar este municipio ubicado en el centro de lo que se denomina como Gran Buenos Aires.
Ignacio Sosa, de 27 años, habló con La Tercera previo a ingreso al psicólogo. Ve todo “muy caótico, está todo muy dividido”, reconoce. Sabe que siempre ha ganado el peronismo en la zona, y ensaya una teoría que pone en el centro la entrega de subsidios.
“En este momento trabajo en una cooperativa que, aparte de producir plata, también está subsidiada por el gobierno. Te dan la mitad de lo que es un salario básico, pero son 48 horas semanales y me da tiempo para estudiar. Yo estoy estudiando el profesorado de Educación Física y eso también es un gasto. El trabajar por una cooperativa –que es también una de las políticas de Estado, subsidiar un montón de proyectos de este tipo– me da tiempo. Ese tipo de cosas son por las que la gente lo elige”.
En la primera vuelta del 22 de octubre pasado, el candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, duplicó los votos que Javier Milei obtuvo en esta zona. Es, también, un lugar catalogado por la prensa local como “popular”. Según el informe del partido de La Matanza, levantado por el gobierno, se estima que el 24,7% de la población se encuentra en los deciles 9 y 10, los más altos, en el Índice de Carencias Múltiples (ICM).
Aquí fue reelecto recientemente Fernando Espinoza, actual intendente peronista. También fue uno de los municipios clave para que Massa lograra su sorpresiva victoria en la primera vuelta.
Julio Burdman, politólogo argentino, explicó a La Tercera que debido a que en la provincia de Buenos Aires existe “un interior muy extenso y dominado por pequeños pueblos y la vida rural donde, por lo general, el peronismo no gana, más bien ganan los partidos no peronistas”, un foco densamente poblado y de preponderancia justicialista hace que “La Matanza sea clave” en la “geografía electoral”.
En la Plaza San Justo, un grupo de mujeres llega con un toldo y poleras que dicen “La salud con Cristina”. Otra lleva impresa en su espalda, grande, “La Cámpora”. También andan con una suerte de minialtar en el que se ve a la expresidenta Cristina Kirchner. Dicen que la dirigencia no les permite hablar con medios, y tras una rápida consulta, confirman que la regla también aplica a los internacionales.
Quien sí habló fue Daiana, militante de 28 años de una agrupación matancera llamada Felipe Vallese. Para ella, el peronismo “sigue ganando en La Matanza gracias a la conciencia social que ha marcado a lo largo de décadas a la zona. El pueblo matancero se identifica por ser trabajador, y la gente no olvida las luchas conquistadas gracias al peronismo”.
Según ella, de vencer Milei el domingo, “no va a ser inmediato, pero calculo que pasados los días, se podría llegar a generar un estallido social masivo”.
Erika Namaka, residente de La Matanza que ha vivido sus 36 años de vida aquí, plantea que “esta es una elección de peronismo contra antiperonismo. Es el primero queriendo imponerse como siempre, y otro candidato, como lo es Milei, que tiene otras propuestas, pero a su vez tampoco convencen, porque tiene pensamientos muy retrógrados”.
Y hace una advertencia similar a Daiana: “Te aconsejo que no salgas a la calle el lunes. Va a ser algo similar a lo que ocurrió el 2001 acá. Bueno, ustedes también tuvieron hace un tiempo algo parecido. Va a ser un estallido bastante movidito si gana Milei”.