“Que la fuerza esté con Brasil”. Ese fue el deseo que Luiz Inácio Lula da Silva posteó el miércoles en su cuenta de Twitter, junto con un fotomontaje suyo sosteniendo una espada laser, con motivo de una nueva celebración del Día de Star Wars.
Pero el tuit del expresidente brasileño no solo demostró el fanatismo de Lula por la icónica saga de Hollywood sino también quedó plasmado el apoyo de -nada menos- Luke Skywalker al líder del Partido de los Trabajadores (PT). Y es que Mark Hamill, quien inmortalizó al legendario Jedi en el cine, celebró la publicación del candidato presidencial. “Que la fuerza esté con este sujeto”, escribió el actor estadounidense en la misma red social, donde le deseó a Lula “todo lo mejor para su noble búsqueda”.
Y, a la luz de las últimas encuestas, Lula va a necesitar que la fuerza esté con él si desea volver al Palacio de Planalto tras las elecciones presidenciales de octubre próximo en Brasil, donde se enfrentará al actual mandatario ultraderechista, Jair Bolsonaro.
Hace unos meses, Bolsonaro aparecía ampliamente derrotado en todos los sondeos por su archirrival. En algunos de ellos ya en primera vuelta. Incluso, a finales de 2021, Bolsonaro tocó fondo en intención de voto, según recuerda France Presse.
Su popularidad, destaca la agencia de noticias, se había hundido debido a su criticada gestión de la pandemia del coronavirus, que ya dejaba más de 620.000 muertos, al aumento de la inflación, al crecimiento de la pobreza y a los 12 millones de desempleados. A mediados de diciembre, el Instituto Datafolha daba al expresidente izquierdista el 48% de las intenciones de voto en la primera vuelta del 2 de octubre. A Bolsonaro, apenas el 22%.
Desde entonces, en todas las encuestas, independientemente de su metodología, el excapitán del Ejército de 67 años ha tomado mucho impulso. A fines de abril, una encuesta de PoderData lo ubicaba a solo cinco puntos (36%) del expresidente Lula (41%). Y en las regiones sur, sudeste y centro-oeste, con casi 100 millones de votantes -alrededor de tres cuartas partes del electorado- ambos aparecían empatados, con el margen de error, en primera vuelta.
Sin embargo, una nueva encuesta publicada ayer dio algo de respiro a Lula. Según el sondeo de Ibespe, el petista tiene el 44% de las intenciones de voto. En la medición anterior, en abril, apareció con un 45%. Bolsonaro, por su parte, mantuvo el 31%.
Con todo, la tendencia de Bolsonaro parece al alza. ¿Cómo se explica entonces esta remontada?
Sylvio Costa, fundador del sitio de noticias Congresso em Foco y máster en Comunicaciones de la Universidad de Westminster, explica a La Tercera algunas de las razones para este fenómeno. “Bolsonaro creció, en primer lugar, por la salida de Sérgio Moro de la disputa. Moro y él se disputaban la preferencia del electorado más conservador, y Bolsonaro fue el candidato más beneficiado con la salida de escena del exjuez”, detalla.
Carolina Botelho, politóloga de la Universidad Estatal de Río de Janeiro, coincide en el análisis. “Hay algunas variables que ayudaron a Bolsonaro a mejorar levemente, la más importante fue que la candidatura de Sérgio Moro no despegó y que otros candidatos más a la derecha no tuvieron la capacidad de reunir votos por sí mismos”, explica a este medio.
“En parte por la retirada de la carrera del exjuez Sérgio Moro (...) Esos electores fueron llamados a posicionarse por candidatos con mayor afinidad ideológica”, comentó Geraldo Monteiro, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Estatal de Río de Janeiro, en declaraciones a France Presse.
También se explica por “la gran competencia” con la que Bolsonaro “mantiene y alimenta la polarización en Brasil”. Regularmente “mantiene galvanizados a sus votantes”, lanzando “nuevas peleas” contra la Corte Suprema o los gobernadores, agrega el académico.
“Pero Bolsonaro también muestra una gran capacidad para mantener el apoyo entre las personas que aprueban su gobierno”, destaca Costa. “En este grupo se destacan evangélicos y cristianos conservadores, personas vinculadas al agronegocio, empresarios, militares y policías, así como segmentos ideológicamente identificados con una agenda inequívocamente de extrema derecha”, apunta.
Y no solo eso. Bolsonaro también encontró recientemente el favor de dos grupos de votantes, señala Lucio Renno, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Brasilia: “Los pobres, expandiendo ayudas sociales”, y “los antipetistas volvieron a él (a falta de otras opciones)” tras el abandono de Moro, dijo en alusión al PT de Lula.
Mientras tanto, según el diario Financial Times, Lula ha cometido una serie de errores políticos, entre ellos molestar a la poderosa comunidad evangélica de Brasil con un llamado a legalizar el aborto. Menos de un tercio de los brasileños apoyan el acceso completamente gratuito a estas prácticas.
Esta semana dijo en una entrevista con la revista Time que el Presidente Volodymyr Zelensky era “tan responsable como (el ruso Vladimir) Putin” de la guerra que está devastando Ucrania, “porque en la guerra no hay una sola persona culpable”. El comentario destacó el historial de apoyo de Lula a regímenes represivos en Cuba, Nicaragua y Venezuela, según el Financial Times.
Gabriel Brasil, analista de la consultora Control Risks, dijo a ese medio que las fallas de comunicación jugaron un papel en la caída de las encuestas de Lula. “Todavía hay muchas personas que no están dispuestas a apoyar ni a Bolsonaro ni a Lula si no están debidamente convencidos. Los mensajes correctos dirigidos a los grupos correctos serán clave para ambos”, señaló.
Pero Botelho difiere del análisis de Gabriel Brasil, en el sentido de las supuestas fallas de comunicación de Lula. “No diría que hay errores, o al menos errores importantes en la campaña de Lula, porque este candidato ha mantenido el liderazgo en las encuestas durante meses, sin muchos cambios. Se mantiene en el primer lugar y con una importante ventaja sobre el segundo candidato. Su rechazo también es mucho menor que el de Bolsonaro”, comenta a La Tercera.
Con todo, pareciera que la euforia inicial ha sido reemplazada por la ansiedad en el círculo de Lula. Así, al menos, lo dejó en evidencia Thomas Traumann, quien fue el vocero para la sucesora de Lula, Dilma Rousseff. “Bolsonaro se ha estado recuperando lentamente desde enero y la gente se pregunta: ‘¿Cómo será un gobierno de Lula?’. Incluso Lula no puede darte una respuesta directa porque su plataforma es un trabajo en progreso”, señaló el periodista y consultor al Financial Times.
“Lula le está pidiendo a la gente que simplemente confíe en él, porque no es Bolsonaro y tiene un historial. Podría ayudarlo a ganar las elecciones porque el otro (candidato) es Bolsonaro, pero no es suficiente para unir a la gente bajo una nueva administración”, reconoció Traumann.
A cinco meses de las elecciones presidenciales, “Bolsonaro ya está en plena campaña”, señala Costa. “Se reúne con los votantes todo el tiempo”, agrega. El mandatario ha multiplicado desde hace meses las giras por el Brasil profundo, reparte generosamente los fondos públicos, inaugura impresionantes infraestructuras y trabaja la tierra “petista” del nordeste.
Y se da baños de masas, participando en desfiles varoniles de motociclistas. Incluso ha sido filmado a caballo, como el Presidente ruso, Vladimir Putin, grafica France Presse.
Además, su clan usa hábilmente su fuerza en las redes sociales. Congresso em Foco señaló que, a fines de abril, las cuentas de los aliados cercanos a Bolsonaro en Twitter sumaron decenas de miles de nuevos seguidores. La del senador Flávio Bolsonaro, el hijo mayor del presidente, sumó más de 75.000 en pocos días, el 62% de los cuales son robots. Así, los mensajes más controvertidos son los más vistos. La desinformación se extiende como la pólvora.
“El escenario de hoy indica claramente que hay dos competidores fuertes, Lula y Bolsonaro, y cualquiera de ellos puede ganar”, admite Costa. “Serán unas elecciones duras, altamente disputadas y posiblemente violentas debido al alto grado de radicalización que existe entre los militantes y también por la insistencia de Bolsonaro y su grupo político, últimamente con el apoyo ostensible de la cúpula de las Fuerzas Armadas, en tratar de deslegitimar el proceso electoral y la impugnación de la regularidad de las urnas electrónicas, que Brasil ha adoptado con éxito durante décadas”, advierte.
Pero hay que tener en cuenta que nunca un presidente en busca de un segundo mandato en Brasil tuvo una tasa de rechazo tan alta como el aproximadamente 50% que se atribuye a Bolsonaro. “No está descartado que Bolsonaro tome la delantera, dependiendo de lo que suceda en la campaña. (...) Hoy solo le doy un 35% de posibilidades de reelección”, explica Monteiro. Y Renno agrega: “Lula sigue siendo el favorito, pero no se debe descartar a Bolsonaro”.